Como cada 18 de julio, este lunes se conmemora el Día Internacional de Nelson Mandela en reconocimiento a la historia de vida y de lucha del primer presidente de la República de Sudáfrica y principal activista en contra del apartheid en el continente africano y el racismo.

La Asamblea General de las Naciones Unidas determinó en noviembre de 2009 celebrar al premio Nobel de la Paz en el día de su natalicio -18 de julio 1918-, en homenaje a sus valores y su dedicación al servicio de la humanidad a través de su labor en los ámbitos de la solución de conflictos, las relaciones interraciales, la promoción y protección de los derechos humanos, la reconciliación, la igualdad entre los géneros, los derechos de los niños y otros grupos vulnerables, así como la lucha contra la pobreza y la promoción de la justicia social.

En esa línea, en diciembre de 2015, la ONU decidió ampliar el alcance de esta fecha conmemorativa con el fin de que también se utilice para promover condiciones de encarcelamiento dignas, sensibilizar acerca del hecho de que los reclusos son parte integrante de la sociedad y valorar la labor del personal penitenciario como importante servicio social.

El Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, destacó sobre el político y filántropo africano que "el mundo rinde homenaje a un gigante de nuestro tiempo; un líder con una valentía sin parangón y que alcanzó imponentes logros; y un hombre de sobria dignidad y profunda humanidad".

Y agregó: "Nelson Mandela trabajó para superar las divisiones de las comunidades y fue un mentor de generaciones. Sigue siendo un ejemplo de moralidad y una referencia para todos nosotros. Madiba recorrió el camino hacia la libertad y la dignidad con férrea determinación, y con compasión y amor. Demostró que todos y cada uno de nosotros tenemos la capacidad -y la responsabilidad- de construir un futuro mejor para todos".

Asimismo, el funcionario se pronunció sobre el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, y enumeró las problemáticas que afectan al mundo en torno al racismo, la discriminación, la pobreza, las desigualdades y el desastre climático. "Busquemos la esperanza en el ejemplo de Nelson Mandela y en la inspiración de su visión", abogó Guterres. "Hoy y todos los días, honremos el legado de Nelson Mandela por medio de la acción. Pronunciándonos claramente contra el odio y defendiendo los derechos humanos. Aceptando nuestra humanidad común, rica en diversidad, con la misma dignidad, unida en solidaridad. Y, juntos, hagamos de nuestro mundo un lugar más justo, compasivo, próspero y sostenible para todos", cerró.

Mandela, un activista intachable

La justicia y la búsqueda del cambio político de los derechos y libertades civiles siempre fue materia de interés para Nelson Mandela, quien se profesionalizó como abogado en una reconocida universidad africana. 

El activista luchaba contra la supremacía blanca, la corrupción y la violación de los derechos básicos de la humanidad en su tierra, por lo que en 1944 se afilió al Congreso Nacional Africano (CNA), entidad que abogaba por la igualdad y se presentaba como el principal rival del apartheid, el sistema de segregación racial que imperó en Sudáfrica por décadas. Ese mismo año fundó la Liga Juvenil del Congreso Nacional Africano (ANCYL), de la cual se convirtió en Secretario Nacional dos años después, y lanzó junto a otros afiliados la campaña "Defiance" (Rebeldía), que promovía la desobediencia civil contra las leyes injustas.

Sin embargo, las consecuencias por sus actos de rebelión contra el sistema racista se materializarían al poco tiempo. En una acusación por conspiración y sabotaje al Estado, Mandela fue detenido junto a otros 156 activistas, y tras meses del célebre juicio conocido con el nombre de "Proceso de Rivonia", el 12 de junio de 1964, fue condenado a cadena perpetua y se dio inicio a un periplo por las cárceles que duraría unos 27 años.

Tras años de sufrimiento por las malas condiciones carcelarias y las vejaciones ejercidas por los propios prisioneros y guardiacárceles, el 11 de febrero 1990,  fue liberado. Desde allí, su agenda política fue imparable.

Mandela logró llegar a la presidencia de Sudáfrica a través del sufragio universal en 1994, siendo el primero en conseguir este rol de forma democrática en la historia de su país. Esto ocurre un año después de haber alzado la estatuilla del Premio Nobel de la Paz. Fiel a sus ideales y convicciones, en su primer y único mandato hasta 1999, peleó por enaltecer a su nación con políticas igualitarias que contrarresten los años de corrupción y de violencia racial y clasista. El 5 de diciembre de 2013, el famoso activista, abogado y pacifista falleció en Johannesburgo a los 95 años.