El teólogo brasileño Leonardo Boff, uno de los mayores exponentes junto al peruano Gustavo Gutiérrez de la teología de la liberación latinoamericana, se pronunció en favor de la ordenación sacerdotal de las mujeres en la Iglesia Católica y sostuvo en un artículo publicado en el sitio Religión Digital que "no hay ninguna barrera doctrinal ni dogmática que impida el acceso de las mujeres al sacerdocio”. En 1994 y frente al debate planteado en la Iglesia sobre el tema, el entonces papa Juan Pablo II se pronunció al respecto en una carta apostólica titulada “Sobre la ordenación sacerdotal reservada a los hombres” . En esa ocasión Karol Wojtyla aseveró de forma categórica que “con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia, que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la fe a los hermanos (cf. Lc 22,32), declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres” y sentenció que “este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia” cerrando formalmente toda discusión el respecto. Tanto Benedicto XVI como Francisco, sus continuadores en el papado, dieron hasta por cierto este dictamen pese a lo cual el debate sobre la ordenación de las mujeres al sacerdocio católico sigue abierto a nivel teológico y entre la feligresía. Otras tradiciones religiosas, entre ellas también iglesias cristianas, ordenan mujeres para el ejercicio del sacerdocio ministerial.
Leonardo Boff ha sido desde siempre un abanderado en favor del mayor protagonismo de las mujeres en la Iglesia Católica. Ahora, frente a la designación por Francisco de tres mujeres que integrarán el Dicasterio (ministerio) para los Obispos encargado de proponer al Papa los nombres de los candidatos al episcopado, Boff escribió que se trata de “un gran paso, pero solamente el primero” y manifestó que “apenas se abrió una pequeña puerta para las mujeres cristianas puedan participar de todos los oficios y servicios al Pueblo de Dios”.
El teólogo, de 83 años, publicó en 1981 un libro titulado “Iglesia, carisma y poder” que la convirtió en blanco de los ataques del Vaticano y, dada su condición de sacerdote franciscano y profesor de teología, le fue ordenado el “silencio” y suspendido “a divinis” por el papa Juan Pablo II. Si bien esa sanción que le impedía ejercer la docencia y el ministerio de manera pública fue posteriormente levantada, Boff abandonó el ejercicio del sacerdocio en la Iglesia en 1992 pero continúo con su prédica religiosa y con sus actividades vinculadas a la teología y a la defensa del medio ambiente.
Después de la elección de Jorge Bergoglio como máxima autoridad de la Iglesia Católica la relación entre Boff y Francisco ha sido sumamente fluida y al brasileño se lo ha escuchado muchas veces elogiar la labor del pontífice y sus pronunciamientos sobre la vida, la iglesia y la sociedad.
"Estamos a favor del sacerdocio de las mujeres dentro de la Iglesia romano-católica, escogidas y preparadas a partir de las comunidades de fe” escribió ahora Boff. Y agregó que “les corresponde a ellas (a las mujeres) darle una configuración específica, diferente de la de los hombres".
En su argumentación el teólogo sostiene que “antes de todo hay que afirmar que la dimensión de lo femenino no es exclusiva de las mujeres, pues tanto los hombres como las mujeres son portadores, cada cual en su propio modo, de lo masculino y de lo femenino. Esto vale también para Jesús de Nazareth, plenamente humano como es plenamente divino”.
Señala también que la vida y el magisterio de la Iglesia “no es una cisterna de aguas muertas” y, en consecuencia, “se reaviva confrontándose con los cambios irrefrenables de la historia” razón por la cual el tema en cuestión puede volver a ser debatido por más que la tradición católica se haya manifestado en forma contraria hasta el momento.
Y así como “en todo el mundo se verifica cada vez más la reafirmación de la paridad de la mujer, en dignidad y derechos, con el hombre” resulta comprensible que “no es fácil desmontar siglos de patriarcalismo que implica disminuir y marginar a la mujer”, sostiene Boff. Para agregar que “lenta y consecuentemente las discriminaciones van siendo superadas y, en ciertos casos, hasta castigadas” y que “en la práctica, todos los espacios públicos y las más diversas funciones están abiertas a las mujeres”.
Cultura patriarcal
Según el brasileño la Iglesia Católica “quedó rehén de la secular cultura patriarcal, pero no puede convertirse en un bastión de conservadurismo y anti-feminismo en un mundo que avanza hacia la riqueza de la relación hombre y mujer”. Reconoce, sin embargo, que “el Papa Francisco tiene el mérito de plantear las cuestiones pertinentes del mundo de hoy, como la cuestión de la moral matrimonial o el tratamiento a los homoafectivos y a otras minorías”.
Para dar mayor peso a su afirmación Boff recuerda que “la minuciosa investigación de teólogos y teólogas del más alto nivel como Karl Rahner ha demostrado que no hay ninguna barrera doctrinal ni dogmática que impida el acceso de las mujeres al sacerdocio”.
Entre otras consideraciones Boff sostiene que “si una mujer, María, pudo dar a luz a Jesús, su hijo, ¿cómo no va a poder representarlo sacramentalmente en la comunidad? Aquí hay una contradicción flagrante, sólo comprensible en el marco de una Iglesia patriarcal, machista y compuesta de célibes en el cuerpo de dirección y de animación de la fe”.
Y augura que “vendrán tiempos en los que la Iglesia romano-católica acomodará su paso al del movimiento feminista mundial, con otras Iglesias cristianas que tienen mujeres como presbíteras e incluso obispas, y con el propio mundo, hacia una integración del ‘animus’ y del ‘anima’ para el enriquecimiento humano y también de una experiencia cristiana más integral y finalmente en beneficio de la propia Iglesia”.