El exministro británico de Finanzas Rishi Sunak amplió el lunes su ventaja en la carrera por suceder al primer ministro, Boris Johnson, y la ministra de Relaciones Exteriores, Liz Truss, redujo la distancia en su intento de llegar entre los dos finalistas. Luego de la dramática renuncia de Johnson el siete de julio como líder del Partido Conservador, que lo hará abandonar la jefatura del gobierno en cuanto la formación le encuentre un sucesor, la semana pasada empezó la larga carrera interna para reemplazarlo. Mientras tanto, los parlamentarios debatieron el voto de confianza al gobierno en medio de la presión de la oposición para que Johnson renuncie de inmediato. El primer ministro defendió su historial de tres años en el gobierno y finalmente ganó la votación, tal como se esperaba.
La carrera por el cargo de primer ministro
En la tercera ronda de votación de los diputados conservadores, Sunak obtuvo 115 votos, por delante de la secretaria de Comercio Internacional, Penny Mordaunt, con 82 y Truss con 71 (siete más que en la segunda ronda). La exministra de Igualdad Kemi Badenoch quedó en cuarto lugar con 58 votos y el presidente de la comisión parlamentaria de Asuntos Exteriores, Tom Tugendhat, fue eliminado con 31 votos.
Luego de dos debates televisivos organizados durante el fin de semana entre estos cinco candidatos, Sunak y Truss habían decidido no participar en el tercero, previsto para el martes por la noche por el canal Sky News, que se vio obligado a cancelarlo. La perspectiva de un tercer debate hacía temer a los conservadores británicos que se expusieran demasiados desacuerdos entre ellos, según consideró el canal.
Tras aparecer poco convincente en el primer debate del viernes, Truss atacó frontalmente en el del domingo a Sunak, excompañero en el seno del gobierno al que acusó de haber arrastrado al país a una "recesión" al subir impuestos y cargas sociales.
Sunak y Truss se lanzan puñales desde el inicio de la campaña. Esta última busca ganar terreno ya que en las tres primeras votaciones quedó relegada al tercer lugar, por detrás de Mordaunt y de Sunak, que el lunes afianzó su boleto para la final.
Truss es la favorita del bando de Johnson, que está convencido de que Sunak esperó el momento propicio durante meses antes de anunciar su renuncia el cuatro de julio. Según el diario The Times, Johnson estaría instando a los candidatos eliminados a dar su apoyo a "cualquiera menos a Rishi", al que acusa de traición por haber precipitado con su renuncia la de otros 60 miembros del gobierno y en última instancia la caída del líder conservador.
En un primer momento, los 358 diputados conservadores votan en sucesivas rondas eliminatorias hasta designar el 21 de julio a los dos candidatos finalistas. En un segundo tiempo, los cerca de 200 mil afiliados al Partido Conservador elegirán entre estos dos mediante votación por correo durante el verano, para designar al ganador el cinco de septiembre.
Johnson pide un voto de confianza a su propio gobierno
Poniendo fin a su legendaria capacidad para sobrevivir a las crisis políticas, Johnson se vio obligado a renunciar al perder el apoyo del partido debido a los múltiples escándalos que lo rodean y que dañan las perspectivas electorales de los conservadores en las legislativas previstas en 2024. Paradójicamente, los diputados votaron en el Parlamento su apoyo al gobierno de Johnson que el lunes presentó una moción de confianza en sí mismo.
Los conservadores, rebeldes incluidos, no podían rechazarla bajo el riesgo de verse sumidos en unas elecciones anticipadas potencialmente desastrosas en este momento para el partido. El gobierno ganó la votación por 349 votos contra 238.
"Creo que este es uno de los gobiernos más dinámicos de los tiempos modernos", afirmó el primer ministro durante el debate, defendiendo su actuación durante la pandemia. El Ejecutivo activó esta moción de confianza por razones técnicas, en respuesta a un intento de moción de censura por la oposición laborista, para quien es "intolerable" que Johnson siga en la jefatura del gobierno hasta septiembre.
El líder de los laboristas, Keir Starmer, disparó durante el debate parlamentario: "No es verano para que Downing Street esté habitado por un okupa vengativo". Luego de proclamar que "el delirio nunca acaba", Starmer aseguró: "Este primer ministro no ha sido expulsado por cuestiones políticas, sino deshonrado. Sus propios colegas lo han considerado incapaz para el cargo. No puede haber nadie peor colocado para reparar la economía que él mismo destrozó, no hay nadie peor colocado para reparar la confianza que quien la rompió".