Con fuertes críticas al presidente Jair Bolsonaro y en repudio a la violencia política, el PT realizó un acto en la ciudad de Foz de Iguazú en memoria de Marcelo Arruda, el dirigente asesinado el pasado fin de semana por un policía bolsonarista mientras festejaba su cumpleaños. En la emotiva jornada se exigió que la investigación policial en curso considere la motivación política del crimen, descartada por la policía civil del estado de Paraná días atrás. La presidenta del PT, la senadora Gleisi Hoffmann, afirmó que la sociedad no puede "normalizar crímenes y asesinatos como este bajo el riesgo de convertir el proceso electoral en un baño de sangre para la población brasileña".
"No fue un caso aislado. Marcelo murió por creer en una idea, por tener una posición política. Quien lo mató ni siquiera lo conocía, no había otra razón. No solo quería matar a Marcelo, quería exterminar a un partido político", dijo Hoffmann, quien también recordó en paralelo los asesinatos de la activista Marielle Franco y los del periodista Dom Phillips y el indigenista Bruno Pereira.
"El odio no puede ser instrumento de la política, de lo contrario se convierte en guerra. Pero el odio ha sido fomentado sistemáticamente en nuestra sociedad, y tiene un nombre y una dirección", sostuvo la presidenta del PT, quien también exigió que las autoridades tomen medidas: "La rendición de cuentas no es solo de quien apretó el gatillo, sino de quien instó y anima a apretar el gatillo todo el tiempo".
La viuda de Arruda, Pamela Silva, dijo que su compañero "luchó y defendió a la gente que estaba en la fiesta", que había sido decorada con elementos temáticos sobre la candidatura presidencial del exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva. Uno de los hijos de Arruda, Leonardo, afirmó que su objetivo es continuar con las luchas que defendió su padre, como "la libertad de expresión y la igualdad entre las personas, sin distinción de género, religión u opción política".
La policía de Brasil concluyó días atrás que no hubo motivación política en el asesinato del tesorero de una filial local del PT el pasado nueve de julio. Sin embargo, la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados entregó a los relatores de la ONU una denuncia contra el gobierno de Bolsonaro ante la violencia política en el país y el asesinato de Marcelo Arruda.
Funcionarios de la ONU señalaron al portal de noticias UOL que el regreso del debate sobre la violencia política en Brasil no tiene precedentes en democracia y se remonta al escenario de discusión que existía sobre el país en las comisiones de las Naciones Unidas durante la dictadura militar (1964-1985). La denuncia fue entregada a Clement Nyaletsossi Voule, relator especial de la ONU sobre el derecho a la libertad que ya expresó su preocupación por posibles actos de violencia durante la campaña para las presidenciales de octubre.
"La mayor preocupación es que se produzcan actos de violencia durante el proceso electoral y que algunos actores políticos desconozcan la legitimidad de los resultados de los comicios", afirmó Voule en una rueda de prensa. También expresó su temor al saber que Brasil había adoptado recientemente una legislación para facilitar el acceso a las armas.