En el marco de las proyecciones de El Cairo Cine Público, destacan las dedicadas a producciones locales beneficiadas con el Programa Plan Fomento, que impulsa el Ministerio de Cultura. La oportunidad de hoy implica un doble programa, ya que a las 20.30 y con entrada libre y gratuita se podrán ver los más recientes trabajos de Estefanía Clotti: Acordate dame un beso al despertar (2021); y Gustavo Galuppo Alives: Antigua (2022). Las dos realizaciones, pasibles de ser catalogadas dentro del cine “experimental”, adquieren una comprensión diferente cuando Galuppo rodea la palabra y la redescubre como “experiencial”. Motivos no le faltan, y sobre ellos los realizadores se explayan en esta nota con Rosario/12.
Acordate dame un beso al despertar indaga en un retrato de familia, entre cartas y videos reencontrados, que construyen un recorrido vivencial, similar al sugerido por esas cajas de fotos que al ser abiertas ofrecen un recorrido aleatorio. Animadora como es –formada en la Escuela para Animadores del Centro Audiovisual Rosario–, Clotti interviene estas imágenes de forma pictórica y les agrega su impronta. “El trabajo surgió más o menos a partir del caos de tener mucho material. Ya había hecho un trabajo anterior, chiquito, a partir de las casas donde habíamos vivido con mi familia (Cómo hacer una casa, 2018), y ahí descubrí que tenía muchos videítos, registrados con el celu. Pero las cartas surgieron mucho después, a lo largo de los tres años en los que el trabajo se fue armando. Con las cartas me ayudó mucho (la editora) María Victoria Noya, eran muchas y en un momento no sabía hasta dónde avanzar, qué decir, qué mostrar. Por eso, también la máscara que permite la animación en los personajes; porque no muestro todo, sino que trato de ocultar cosas para que aparezcan otras”, comenta la realizadora.
Con Antigua, Galuppo agrega una segunda instancia al que considera un tríptico, iniciado con Vestigia (2021) y pronto a concluir con Ungida. Antigua es una suerte de rodeo por las sombras, a través de un personaje que peregrina entre ellas e intenta descubrirse, recordarse, tal vez desde un anochecer o atardecer, como ese estado del alma que presagia su caída. Los dos videos coinciden, desde sus poéticas, en una mirada intimista. Según el realizador, “en estos trabajos, lo autorreferencial parte más de preguntas, a partir del material que te es cercano. Antigua puede ser visto como una fantasía lisa y llana, como un trabajo perfectamente autónomo, pero forma parte de un tríptico, en el que la primera parte tiene un carácter de búsqueda más autobiográfico, en relación a los orígenes o su inexistencia, linajes maternos, paternos, el del cine también. De ahí surgió esta segunda parte, con una salida más por el lado de la ficción, incluso desde el género fantástico, como una reinvención del origen. La tercera parte es la única que no va a ser autónoma. Pero el tríptico apareció sin ser premeditado”.
-Al escucharlos, aparece una comprensión diferencial sobre cómo pensar una realización audiovisual; con un guion pautado en todo caso por la intuición.
Gustavo Galuppo: -Creo que ahí hay una diferencia fundamental en cuanto al modo de entender las imágenes en el cine. Tanto Estefanía en su trabajo como yo en el mío, partimos sin saber hacia dónde estamos yendo, pero no para llegar a un resultado. Por eso me parece más apropiado hablar siempre de lo experiencial en las imágenes, antes que lo experimental. Lo experimental estaría ligado a un experimento o un resultado, y acá lo que importa es el proceso, la experiencia.
Estefanía Clotti: -Al momento de hacer este trabajo, uno se está preguntando quién es; ahí es donde empieza a jugar esa experiencia.
Galuppo: -En el caso de Antigua, no tenía nada previsto; incluso era otra cosa, era como un diario personal, a partir de dos o tres imágenes que me interesaban como apuntes, como las chapas de un techo y la Virgen de Lourdes en su cuevita artificial. Las imágenes que hice de la Virgen no me gustaron, pero registré el techo y también un desagüe que me parecía una gruta, una cueva. Si lo usaba, ya aparecía otra cosa. Ahí empecé a inventar y dejé que aparezcan un montón de cuestiones que me interesan, incluso referencias cinematográficas.
En Galuppo, la inclusión de su voz oficia como guía íntima, algo habitual en su obra pero que en este caso es hilo conductor del tríptico: “mi trabajo en general está relacionado mucho con la literatura y la poesía, incluso con la filosofía como literatura; son una parte fundamental”, dice.
Por su parte, Clotti pinta y anima imágenes que guardan un sustrato real y elusivo. “Es como una rotoscopía artesanal, o una intervención sobre el video del material de archivo. Estás pintando sobre un movimiento ya establecido. Al video yo lo imprimía para pintar o rayar, porque me interesaba mucho la materialidad y sus posibilidades. Luego lo digitalizaba y situaba nuevamente en la línea de tiempo. Que todo fuera en papel fue una decisión, también porque me interesaba que la técnica tuviera consigo el formato de carta”, explica.
Entre tanto cine y audiovisual premeditados, consecuente con una metodología de trabajo que parece incuestionable, Clotti y Galuppo ofrecen otras miradas. Galuppo lo señala claro: “son dos maneras de entender el mundo, más allá de lo cinematográfico. Asumir la imagen desde la experiencia que supone lo siempre inacabado, lo chiquito, lo frágil, hace que estos trabajos sean parte de una experiencia mayor, que van a seguir en otros trabajos. Esto supone la imposibilidad de dar cuenta de las cosas de un modo determinado y determinante. Es una manera de entender el mundo, y de plantearse los vínculos”.