La táctica que también en ciertos casos podría ser considerada especulación, puede estar llegando desde deportes como el fútbol a la natación y el atletismo.
En el fútbol, las tácticas especulativas, algunas al filo del reglamento, comenzaron a desarrollarse hace más de 50 años, y han sido ya incorporadas al panorama diario del juego aún a costa del disgusto ético-estético de muchos espectadores.
En todo el mundo, esos sistemas que irrumpieron en los '60 merecieron un encendido debate que aún hoy continúa, entre defensores y detractores de ganar y de cómo ganar.
En fútbol se puede llegar a ganar con diversas estrategias. Por ejemplo, una táctica que privilegie la posesión y circulación de la pelota como eje estratégico. También se puede intentar llegar al triunfo trabajando sobre los errores del rival, mediante una presión continua y ataques rápidos.
Por supuesto, que en ambos esquemas necesitaremos jugadores diferentes. Si hay posesión y circulación mayor ductilidad en el manejo, si hay presión y ataque vertical una dinámica constante. En ambos casos el objetivo es doblegar al rival por medios estratégicos diferentes.
En la natación y el atletismo, deportes que como todos saben carecen de oposición en el sentido obstructivo o de fricción de esa palabra, se compite asimismo para ganar, pero también para lograr mejorar una marca , lo cual parece hoy olvidarse y hasta ponerse en riesgo.
En los últimos diez o 15 años se comienzan a advertir en las pruebas de medio fondo y fondo, primero en el atletismo y ahora también en la natación, la formulación de carreras completamente tácticas que se resuelven casi siempre en la última vuelta a la pista o pileta, y en general en detrimento de la marca final y de aquel deportista que hizo el ritmo durante toda la carrera.
Esta proliferación de una táctica sólo para ganar no es a mi juicio buena para estos deportes y distancias. Por ejemplo, en el Mundial de Atletismo que se disputa en Oregon, Estados Unidos, el atleta ugandés Joshua Cheptegei ganó los diez mil metros con 27 27", marca muy alejada de su propio récord mundial de 26'11" y apenas la vigésima marca del año.
Esto implica un ritmo tres segundos más lento en cada vuelta de pista, algo demasiado flojo y especulativo para un Mundial.
En tanto, en natación, el estadounidense Bobby Finke, especialista de 1.500 metros, se ha hecho famoso por su extraordinario sprint final en Tokyo, con asombrosos 25 segundos para los últimos 50 metros, los que podrían también acompañar un excelente cierre en pruebas de velocidad. Esta capacidad de sprint hoy es casi imprescindible para acceder al podio en las pruebas de fondo, que se definen en los últimos metros aún en pruebas de 25 kilómetros en aguas abiertas.
¿Las razones de las carreras especulativas o tácticas en estos dos deportes? Entiendo que además del miedo casi colectivo a exponerse a un ritmo de carrera que no pueda ser sostenido y perder, se suma la gran cantidad de nuevas competiciones oficiales y extraoficiales, muchas por premios en efectivo que al mismo tiempo que benefician económicamente también afectan los procesos de entrenamiento, y desembocan en una continua puesta a punto.
Las estrellas mundiales que hace 50 años no tenían más de siete u ocho eventos top al año, pueden tener hoy más de 30 competencias anuales importantes desde lo económico o desde sus compromisos a nivel de sponsors, nacionales e internacionales.
En ellas realizan entre el 98 y 99% de su mejor marca, y esto asimila a esos deportes al fútbol o al básquet, en donde entre las ligas regulares y partidos internacionales se pasa de los 50 partidos.
La diferencia de rendimiento en los jugadores de esos deportes de equipo profesionales es generalmente subjetiva, y en general no medible, aún cuando se detecten diversas señales de agotamiento en los deportistas.
En natación y atletismo, las diferencias se verán sin duda en las marcas realizadas. Si bien existen excelentes y artesanales entrenadores en los países lideres, que logran mantener la forma competitiva por varios meses, las marcas, el fundamento basal en estas dos disciplinas, se ven perjudicadas cada vez en mayor medida. Esto se observa en especial en Mundiales y Juegos Olímpicos, en donde la incidencia de las pruebas tácticas es cada vez mayor.
Sin embargo, y a contramano de las pruebas tácticas, en el Mundial de Budapest el italiano Paltrinieri se impuso en los 1.500 libres y ahora en Oregon, el etíope Tola lo hizo en la maratón, ambos brillantemente y con récord de campeonato y arriesgándose los dos a realizar un fuerte ritmo que rompiera la tradicional especulación.
Es decir, en estos deportes se puede ganar de diferentes formas, igual que en fútbol. Y también gustar en este caso de dos récords. De triunfar la especulación, en un futuro no lejano, al espectador común en las pistas y piletas le harán olvidar las marcas, y creer que lo único que vale ver es: ganar o quién llega primero, demasiado elemental y mezquino para mi gusto. Si eso se consuma, será una pérdida importante en todo sentido.
* Ex Director Nacional de Deportes.