El Fondo Monetario Internacional está preparando el terreno para la realización de su revisión anual de la economía argentina. La evaluación está prevista para el último trimestre de 2017 pero la semana pasada arribó al país una misión que comenzó a recabar información y reunirse con funcionarios de distintas áreas que servirán de insumo para las consultas del Artículo IV. La comitiva encabezada por el economista italiano Roberto Cardarelli visitó ayer al ministro de Energía, Juan José Aranguren. Los emisarios del FMI serán recibidos hoy por el titular del Palacio de Hacienda, Nicolás Dujovne, y el responsable de Finanzas, Luis Caputo. Antes de regresar a Washington visitarán el Banco Central y se encontrarán con representantes del sector privado.
Acelerar el recorte en el gasto público, reducir el empleo estatal, reformar el sistema jubilatorio y avanzar en materia de flexibilización laboral, formaron parte del listado de sugerencias de la primera revisión de la economía argentina desde 2006. Las supervisiones técnicas del FMI son obligatorias para sus miembros e históricamente funcionaron como mecanismos de legitimación para implementar políticas fiscales, monetarias, laborales y cambiarias ortodoxas. Desde que se canceló de manera anticipada la deuda con el organismo, los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner rechazaron que el Fondo realice sus misiones. Con la llegada de Mauricio Macri a la Casa Rosada el vínculo bilateral fue relanzado. Las visitas de miembros del organismo no solo eran una obligación sino exigido por el establishment para el proceso de reinserción plena del país en los mercados financieros internacionales.
“El país está en el camino adecuado y la estrategia general es la correcta. La relación del FMI con la Argentina está normalizada; entendemos la herencia y fue exitosa la manera de evitar el desastre”, indicó el número dos del Fondo, David Lipton, durante una visita a Buenos Aires en abril pasado. Sin embargo, las proyecciones del organismo no acompañan el optimismo discursivo de sus autoridades. En enero, rebajó hasta 2,2 por ciento sus estimaciones de crecimiento para 2017. Fue la segunda vez que modificaba hacia abajo sus proyecciones. En octubre del año pasado anunciaba una recuperación de 2,7 por ciento y en julio preveía un 2,8 por ciento, guarismos alejados del 3,5 presupuestado por el Gobierno.
El FMI celebra los ajustes de las cuentas fiscales y la desregulación de los movimientos de capitales pero propone avanzar en la reducción de impuestos para el sector privado. “La aceleración más robusta, sostenible y equitativa de la actividad económica exigiría un avance decisivo en la eliminación de cuellos de botella estructurales que entorpecen la productividad y la acumulación de capital, con reformas que disminuyan la carga tributaria de las empresas, respalden el desarrollo de los mercados de capitales domésticos, ayuden a disminuir las brechas de infraestructura y fomenten la competencia interna”, indicó en su informe más reciente sobre América latina.
“Es una misión de rutina intermedia antes de la misión más amplia de consulta del Artículo IV que se llevará a cabo a finales de este año, y que realizara una evaluación más completa de la economía Argentina”, explicaron desde el organismo multilateral de crédito. “Esas misiones intermedias del personal técnico nos permiten tener una visión más instruida sobre las perspectivas económicas del país así como la evolución de la política económica”, precisaron desde Washington.
Desde la cartera que conduce Aranguren no realizaron comentarios sobre el contenido del encuentro aunque los ejes que interesan al Fondo están vinculados al marco regulatorio y las tarifas. Hoy Cardarelli y su equipo serán recibidos por Dujovne y Caputo.