Pese a la baja de retenciones a los granos y la fuerte suba del dólar que aplicó el gobierno de Mauricio Macri apenas asumió, el sector agroexportador ha comenzado nuevamente a retener la cosecha para forzar una nueva devaluación del peso. Un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) reveló que entre abril y mayo, dos meses de habitual liquidación de soja, ingresaron apenas 4344 millones de dólares, la cifra más baja de los últimos siete años, incluso por debajo del mismo período de 2015 cuando los productores también retuvieron sus cosechas a la espera de un triunfo de Macri que derivara en una reducción de las retenciones, tal como había prometido el entonces candidato opositor.
En diciembre de 2015 el entonces flamante gobierno de Cambiemos convalidó una suba en el precio del dólar del 60 por ciento y, contra lo que dicen los libros de economía, en lugar de subir o al menos mantener las retenciones para que el Estado se apropie, y luego redistribuya, al menos una parte de esas “ganancias caídas del cielo” que obtuvieron los exportadores, lo que hizo fue exactamente lo contrario: reducir 5 por ciento las retenciones de la soja y eliminar las del trigo, el maíz y la carne. De este modo, el sector agropexportador se benefició con la obtención de una renta extraordinaria.
El año pasado, pagó 67.180 millones de pesos en retenciones. Si no se hubieran anunciado cambios, el complejo hubiera tenido que afrontar el pago de 115.195 millones de pesos. De modo que esa medida implicó una transferencia de recursos desde el conjunto de la ciudadanía hacia los empresarios del agro de 48.015 millones de pesos en el año, según calculó CEPA en un informe anterior. Mientras las ganancias del campo se incrementaron, amplios sectores de la población cayeron en la pobreza por la suba de los precios de los alimentos motivada por la combinación entre suba del dólar y eliminación de retenciones, tal como revelaron las estadísticas del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica.
Desde enero del año pasado, el dólar ha venido subiendo por debajo de los precios, situación que en los últimos meses se combinó con una caída de la cotización internacional de la soja. Por lo tanto, los exportadores han vuelto a la carga para forzar una nueva devaluación del peso. Las cifras de la evolución histórica de la liquidación de divisas en los meses de abril y mayo son elocuentes: 2013 los exportadores liquidaron 6323 millones de dólares, en 2014 la cifra bajó a 6151, en 2015 a 4792 y en 2016, luego de la devaluación, trepó a 5154 millones. Ahora, esa cifra volvió a retroceder hasta alcanzar un piso de 4344 millones de dólares, un 15,8 por ciento menos que el año pasado y un 9,4 por ciento que en 2015, cuando también especularon, más allá de los saltos semanales que se puedan registrar, con la devaluación que podía llegar a venir. “En los períodos previos a cada devaluación se manifiesta, como contracara, una fuerte retención de cosecha protagonizada por grandes exportadores”, advierte el informe del CEPA elaborado por Hernán Letcher y Julia Strada.
El propio titular de la AFIP, Alberto Abad, denunció la situación cuando presentó la recaudación de mayo. “Los productores están reteniendo la cosecha de soja a la espera de mejores precios, y una mejor cotización del dólar en el mercado local, además de las dificultades climáticas que afectaron el normal desarrollo de la campaña”, aseguró.
Las estimaciones indican que el precio de la soja aumentará a 255,4 dólares hacia noviembre, un incremento de 6,3 por ciento. “A pesar de esta creencia en la recuperación del precio de la soja, el efecto del dólar atrasado (favorable a la bicicleta financiera) resulta en que la verdadera intención del agro es que se produzca una devaluación hacia fin de año que compense las pérdidas de ingresos”, destaca el informe. A su vez, se afirma que no sólo el dólar atrasado es un freno a sus ganancias sino que los sojeros vieron postergada su promesa de reducción de la retención en 5 puntos porcentuales adicionales, ya que se mantendrá en el 30 por ciento hasta 2018.
El piso de la devaluación que esperan para después de las elecciones lo adelantó la propia Bolsa de Cereales al afirmar que prevén un dólar de 17,5 pesos para septiembre, un 11,7 por ciento más alto.