La inestabilidad financiera continuó impactando al comienzo de la semana. Si bien el dólar blue bajó este lunes a 291 pesos, subieron nuevamente los dólares financieros como el contado con liquidación, que cerró en 303,92 pesos, con un aumento de 0,8 por ciento.
La jornada registró una fuerte venta de divisas del Banco Central en el mercado de cambios. Se intervino con 130 millones de dólares, en gran parte explicado por la demanda de energía de 200 millones. La dificultad para acumular reservas es uno de los principales problemas de la restricción externa que impacta en la economía local.
En este contexto, la carrera del mercado por forzar una devaluación del tipo de cambio oficial no parece contenerse y no sólo se observa en los dólares financieros sino en la caída de precio de los activos bursátiles.
Los bonos soberanos volvieron a bajar hasta 1,3 por ciento y el riesgo país aumentó 2 por ciento para finalizar en 2810 puntos. Se trata de niveles record desde la última reestructuración de deuda que ubican el rendimiento de los bonos en cifras de entre 30 y 40 por ciento, es decir retornos que están entre los más altos del mundo.
La inflación para julio comienza a ser una de las principales tensiones impulsadas por la incertidumbre de las últimas semanas, cuando primero inició la corrida contra los bonos en pesos y luego se aceleraron los ajustes en los dólares financieros, el aumento de la brecha y las conductas especulativas. Hubo comerciantes que remarcaron o retiraron productos de la venta.
Por el lado de las acciones hubo cierto rebote tanto en el Merval como entre las empresas argentinas que cotizan en la bolsa de Nueva York. Por ejemplo, firmas como Edenor en su modalidad de ADR subieron cerca del 5 por ciento, mientras el Banco Macro lo hizo al 4,6 por ciento. Sin embargo, en el acumulado del mes algunas firmas como Cresud pierden hasta el 10 por ciento y en lo que va del año bancos como Supervielle retroceden 34 por ciento.
A nivel internacional el panorama financiero tampoco es alentador. Los países desarrollados atraviesan una crisis que puede llevar a muchas economías del primer mundo a entrar en recesión a finales de este año. La zona euro es una de las regiones más afectadas.
El Banco Central europeo se reunirá este jueves para anunciar una suba de tasa de interés que rondaría los 25 puntos básicos. Será el primer ajuste en 11 años, en una situación en que se produce la aceleración de la inflación a ritmos superiores al 8 por ciento, una devaluación que llevó al euro a niveles de paridad con el dólar (cuando hace un año se necesitaban 1,2 dólares para comprar un euro) y una crisis política que se resiste a ceder en Italia.
El plan monetario de Europa había sido anunciado en junio y busca hacer la primera suba de tasas en más de una década. Así el Banco Central europeo acompañará a Estados Unidos en un cierre de ciclo de dinero barato, apuntando a dar respuesta a la aceleración de los precios.
Se trata de un cambio de época si se tiene en cuenta que desde hace ocho años, el Banco Central europeo aplica una tasa de depósito negativo (-0,50 por ciento) al exceso de liquidez que le confían los bancos, con el objetivo de animarles a conceder más préstamos para apoyar la actividad y llevar la tasa de inflación al 2 por ciento, de acuerdo con su mandato.
Ese objetivo de aumento de precios no había podía alcanzarse en los últimos años pero ahora la inflación se disparó luego de la recuperación tras el estallido del coronavirus, las tensiones en las cadenas de suministro y la crisis energética vinculada a la guerra de Rusia y Ucrania.