A Higui le llegó la balanza de la Justicia: sigue procesada pero fue liberada. Antes, debió pasar por la Unidad Penal 51, en Magdalena. La 51, además de tener habilitada la contención psicológica, cuenta con respaldo evangelista. De qué tendría que quejarse De Jesús, un cambio para mejor, analizó la jueza de San Martín Elena Persichini Marco antes de ordenar el traslado de su detenida desde el Destacamento Femenino de Villa Maipú, en el Conurbano, hasta Magdalena, a 270 kilómetros, el 2 de junio pasado. De Jesús es Higui, la mujer lesbiana acusada por matar a un hombre que en patota intentó violarla “para corregirla” en octubre del año pasado. La justicia la detuvo para investigarla, del mismo modo que lo hizo con Daniel Oyarzún, que aplastó con su auto a un joven que lo había asaltado en su comercio, en Zárate. En defensa del hombre salió Macri. La justicia ordenó la excarcelación extraordinaria de Oyarzún a los cuatro días, sin necesidad de apelación alguna. A Higui, la vara de la justicia le llegó a los 269 días, después de que la jueza rechazara su libertad, después de que la abogada Raquel Hermida apelara ante la Cámara, y después de que su nombre fuera una de las banderas de la marcha de Ni Una Menos. Ayer, la Sala I de la Cámara de Apelaciones de San Martín dictó su excarcelación extraordinaria. Por la noche, organizaciones de lesbianas y feministas festejaban tamborileando frente al Congreso y reclamaban su absolución.
La decisión correspondió a los jueces Patricia Toscano y Carlos Hermelo. Los camaristas revocaron la decisión del juez de Garantías Raúl Luchelli Ramos –subrogaba el juzgado 6 de San Martín–, quien había rechazado el pedido de excarcelación presentado por la defensa de Higui. Ahora, la fiscalía debía aceptar el fallo o apelar. En el caso de Oyarzún, a la fiscalía le resultó razonable.
A Higui le llegó la orden de libertad 269 días después de matar en defensa propia, cuando una patota intentó violarla.
La abogada Raquel Hermida aseguró a PáginaI12 que el dictamen de la justicia de San Martín “marca una diferencia jurisprudencial, aporta una perspectiva de género, específicamente para la comunidad lésbica, en materia de excarcelaciones y permite empezar a hablar de qué es una ‘violación correctiva’, que no solo tiene por finalidad el abuso sino modificar la identidad de una persona”.
Hermida agradeció el respaldo de las mujeres y organizaciones feministas que impulsaron la campaña “Libertad para Higui”.
La liberación de Higui llegó tras meses de reclamos por parte del movimiento feminista, que llevó la consigna “Libertad para Higui” como una de las banderas de la última movilización de Ni Una Menos. “Ahora, las mujeres también podemos esperar los juicios en libertad. Nadie reclama por nosotras, salvo los movimientos feministas”, celebró la abogada.
La decisión de la Sala I llegó luego de la audiencia realizada el jueves pasado en la que la defensa de Higui solicitó su excarcelación o, en su defecto, la detención domiciliaria. El tribunal decidió otorgar el beneficio de la excarcelación extraordinaria por lo que, tras ocho meses de detención, Higui esperará en libertad el juicio oral por el homicidio en defensa personal por el que está acusada.
Higui es del barrio Lomas de Mariló, donde desde chica sufre ataques y es discriminada por ser lesbiana. Pero el 16 de octubre, un grupo de diez hombres la atacó a golpes y patadas e intentó violarla para “sacarle lo lesbiana”. Ella se defendió y mató de una puñalada en el pecho a uno de los diez abusadores.
La mujer fue detenida y alojada en el Destacamento Femenino de Villa Maipú por orden de la jueza Elena Persichini. La jueza rechazó el pedido de libertad presentado por Hermida. Con varas diametralmente opuestas, el comerciante Daniel Oyarzún fue liberado (siguió procesado) en septiembre del año pasado, cuatro días después de aplastar con el auto a un asaltante que había robado su comercio un instante antes. A Oyarzún lo defendió el presidente Macri con un punto de vista moral: “es un buen vecino, lo conocen todos”. A Higui no la defendió Macri sino las organizaciones feministas, que vienen reclamando públicamente por su libertad desde noviembre, cuando se organizó el tetazo en el Obelisco.
Castigada por la “buena moral”, Higui, mujer, pobre, morocha y lesbiana, tuvo que esperar casi 9 meses. No para que le crean su versión –no defendió una billetera sino su cuerpo, su identidad, y su vida– sino para que la crean “buena vecina y conocida por todos”.
Anoche, organizaciones de lesbianas y feministas se habían concentrado frente al Congreso para festejar y reclamar su absolución.