La primera ministra británica, Theresa May, quiere hacerse con el respaldo de sus diputados tras los malos resultados cosechados en la elección del jueves pasado. La líder conservadora fue a buscar adhesión a un encuentro organizado con su grupo parlamentario en el que aseguró que se mantendrá al frente del Ejecutivo “mientras la quieran”. May tiene por delante las negociaciones sobre el Brexit, que debían empezar el próximo lunes, pero que podrían retrasarse a la espera de cerrar el pacto de gobierno. Según informó la cadena pública BBC, May retrasará la presentación en el Parlamento de su programa legislativo, cuyo lanzamiento estaba previsto para el lunes 19. La decisión se debe a que el gobierno negocia con el Partido Democrático Unionista (DUP) de Irlanda del Norte su apoyo parlamentario, después de que los conservadores perdiesen la mayoría absoluta. La líder del DUP, Arlene Foster, informó ayer que mantiene “contactos positivos” con los conservadores para formar gobierno en el Reino Unido. La formación nacionalista Sinn Féin advirtió que cualquier acuerdo entre el probritánico DUP y May será negativo para los intereses de Irlanda del Norte.
Con la intención de definir su futuro como líder del partido, la política tory celebró en el Palacio de Westminster, sede del Parlamento, una reunión crucial con el influyente Comité 1922 –diputados conservadores sin cargos ministeriales– donde evaluaron el inesperado desenlace de los comicios del jueves pasado. Esas elecciones anticipadas fueron convocadas en abril por May para reforzar su mandato en los Comunes y así poder afrontar las próximas negociaciones del Brexit desde una posición más fuerte que le permitiese conferir certeza y estabilidad al país. El plan de la premier quedó trunco luego de que su partido obtuviese 318 escaños, 8 menos de los 326 necesarios para conseguir la mayoría y 12 menos de los que tenía antes de la disolución del Parlamento en mayo pasado. A fin de evaluar el escenario actual, May se reunió con compañeros de filas después de haber celebrado en su residencia y despacho oficial de Downing Street un encuentro interno, del que no trascendieron detalles, con su nuevo gabinete, que terminó de configurar el domingo y donde mantuvo a los principales ministros.
“Soy la persona que nos ha metido en este lío y soy la persona que nos va a sacar de él”, afirmó la política durante la reunión con el Comité 1922, confirmaron dos diputados a la cadena de televisión BBC. May se disculpó de nuevo ante sus colegas por el desenlace imprevisto de las elecciones y dijo, según fuentes del canal, que seguirá sirviendo al frente del Ejecutivo “mientras la quieran”. La importancia del cónclave de diputados se debe a que May necesita el apoyo unánime de sus parlamentarios para poder sacar adelante un gobierno en minoría.
El presidente del influyente comité, Graham Brady, afirmó a la BBC que no detecta señal alguna que haga sugerir que los ciudadanos quieren otras elecciones generales y tampoco percibe entre sus colegas que estos deseen “ofrecer otra gran dosis de incertidumbre con unas elecciones sobre liderazgo”. Ante el escenario político surgido tras el 8 de junio, la jefa del Ejecutivo espera liderar ahora un gobierno en minoría con apoyo de los diez diputados del DUP de Irlanda del Norte, con el que parece haber un principio de acuerdo, que no implica la formación de una coalición, sino que supondría una ayuda parlamentaria para aprobar leyes puntuales. Hoy se reunirá en Londres con la líder del DUP, Arlene Foster, para abordar los términos del pacto, después de que esta última señalara ayer que su grupo mantiene contactos positivos con los tories en ese sentido.
Foster indicó que viajará a la capital británica para reunirse con su nuevo grupo parlamentario en Westminster, donde, “gracias a un gran resultado”, pasó de tener ocho a diez escaños tras las elecciones del jueves. “Hemos tenido contactos con el Partido Conservador. Estas conversaciones continúan”, declaró Foster, cuya formación también comenzó a negociar la formación de un Ejecutivo autónomo en Belfast de poder compartido entre protestantes y católicos. En ese sentido, la dirigente unionista rechazó la posibilidad de que un acuerdo con los tories dañe la marcha del proceso de paz en la región o impida el avance de las negociaciones, después de que el Sinn Fein, segunda fuerza norirlandesa, y el Gobierno de Dublín hayan advertido de que Londres debe mantener su neutralidad.
Desde el castillo de Stormont, sede de la asamblea norirlandesa, Gerry Adams, presidente del Sinn Fein, instó a las fuerzas progresistas a rechazar el establecimiento de cualquier pacto entre unionistas y tories ingleses que “socave el acuerdo del Viernes Santo”, el texto que lanzó en 1998 el proceso de paz norirlandés. Adams recordó que el primer ministro irlandés, el conservador Enda Kenny, mostró preocupación por la posibilidad de que el DUP y May llegasen a un acuerdo de gobierno, pues Londres y Dublín deben actuar como moderadores neutrales en las negociaciones entre las formaciones norirlandesas y como garantes del proceso democrático.