Desde Santiago
Esta semana terminó de activarse la campaña por el Plebiscito de Salida fijado para el 4 de septiembre próximo, el mismo día que triunfó hace 52 años, Salvador Allende y con voto obligatorio. Aunque está disponible online, el texto definitivo preparado por la Convención Constitucional encabeza los rankings de libros más vendidos del país y ha sido repartido en diversos puntos del país. Y aunque, por normativa de Contraloría, el gobierno de Gabriel Boric —indisolublemente vinculado al proyecto de Nueva Constitución— no puede pronunciarse abiertamente a favor de la opción “Apruebo” se ha desplegado para dar a conocer a la ciudadanía el texto en la campaña denominada “Chile vota Informado”.
Algo que ha enfurecido a la derecha, molesta porque los vecinos le piden a Boric que autografíe ejemplares, como sucedió en la santiaguina comuna de Peñalolén. Algo que incluso motivó un curioso intercambio entre un periodista de TV y una mujer que, consultada sobre el tema de la firma del presidente, en un punto de prensa, le respondió alentada por el propio Boric: “Encuentro ridículo que hagan esa pregunta de que uno quiera firmar el libro que nos entregan”.
Qué dicen las encuestas
A pesar de las risas de ministros y Boric, en el gobierno hay preocupación. Prácticamente todas las encuestas, desde antes que se aprobara el texto final, dan por ganador a la opción “Rechazo” siendo las más recientes las de Panel Ciudadano (55 % “Rechazo” vs 45% Apruebo”) y Pulso Ciudadano (60,4% vs 28,6%).
Los estudios privados que circulan en La Moneda señalan lo mismo: la población no está alineada con la opción de aprobar esta nueva constitución y entre las razones estaría el caótico proceso de la escritura de la Constitución con innumerables discursos, convencionales de distintos sectores tocando guitarra, disfrazados o insultando, discusiones que superaban la medianoche y propuestas que abarcaban desde el voto para menores de 16 años hasta el fin del Senado que, por temas de tiempo y canales de difusión eran muy complejas de seguir y entender, incluso para quienes reporteaban o investigaban el proceso.
Algo que puede defenderse como parte de un proceso inédito en la historia chilena y que busca generar una Carta Magna paritaria e inclusiva, que enfrente a las élites que han controlado el relato y los poderes de la nación, fue mal evaluada por la ciudadanía.
A eso hay que sumarle escándalos mediáticos como el caso de Rodrigo Rojas Vade, convencional y activista durante el Estallido Social de octubre de 2019 que fingió padecer de cáncer (aunque renunció y reintegró sus dineros) o errores de redacción descubiertos esta semana sobre temáticas como la nacionalidad chilena y quienes serían apátridas cuya gravedad es relativizada por los convencionales y exagerada por la oposición.
Fake news
El proceso además está fuertemente influido por las mentiras e imprecisiones que circulan en redes sociales y que manipulan los miedos de los votantes. Esto incluye desde supuestas normas que harán que las casas sean expropiadas por el Estado tras la muerte de los dueños hasta inverosímiles planes de dominación de los pueblos originarios o, derechamente la destrucción del país.
Una “guerrilla digital” que viene desde el año pasado y que es generado, según diversas investigaciones desde la derecha que ha desprestigiado el proceso desde el principio, cuestionando conceptos como la plurinacionalidad y que aprovecha no solamente la incertidumbre y buena fe ciudadana ante informaciones que aparentan ser “serias”, sino también a lo difícil que hacer el trazado al origen de estas informaciones.
También está la irrupción de grupos financiados por la derecha como “Amarillos por Chile” —el amarillo remite a aquellos que no son ni de derecha ni de izquierda que durante el Estallido era un adjetivo negativo— que aseguran saber que lo que los chilenos realmente quieren son modificaciones al modelo, pero no cosas tan “radicales” como lo que supuestamente propondía la Nueva Constitución.
"No es perfecta, más se acerca"
Todo este escenario permite entender por qué Boric, en plena entrevista televisiva y ante el espanto de muchos ex constituyentes, aseguró hace dos viernes que de ganar el rechazo “debe haber un nuevo proceso constituyente”.
Una jugada que para muchos inclinaría la balanza ciudadana a favor del apruebo (repetir el proceso sería agotador) pero que también es un reconocimiento que la Constitución de 1980, redactada entre cuatro paredes en plena dictadura -aunque con importantes modificaciones durante el gobierno de Ricardo Lagos (2000-2006)- debe pasar literalmente a la historia.
El tema es complejo ya que en un principio se rumoreaba sobre un “Plan B” preparado por el gobierno en caso de que el “Apruebo” no logre imponerse, luego se negó insistentemente, luego se supo que incluso circulan copias de un texto alternativo entre senadores y figuras oficialistas y ahora Boric se pone en el peor escenario.
Sólo Michele Bachelet, la única expresidenta de izquierda del país que ha manifestado su apoyo al “Apruebo” explícitamente —Lagos difundió una carta donde acusaba a la Convención de separar a los chilenos y Eduardo Frei dijo que votaría rechazo— citando una canción de Pablo Milanés: “No es perfecta, más se acerca a todo lo que soñé”.
Una declaración que fue trending topic y fue aprovechada hábilmente por Boric quien se reunió con ella y sabiendo que no puede apoyar explícitamente la opción “Apruebo”, señaló a los medios que, junto a conversar sobre la actualidad , “cantamos Pablo Milanés”.