El miércoles pasado, la investigadora argentina Jimena Rodríguez llegó a la Universidad de Arizona, en EEUU, para sumarse a un equipo de trabajo de expertos y expertas internacionales. Lo hizo luego de obtener una beca para participar del proyecto más revolucionario de este siglo: analizar las imágenes que genere el James Webb, el telescopio más potente y más caro de la historia, que costó nada menos que 10 mil millones de dólares.
Esta joven doctora en Astronomía se desempeña como Investigadora del Conicet en el Instituto de Astrofísica de la Universidad de La Plata. Mientras busca una casa en la cual instalarse de manera definitiva, se refugia en cada sitio refrigerado a la vista para desmarcarse de los 43 grados de un verano en plena ebullición. En paralelo, en una institución de primer nivel, en medio del desierto, ya recibe las primeras fotografías y señala con entusiasmo: “Vengo de estar remándola muchísimo y ahora tengo la posibilidad de realizar una contribución valiosa. Es el sueño de la piba”.
-¿Por qué estudió Astronomía?
-Desde chica me gustan las estrellas, los astros, mirar el cielo. Miraba mucho el cielo. Siempre me llamó la atención la posibilidad de hacer ciencia, así que me anoté en Astronomía, sin saber cuál era la salida laboral y sin conocer mucho al respecto. Me interesaba saber qué hacemos acá, en este planeta; qué es el mundo; si hay otros mundos. Cuando vi que me gustaba la carrera y que me salía más o menos bien, decidí presentarme a la beca de doctorado. Luego a la de posdoctorado y después vino la Carrera del Investigador Científico del Conicet.
-¿Y cómo es que ahora trabajará con las imágenes que envía el James Webb, el telescopio más famoso del mundo?
-Me presenté a una convocatoria que provenía de la Universidad de Arizona, y luego de un proceso arduo de entrevistas, fui escogida y recibí una beca. Buscaban astrónomos y astrónomas con especialidad en áreas particulares. En esta institución, hay muchos profesionales que están involucrados en la iniciativa del telescopio.
-Usted se especializa en sistemas estelares jóvenes galácticos y extragalácticos…
-Y precisamente para su análisis me convocaron. Hasta este momento venía trabajando con imágenes del telescopio Hubble: buscaba y examinaba estrellas jóvenes en algunas galaxias cercanas. En esta ocasión haré lo mismo, con la diferencia de que las regiones que me tocan y se visualizarán con el Webb son un poco más jóvenes. Son regiones embebidas.
-¿Qué quiere decir eso?
-Que no se pueden ver en el espectro visible, por lo que con el Hubble no se logran diferenciar. Las estrellas son tan jóvenes (tienen menos de 10 millones de años) que aún están rodeadas de toda la nube que las formó. En cambio, en el infrarrojo, el rango espectral del James Webb, sí se pueden ver. Por sus características, la tecnología tiene la capacidad de mirar a través de nubes y gases, es fascinante.
-¿Cuántas imágenes enviará el telescopio y usted tendrá que analizar?
-De 19 galaxias que recibiremos imágenes, hasta ahora me llegaron fotografías de dos. Hay entregas pautadas para agosto, septiembre y noviembre; y después para el año que viene también, así que tendremos para entretenernos lo que queda de este y en 2023. Cada vez que llega alguna es impresionante, aunque no son las mismas que luego circulan por los medios. Las que el público conoce representan, más bien, composiciones de varias fotos, y algunas están un poco retocadas para mejorar su estética, su visualización. Las que nosotros recibimos son algo distintas, más técnicas.
-¿Qué aspectos puede describir en las imágenes que recibe?
-Ver cómo son estas regiones embebidas, las características de gas y polvo, la morfología de todo aquello que lo rodea: la magnitud de las estrellas y del resto de objetos cósmicos. Con el ajuste de ciertos modelos es posible, a partir de allí, derivar edades y composiciones químicas. Son características que nos ayudan a aprender cómo son estos escenarios que si bien antes explorábamos, no lo hacíamos con la misma calidad. Los abordajes que hagamos se van a correlacionar con los datos que provengan del Hubble y con un catálogo de nubes moleculares (son las que originan las estrellas), provisto por el observatorio ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array), en Chile.
-Es interesante el modo en que su trabajo con estrellas jóvenes se complementará con un objetivo central y diferente: el James Webb, según anunciaron, también podrá servir para conocer lo que sucedió en los tiempos cercanos al Big Bang y el universo temprano…
-Sí, uno de los propósitos centrales del telescopio se relaciona con describir los primeros estadios del universo y las primeras generaciones de estrellas, en general, mucho más lejanas y de las que se puede captar una luz débil. De manera complementaria, un proyecto como el nuestro apunta a la exploración del universo local. Si bien siempre que se observa el universo, se observa el pasado, nosotros no nos remontaremos tanto en el tiempo. Hay muchísimas iniciativas relacionadas con el James Webb porque el proyecto es realmente gigante, gracias a las posibilidades técnicas que brinda.
-Debe tener entusiasmo.
-Es el sueño de la piba. Es la chance de participar de un proceso de aprendizaje constante. Es incomparable la posibilidad de contar con imágenes de primera mano. Usualmente no trabajamos con imágenes propias, sino que tenemos que esperar que las instituciones que se encargan de tomarlas y las gestionan, las hagan públicas para poder acceder y analizarlas. En el presente estoy en un grupo que cuenta con sus propias observaciones, que provienen del telescopio más nuevo y potente que existe en el mundo hasta el momento. Vengo de estar remándola muchísimo y ahora tengo la posibilidad de realizar una contribución valiosa.
-Es decir que esto que sucede con el James Webb realmente podría ser revolucionario para la ciencia en general y la astronomía en particular.
-Realmente será revolucionario de la misma manera en que lo fue el Hubble. Básicamente todo lo que vamos a observar, nunca se vio con esta resolución antes. Será todo nuevo. Del universo sabemos muy poco, y lo genial de saber tan poco es que todo está por descubrirse. De aquí en más todo lo que se comunique será relevante. El mundo tiene que prepararse.