Janes: mujeres anónimas 7 puntos
The Janes, Estados Unidos, 2022
Dirección y guión: Tia Lessin y Emma Pildes.
Duración: 101 minutos.
Intérpretes: Judith Arcana, Marie Leaner, Martha Scott, Eleanor Oliver, Laura Kaplan, Patricia Novick-Raby, Heather Booth, Diane Stevens.
Estreno: en HBO Max.
El 25 de junio pasado, la Corte Suprema de los Estados Unidos anuló el histórico fallo de la causa conocida como Roe vs. Wade, cuya aplicación el 22 de enero de 1973 representó la virtual legalización del aborto en todo el territorio estadounidense. Una legalización entre comillas, porque, a diferencia de lo que ocurrió en la Argentina, desde el parlamento de ese país nunca se aprobó una ley federal que confirmara el derecho a interrumpir voluntariamente un embarazo. La decisión del máximo tribunal representa, entonces, un retroceso abismal en materia de derechos civiles y, en particular, en la potestad de las mujeres de decidir acerca de lo que ocurre con su propio cuerpo o en relación a procesos biológicos que tienen lugar dentro de él.
Un problema que no solo afecta a la ciudadanía estadounidense, sino que, en virtud del lugar de poder que ocupa la cultura de ese país, se impone como punta de lanza del pensamiento occidental, que durante el siglo XXI viene mostrando un giro conservador cada vez más pronunciado. Por eso el documental Janes: mujeres anónimas, producido y estrenado por la cadena HBO, resulta oportuno. No solo porque muestra la lucha de un grupo de mujeres que a finales de la década de 1960 y comienzos de la siguiente decidieron arriesgarse para garantizar que otras pudieran acceder a ese derecho que el estado les negaba, sino que ilustra la enorme regresión que representa la sentencia de la Corte, un salto hacia atrás de 50 años en materia jurídica y de derechos femeninos.
El título de la película hace referencia al nombre de una organización ilegal integrada por mujeres con base en la ciudad de Chicago, que durante 1968 comenzó a ofrecer apoyo a otras mujeres que cursaban embarazos no deseados. Sus fundadoras eligieron ese nombre, Jane, porque al mismo tiempo que expresaba la identidad femenina detrás de la iniciativa, también resultaba elocuente para garantizar su anonimato (recuérdese que “Jane Doe” es en inglés el equivalente femenino a la expresión “Juan Pérez” del español). Esa necesidad de pasar desapercibidas tenía que ver justamente con la ilegalidad del servicio social que prestaban, incluyendo la práctica de abortos que ellas mismas llegaron a realizar. Las propias involucradas recuerdan, en primera persona, que por entonces todo lo que tuviera que ver con los abortos clandestinos estaba en manos de organizaciones mafiosas y cada año producía un tendal de muertes evitables.
Dirigido en tándem por la experimentada documentalista Tia Lessin y la debutante Emma Pildes, Jane: mujeres anónimas consigue volverse atrapante a pesar de su formato más bien “cuadrado”. Eso no solo se debe a la riqueza de los testimonios vertidos por quienes fueron parte de aquella iniciativa, a través de un riguroso dispositivo de cabezas parlantes, o a la eficiencia con que se reconstruye el contexto histórico. La película también hace un uso apropiado del material de archivo, generando en el espectador la ilusión de estar sumergido por completo en la época. Además, las directoras logran imprimirle al relato un ritmo intenso pero sin desbordes, montándolo sobre una estructura narrativa que no está exenta de puntos de giro, crescendos, momentos de suspenso y hasta su correspondiente clímax, haciendo que los elementos más convencionales se diluyan en el genuino interés que la trama consigue despertar.
Por si hiciera falta, la película confirma que tanto las luchas como los argumentos que defienden los movimientos por los derechos de la mujer en la actualidad no tienen nada de novedosos. Aunque en algún punto resulte difícil de creer, se trata de las mismas luchas que todavía siguen vigentes y muchas de ellas sin solución, pero medio siglo después. Un camino arduo en el que las protagonistas avanzan dando dos pasos para adelante y uno para atrás, pero con la certeza de lo que ya no puede detenerse. Y Janes: mujeres anónimas resulta muy elocuente al expresar esa convicción.