Las personas que duermen la siesta con frecuencia tienen una mayor probabilidad de desarrollar presión arterial alta y sufrir un derrame cerebral, reveló un nuevo estudio.
La investigación, elaborada en base a los datos de 360.000 participantes, indicó que las personas mayores de 60 años que normalmente dormían la siesta durante el día tenían un 12 % más de probabilidades de desarrollar presión arterial alta con el tiempo y un 24 % más de probabilidades de sufrir un derrame cerebral en comparación con las personas que nunca dormían la siesta.
En el caso de los menores de 60, la evaluación arrojó un aumento del riesgo de desarrollar presión arterial alta en un 20% en comparación con las personas que nunca o rara vez toman una siesta, detalló la revista de la American Heart Association, donde se presentaron los resultados.
"Desde un punto de vista clínico, la investigación resalta la importancia de que los médicos pregunten de forma rutinaria a los pacientes sobre las siestas y la somnolencia diurna excesiva y evalúen otras afecciones que contribuyen a modificar potencialmente el riesgo de enfermedad cardiovascular", dijo la Dra. Phyllis Zee, directora del Centro de Medicina Circadiana y del Sueño de Northwestern de la Facultad de Medicina de la Universidad Feinberg de Chicago.
Las siestas más largas son peores
Tomar una siesta larga y regular puede ser un signo de un trastorno del sueño subyacente, dijo el Dr. Raj Dasgupta de la Universidad del Sur de California.
Las personas que participaron del estudio en el Reino Unido proporcionaron muestras de sangre, orina y saliva de forma regular y respondieron preguntas sobre la siesta cuatro veces durante los cuatro años del estudio. Sin embargo, el estudio sólo recopiló la frecuencia de las siestas, no la duración, y se basó en los autoinformes de las siestas,lo que puede generar una limitación debido a la falta de memoria.
"Si vas a dormir durante una hora, dos horas, por ejemplo, eso no es realmente una siesta", dijo el especialista en sueño Dr. Raj Dasgupta, profesor asociado de clínica médica en la Escuela de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California. "Una siesta reparadora de 15 a 20 minutos alrededor del mediodía es el camino a seguir si tiene necesidad de descansar", aseguró, y agregó: "Si tiene insomnio crónico, no le recomendamos que tome una siesta porque le quita el impulso de dormir por la noche".
La mayoría de las personas en el estudio que tomaban siestas regulares fumaban cigarrillos, bebían a diario, roncaban y tenían insomnio. Muchos de estos factores podrían afectar la calidad y la cantidad de sueño de una persona, aseguró Dasgupta. La falta de sueño provoca "fatiga diurna excesiva que puede resultar en siestas excesivas durante el día", planteó.
"Creo que la siesta es una señal de advertencia de un trastorno del sueño subyacente en ciertas personas", añadió. "Los trastornos del sueño están relacionados con un aumento en el estrés y las hormonas reguladoras del peso que pueden conducir a la obesidad, presión arterial alta, diabetes tipo 2, todos factores de riesgo de enfermedad cardíaca".
La siesta y el riesgo de alzheimer
Otro estudio realizado en abril en Estados Unidos determinó que los adultos mayores que dormían la siesta al menos una vez al día o más de una hora al día tenían un 40% más de probabilidades de desarrollar alzheimer que los que no dormían la siesta a diario o lo hacían menos de una hora al día.
"Descubrimos que la asociación entre el exceso de siesta diurna y la demencia se mantenía después de ajustar la cantidad y la calidad del sueño nocturno", dijo una de las coautoras del estudio, la Dra. Yue Leng, profesora asistente de Psiquiatría de la Universidad de California en San Francisco en un comunicado.
Los resultados concuerdan con las conclusiones de un estudio anterior realizado por Leng, que descubrió que dormir la siesta dos horas al día aumentaba el riesgo de deterioro cognitivo en comparación con dormir siestas de menos de 30 minutos al día.
El estudio utilizó datos recopilados durante 14 años por el proyecto Rush Memory and Aging Project, que siguió a más de 1400 personas de entre 74 y 88 años (con una edad media de 81 años).
"Creo que el público no es consciente de que el alzheimer es una enfermedad cerebral que a menudo provoca cambios en el estado de ánimo y en el comportamiento del sueño", dijo el Dr. Richard Isaacson, director de la Clínica de Prevención del Alzhéimer en el Centro de Salud Cerebral de la Facultad de Medicina Schmidt de la Universidad Atlántica de Florida.
"Las siestas excesivas pueden ser uno de los muchos indicios de que una persona podría estar en camino a un deterioro cognitivo, y podría requerir una evaluación en persona con un médico", sostuvo Isaacson.