El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, lanzó el domingo su candidatura a la reelección en un acto en Río de Janeiro marcado por violentos ataques a la Corte Suprema, críticas a su principal adversario, Luiz Inácio Lula da Silva, y un tono agresivo que pareció ignorar los consejos de su equipo de campaña. Bolsonaro agradeció a Dios "la misión de ser presidente de esta nación" y le pidió que el pueblo brasileño "nunca experimente los dolores del comunismo". Durante la convención del Partido Liberal (PL), que reunió a más de diez mil simpatizantes, también fue confirmado el general de la reserva del Ejército Walter Souza Braga Netto como su candidato a vicepresidente en las elecciones del dos de octubre.
Ataques a Lula y a la Corte Suprema
"Convoco a todos ustedes para que el siete de septiembre salgamos a las calles por última vez", dijo Bolsonaro en tono encendido para atacar como lo hace habitualmente al Supremo Tribunal Federal (STF). El año pasado en esa misma fecha se dieron manifestaciones marcadas por consignas antidemocráticas en contra de la Corte Suprema y el Congreso.
"Esos pocos sordos de capa negra tienen que entender lo que es la voz del pueblo", dijo Bolsonaro sobre los jueces de la Corte, a lo que sus seguidores le respondieron: "¡Supremo es el pueblo!". El líder de ultraderecha habló más de una hora en el gimnasio Maracanazinho, donde, sin nombrar a Lula, acusó al exmandatario de promover el aborto y las drogas y de querer "enseñar sexo" a los niños mediante la "ideología de género".
El presidente de ultraderecha apeló directamente a los jóvenes brasileños, que en su mayoría, según los sondeos, prefieren al líder del Partido de los Trabajadores (PT)."Tenemos que atraer al joven de izquierda para nuestro lado, mostrarle la verdad (...) donde su candidato apoyó a otros por América del Sur, miren la miseria en que están esos países", aseguró Bolsonaro. "¡Lula, ladrón, tu lugar es en la prisión!", bramó la multitud.
Antes del lanzamiento, un asesor cercano a Bolsonaro había dicho que el comité de campaña le recomendó enfocarse en una agenda propositiva, centrada en la economía y los esfuerzos del gobierno por disminuir los precios de los combustibles y por reforzar ayudas sociales, y abandonar polémicas como los ataques a las urnas electrónicas. Sin embargo, además de atacar a la Corte Suprema, Bolsonaro citó indirectamente las acusaciones de vulnerabilidad de las urnas electrónicas al asegurar que sus seguidores "no admiten fraude".
Entre el público lucían consignas como "Dios, Patria y Familia" y también se vio una bandera con la imagen del expresidente estadounidense Donald Trump. Bolsonaro apareció en el escenario con la primera dama, Michelle Bolsonaro, y su candidato a vicepresidente, el general Walter Souza Braga Netto. Aliado y defensor absoluto del mandatario brasileño, el militar comparte con Bolsonaro la devoción por la dictadura, la política de mano dura contra la delincuencia y la desconfianza en el sistema electrónico de votación.
Michelle precedió al presidente con un pequeño discurso en el que dijo orar por su marido y aseguró que Bolsonaro fue el presidente "que más leyes sancionó para la protección de las mujeres". La esposa del mandatario fue apuntada por la campaña como una pieza clave para intentar disminuir el rechazo en el electorado femenino y fidelizar el voto de los evangélicos, quienes fueron fundamentales para su llegada al poder en 2018.
Bolsonaro apareció en el escenario con un chaleco antibalas bajo su camisa. El Gabinete de Seguridad Institucional dispuso un fuerte operativo luego de una serie de episodios de violencia política que vienen agitando la campaña en Brasil como el asesinato de un dirigente del PT a manos de un policía bolsonarista.
Revertir la desventaja es la tarea
El comité de campaña del mandatario trabaja para revertir la desventaja en las encuestas respecto a Lula, favorito para la eleccion del dos de octubre. El último sondeo de Datafolha muestra a Lula con 47 por ciento de intención de voto, seguido por 28 por ciento de Bolsonaro.
El PT oficializó la candidatura de Lula el viernes pasado con un acto en San Pablo. Ciro Gomes, un exaliado del PT, hizo lo propio en busca de terciar en lo que parece un camino seguro hacia la polarización entre los dos nombres de mayor peso. Gomes, del Partido Democrático Trabalhista, no tiene todavía compañero de fórmula ni el respaldo de otros partidos, pero las encuestas lo ubican tercero y sus votos pueden ser valiosos en una eventual segunda vuelta.