Desde Las Parejas
Es la fe lo que mueve estas montañas. Montañas de tierra y basura hecha de bolsas, botellas, cajas, ladrillos, restos oxidados de una reposera rota, juguetes y hasta libros que emergen de la mugre mientras Carlos mueve el rastrillo y Juan cava con la pala. Están seguros de que debajo de la tierra se esconde el tesoro de esta ciudad ubicada a casi 100 kilómetros al oeste de Rosario. Buscan una parte del ropero que hace unos días una topadora destruyó en el basural municipal de Las Parejas y del cual al parecer salieron, como por arte de magia, miles de dólares. Varios encontraron billetes y ellos creen --o mejor dicho, saben-- que dentro de esa parte del ropero hay una bolsa más.
“Hace dos semanas que no trabajo, por problemas de salud, por el ciático”, dice Carlos, quien hace tareas de mantenimiento. Varias veces sus ojos achinados se dirigen al cielo, esperando “una señal” que mande “el Barba”. “Fe” es la palabra que prefiere Juan, quien si encuentra plata la gastará “en mujeres”. Ellos dos hacen el trabajo duro, en el extremo derecho del basural. Hay mujeres jóvenes, algunas de las cuales se suman a la tarea con sus guantes y sus palas, y niños. Los chicos hacen chistes sobre el tema. Dos llevan rifles de juguete y anuncian, al ingresar al predio: “Llegamos para cazar dólares”.
--No sé si podré dormir del dolor de pata-- dice Carlos luchando con unas ramas.
--Pero vas a dormir con plata-- lo consuela Juan.
--Por lo menos muero en el intento-- concluye Carlos, hundido en el pequeño pozo que ya se armó. Los entusiasma escuchar sonido de madera cuando la pala choca contra la tierra.
Parado al lado del alambrado hay un hombre que simplemente observa y que espera llevarse una tajada si el resto del tesoro se encuentra. No sería extraño; ya le pasó. “Un empleado municipal que trabajaba conmigo de albañil encontró 25 mil dólares. Son 8 millones de pesos. Se compró una casa por dos millones. Me dio dos billetes de 100. Salvé la semana”, cuenta. Su ropa está salpicada de gotas blancas de pintura. Hace changas en distintos rubros. “La plata no alcanza; el peso no sirve”, sentencia sin querer decir su nombre. Hay un clima de desconfianza generalizada hacia los medios. Cierto estado de persecución, como si dar cualquier dato representara un riesgo.
El que lideran Juan y Carlos es un pequeño grupo, quizá el último abocado a la odisea de encontrar los dólares que se supone todavía quedan en el basural. Dos días atrás llegó a haber 300 personas cavando. No se detuvieron siquiera por la noche. Se ayudaban con linternas. Estuvo Crónica. Desde el estudio, una vidente guiaba la búsqueda.
La aparición de este tesoro se dio en la semana en que la cotización del blue alcanzó su máximo histórico, superando los 300 pesos y disparándose cada día. Por eso la historia es tan emblemática. Una foto poderosa, para algunos triste o grotesca, de la coyuntura nacional. De la infinidad de memes que de ella surgieron el que más resume su sentido es uno que muestra al Presidente con una pala junto a Silvina Batakis en el lugar. “Fue una psicosis en la ciudad, alimentada por cadenas de What’s App y una foto reenviada muchas veces. La gente iba en caravana, con ánimo festivo, como si fuera a un tour turístico”, describe el intendente de Las Parejas, Horacio Compagnucci.
El pequeño grupo lo completan un hombre que anoche buscó hasta las cuatro de la mañana y un joven de poco más de 20 años que llegó a estar 12 horas cavando. Autos caros y motos merodean la zona. Está nublado, el viento sopla fuerte, la tierra vuela y se impregna en el pelo, en el cuerpo, en la ropa; los labios se tajean. Los caranchos sobrevuelan el basural de siete hectáreas ubicado en las afueras de la ciudad, a 10 cuadras del centro. A un costado, un arroyo, y unos metros más lejos una laguna donde se descargan líquidos cloacales. Detrás del predio se ven ovejas pastando. Hurgando en los residuos hay otra persona que no está buscando dólares: recoge metales y los guarda en una bolsa. Otro hombre protesta porque, en rigor, la Municipalidad acaba de prohibir el ingreso al predio y no puede pasar a buscar cartón como es habitual.
Es jueves. El último día en que se halló dinero fue el martes. Se habló de un total de 75 mil dólares encontrados entre lunes y martes, pero nadie sabe a ciencia cierta nada en esta historia: “Podrían ser entre 20 y 75 mil”, estima el jefe comunal. Es el primer día en que el ingreso al basural está prohibido. La Municipalidad emitió un comunicado. El sereno que custodia el portón no deja pasar. Hay un cartel que refuerza la prohibición. Se ve que han restaurado las partes del alambrado que la gente había roto para meterse. Pero hay un agujero. Y por ese agujero entran Juan, Carlos y todo el resto. Tienen que agacharse. Acostarse, prácticamente.
No se ven policías ni seguridad privada como circuló en los medios. Al parecer, la Policía pasó un rato y se fue. Quien expulsa al grupo es el secretario de Gobierno, Carlos Damiani. Ellos piensan que es un “abogado” de la Municipalidad y que los venía relojeando desde un auto.
Pese al pedido de que se retiren Carlos y Juan siguen cavando. Aseguran que sólo los sacará la Policía. Pero en un momento, sin explicar por qué, cambian de opinión y comienzan a tapar el hueco que habían hecho, a lo mejor para no dejar ninguna pista si es que alguien viene después.
"Más dólares que en las reservas del Banco Central"
Esta es una historia por fuera de toda lógica, en la que no importa la verdad, como puede pasar con otros relatos de pueblo. Hay un consenso de que los dólares se encontraron, pero después se construyó un mito. No hay datos confirmados. Tampoco una investigación en curso, y parece que no la habrá. No se sabe exactamente cuánta plata se encontró ni quiénes son todos los que se la quedaron. Lo que hay son especulaciones y fantasías que van pasando de boca en boca sobre el origen de estos dólares, su destino, sobre la dueña del ropero, sobre una cantidad de plata todavía oculta entre la tierra. Un mito alimentado por una carta que una persona dijo haber hallado también entre la basura y que muchos creen escrita por Elis, la supuesta dueña del mueble, aunque nada lo prueba.
El intendente aclara que siquiera es seguro que los dólares hayan salido volando del ropero, cosa que a estas alturas todos los medios dan por sentada. Pero como a nadie en su sano juicio se le ocurriría tirar dólares así como así en un basural, la hipótesis que por ahora tiene más fuerza es esa. Alguien sacó a la calle un mueble de doble fondo de una persona fallecida sin saber que guardaba ese dinero ahí. En un momento se dijo también que podía ser plata de narcotraficantes, quienes la habrían tirado para guardar otra parte y disimular que tenían ese dinero, pero ya nadie da entidad a esta versión vinculada a un hombre apodado "El Mudo". Tampoco hay ninguna hipótesis del plano político dando vueltas.
Todo comenzó el sábado 16 de julio. Un empleado municipal llamado Raúl Núñez avanzó con la topadora y desarmó y enterró un ropero viejo. “Calculo que en un tramo enganché una bolsa, pero no me bajé porque tenía problemas con la máquina. Aparentemente esa bolsa contenía dólares que terminaron volando por todas partes”, contó a la prensa. Esta frase también sería suya: “Yo no ligué nada, pero muchos se llevaron varios millones. De todos modos estoy contento porque es gente que necesitaba una ayuda y más hoy en día, que las cosas están cada vez más difíciles”.
El lunes llegó al predio un grupo de empleados municipales que se dedica a cargar basura de las calles de la ciudad y descargarla allí. Se supone que fueron siete u ocho los que en fajos y sueltos encontraron una suma de 7500, 8 mil dólares. También se cree que el hallazgo se produjo porque uno de ellos bajó de la máquina para hacer pis. Una foto de estos hombres sonrientes con billetes entre sus manos se volvió viral y los habitantes de Las Parejas y localidades cercanas comenzaron a ir a buscar masivamente. El martes, personas ajenas a la Municipalidad habrían encontrado un monto cercano a los 50 mil pesos, ya no en la superficie, sino cavando. De acuerdo a otra versión sólo empleados municipales, de paro jueves y viernes en toda la provincia por un reclamo salarial, serían los afortunados.
Existen regulaciones argentinas que determinan qué hacer en caso de encontrar un objeto perdido, normativa que no se aplicó en este caso. La gestión de Compagnucci (FdT) tomó la decisión de dejar abierto el basural a la comunidad. Fue así hasta el jueves. ¿Quién podría probar de alguna manera que los dólares son suyos? Ya es tarde.
--El lunes nos juntamos un ratito a la tardecita y dijimos… ¿qué hacemos? ¿Ponemos seguridad, no ponemos seguridad? ¿Dejamos entrar, no dejamos entrar? Los medios empezaron a llamar, sobre todo los de Rosario. Y el martes a primera hora de la mañana dijimos "dejemos entrar a ver qué pasa". Lo hicimos para que no haya lío. Decidimos que el topador no trabajara, para que no hubiera ningún accidente. Tomé esa decisión porque había plata. Y porque eran dólares. Si hubieran sido pesos no pasaba lo que pasó. Pero eran dólares, y justo con lo que pasaba en el Gobierno con el tema del dólar... -- explica Compagnucci a Página/12.
Funcionarios nacionales de “alto rango”, a los que no menciona, se comunicaron con él y le hicieron comentarios y bromas: "Sobra plata en Las Parejas"; "Con esto le pagamos al FMI". Aparte del meme de Alberto y Batakis, otro de los que más circularon anuncia que acá "hay más dólares que en las reservas del Banco Central".
Bendición
“Acá el que quiere cortar el pasto corta el pasto; el que quiere soldar, suelda; el que quiere pintar, pinta. El que no trabaja es vago”, aseguraba el hombre parado al lado del alambrado. Las Parejas es una ciudad de 17 mil habitantes, con espíritu de pueblo y “pleno empleo”. Lo dice el intendente, lo dicen sus pobladores. Del penúltimo censo al de este año, creció en cantidad de habitantes (4 mil más). El tejido urbano se expandió. Es el polo productivo de la metalmecánica del país, abocado fundamentalmente a la maquinaria agrícola. Los jóvenes no se van porque hay trabajo. No hay prácticamente actividad nocturna porque es un “pueblo de trabajadores”, en palabras de Compagnucci. En las fábricas, los operarios están 12 horas cada día y hacen más los fines de semana. El esparcimiento y la sociabilización se dan sobre todo en los cuatro clubes: el Argentino, Sportivo, Club Social y Deportivo Tiro y Pesca y el Larivieri.
Esta localidad se ha volcado sin tristeza a la búsqueda de su propio tesoro. Eso es algo que se le proyecta desde afuera. Y quizá por las particularidades de su pujante economía tampoco la vive con desesperación. El clima es de alegría, como si a este lugar lo hubiera atravesado una “bendición” en un momento crítico para los argentinos. Son varies los que usan ese término para referirse al suceso.
--Fue una bendición para esta gente. Ojalá sigan encontrando. Me parece que han revolcado todo y me parece que ya no… uno tenía un montonazo en una mano. ¡Todo roto! Claro… con el pico y la pala buscando los rompen. Mis hijos algunos dólares tienen: muy pocos. Yo no tengo ese problema. Tengo la pensión de mi marido, 100 dólares mensuales. ¿Cómo voy a vivir?-- expresa, por ejemplo, Clide, una mujer de 89 años que vive sobre la 20, la calle principal.
No faltan voces disonantes, por supuesto. Una bioquímica se preocupa por la “imagen” que los medios están dando del municipio del departamento de Belgrano. “Sólo vienen por esto de los dólares. Pero Las Parejas es mucho más que eso, hay que mostrar otras cosas”, argumenta. Una señora que pasea a su caniche mira una vidriera de una de las calles céntricas y huye cuando se le acerca esta cronista a preguntarle qué piensa del asunto. No quiere saber nada con las “mentiras” que los medios vienen "esparciendo". No tiene ganas de precisar cuáles son.
El misterio del ropero
Sobre la calle 21, a tres cuadras de la Municipalidad y a cinco de la plaza principal, está la casa de Elis. Sus paredes son de un amarillo gastado y posee un terreno de tamaño mediano a la izquierda. La vivienda tiene persianas porque en algún momento funcionaba una tienda. Al lado hay una heladería. Elis murió hace unos meses a los 97 años, y la hipótesis que más fuerza tiene en la ciudad es que el ropero era suyo. Hay vecinos que afirman, incluso, haber visto el mueble en la puerta de la vivienda antes de que Raúl lo destruyera. Pero tampoco hay modo de probar que fuera el mismo.
--Mi tía conocía a la señora. A la viejita. La dueña del ropero. Ella decía "tengo el tesoro". Era esa plata. Tenía una tienda. Era gente de mucha guita. No tenía hijos. El hombre que compró la casa tiró el mueble. Ahora todos quieren ir a la casa a ver si hay más plata... Yo tengo un amigo que estaba por tirar la ropa de la madre y en una pollera encontró 500 mil pesos-- comenta el hombre que esperaba recibir una tajada del tesoro.
Otro vecino que prefiere preservar su identidad maneja una hipótesis más sofisticada:
--Ella tenía 80 hectáreas de campo. Vivía sola. No tenía herederos. Un productor le trabajaba el campo. No sé por qué causa empezó a tener influencia sobre ella y se apropió de ese campo. Algunos dicen que hasta de sus cuentas bancarias. Cuando ella vivía en esa casa la cuidaban tres mujeres. De pronto la sacaron y la llevaron al geriátrico, hará un año. Ahí fallece. No sólo no la enterraron; la cremaron para no dejar ninguna evidencia. Hace tres meses murió. Un nieto de ese hombre, el productor, fue a vivir ahí. Como estaba ese mueble había otras cosas. Normalmente en el pueblo sacan cosas y alguien se las lleva, pero como estaba en una zona céntrica quizá a los de los carritos les dio pudor.
Públicamente ningún allegado a Elis hizo declaraciones. Pero hay quienes comentan que un primo o sobrino aclaró que no tiró el ropero. Que todos los muebles de la anciana fueron vendidos a un reciclador. Algunos lo miran con desconfianza: creen que inventó eso para evadir la lástima.
La carta hallada en el basural
En un bar de la 20, Juan Cisterna, empleado municipal, flamante protagonista de un video de TikTok, acepta encontrarse con esta cronista. Otros protagonistas de la historia no contestan los mensajes. Se dice que tienen miedo. Juan muestra algunos de los billetes que asegura haber encontrado en el basural. Están un poco sucios. Los ojos de Juan, iluminados por la bendición. Aparte de juntar cajas, ramas y escombros de la ciudad para depositarlos en el basural, el hombre de 49 años, que tiene tres hijos, hace repartos para una pizzería y es albañil. Tiene que trabajar dos meses para ganar lo que encontró. En la mesa de al lado justo unas mujeres conversan sobre la escalada de la moneda extranjera.
--Cuando llegamos al basural, el lunes a la mañana, se baja el chofer y apenas bajó casi lo pisa… un billete de 100 dólares. Me dice “Juancito, mirá lo que encontré”. “No puede ser. Para mí son de mentira”, le digo. “No, son buenos, miralos”, me dice. Me lo da, lo miro… se ve la cabecita... “Sí, son buenos estos”, le digo. Se baja mi compañero, Federico Báez, y dice “acá hay otro, acá hay otro”. Me bajo y empecé a encontrar. Empezamos a agarrar. Yo agarré nada más 500 dólares. Son como 180 mil pesos. Federico, 4800, el que más encontró. Y el chofer 2800. Nos fuimos porque nos teníamos que ir. Los dólares estaban sueltos, desparramados.
Se tenían que ir porque la Municipalidad supervisa cuánto tiempo están ahí. Al rato llegaron otros compañeros con un tractor y una tolva. Juan cuenta que siguieron encontrando más dólares, y llenos de entusiasmo se sacaron una foto sonriendo con la plata en la mano, la mandaron a un compañero, se enteró toda la ciudad. “El que mandó la foto se quiere morir”, se ríe Juan. Pasaron dos días y cuando todavía hurgaba en busca de dinero dice que se topó con un papel roto, con letra manuscrita en birome azul. Era la prometedora carta que se atribuye a Elis, según la cual en el ropero habría un billón de dólares. En el papel parece decir “villón”. No lleva el nombre de la autora. “Está escrita en 2009. En 2010 ella vendió dos propiedades. Escuché en la radio que tenía campos. Y esta plata era para ayudar a la Organización Mundial de la Salud”, precisa Juan. Olvidó traer la carta al bar.
Supo del chico que habría encontrado el martes 25 mil dólares. “Yo quería encontrar ese botín para cumplir mi sueño. Tener mi casa propia. Con eso me conformo”, dice Juan. Va a invertir en bitcoins. “Según Federico, la puso en un plazo fijo en una mutual. Se siente perseguido de que lo roben. Yo no. Dije por todos lados que encontré 500 dólares y nada más. No es mucho. El chofer la va a poner toda en arreglar su casa”, detalla. No tiene temor de que aparezcan los dueños de la plata, pues está convencido de que no pueden probar que lo son.
¿Continuará?
Con la prohibición del ingreso al predio, de a poco la calma vuelve a la ciudad. El viernes ya no parece haber nadie yendo al basural. Pero la ilusión no se diluye del todo. Muchos creen que la historia continuará. Juan, por ejemplo, está seguro.
--La carta dice que hay un billón de dólares. Si es así falta más de la mitad. Está enterrado. Pero eso hasta que no vaya Raúl con la topadora no lo van a sacar.