Este jueves 21 de julio se cumplen 123 años del nacimiento del escritor y periodista Ernest Hemingway, uno de los escritores estadounidenses más reconocidos de la historia, cuya vida aventurera y repleta de excesos influyó en su producción literaria, que le valió ganar el Premio Nobel en 1954.

Tildado como una de las figuras más emblemáticas de la "Generación Perdida", Hemingway fue primero cronista enviado en 1914 a cubrir la Primera Guerra Mundial: los cuerpos mutilados y los actos de cobardía fraguaron su espíritu y establecieron la dirección de su obra literaria.

En 1921, se casó con Hadley Richardson y viajó a París. En búsqueda de su mejor literatura, repartía sus días entre la escritura de crónicas de la vida social con las que se ganaba la vida y la corrección de su libro "Fiesta", en el que describe su paso por Pamplona (España) y la imborrable impresión que le dejaron las corridas de toros.

Comienzos en la literatura

Los inicios de Hemingway en la literatura se produjeron con la aparición de "Adiós a las armas", en 1929, inspirada por los recuerdos de la guerra, donde desarrolla una suerte de alter ego a través del protagonista Frederic Henry.

Esos primeros años de la década del 30 marcaron su deslumbramiento por el territorio africano que tuvo correlato en historias como "Las verdes colinas de África", "Las nieves del Kilimanjaro" y "La corta y feliz vida de Francis Macomber".

"Por quién doblan las campanas"

Tras estallar la Guerra Civil española, en 1937 Hemingway aceptó trabajar como corresponsal para la North American Newspaper Alliance. Durante su estadía en España, fue acompañado por una vieja amiga, la periodista y también escritora Martha Gellhorn, con la que se casaría en 1940.

La experiencia de lucha contra el fascismo marcó a fuego su escritura y dio lugar a uno de sus libros más famosos: "Por quién doblan las campanas", que se centra en un grupo de guerrilleros republicanos que resisten el avance falangista.

En 1954, ganó el Premio Nobel de Literatura, "por su dominio del arte de la narrativa, más recientemente demostrada en El viejo y el mar, y por la influencia que ha ejercido en el estilo contemporáneo".

Excesos

Su afición por la pesca motivó también sus mejores páginas, como "El viejo y el mar", inspirada en sus visitas a la humilde aldea de pescadores de Cojimar (Cuba) y sus travesías en busca del pez espada.

Hemingway, a su vez, cultivaba otra pasión que con frecuencia derivaba en excesos, como las noches de alcohol en "La Bodeguita del medio" o "El floridita", en la Habana, donde aumentaba la insatisfacción que le causaba no poder escribir como en los mejores tiempos.

A pesar de haber seguido los consejos de su médico, al poco tiempo de dejar de beber finalmente recayó, lo que lo llevó a medicarse para paliar la hipertensión que sufría, además de complicaciones hepáticas y ateroesclerosis. Sumado a esta situación, sufría un mal hereditario: la hemocromatosis, enfermedad que causa un exceso de hierro en el cuerpo.

Muerte

En 1960, el novelista abandona Cuba para radicarse en Idaho, Estados Unidos, cerca de sus afectos de la infancia y de los escenarios de sus primeras aventuras, donde se encuentra actualmente el Museo Ernest Hemingway.

Si bien muchos catalogan su muerte como un misterio y hay quienes piensan que se trató de un accidente, todo indica que se trató de un suicidio.

Ese 2 de julio de 1961, se sentó en una sala de su casa y vestido con una bata que era la que más le gustaba y a la cual había apodado "la túnica del emperador", se quitó la vida de un disparo con su escopeta.

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