El juez federal de Lomas de Zamora, Federico Villena, decidió liberar este lunes la carga que trajo el avión venezolano de Emtrasur, retenido desde hace siete semanas en Ezeiza. En verdad era una decisión lógica y poco discutida: la aeronave trajo, desde México, autopartes de la marca Volkswagen, gestionadas por cuatro traders conocidas internacionalmente. La última, Alcux Ais Spain, contrató el Jumbo para que hiciera el vuelo de México a Buenos Aires, con escala en Caracas. La carga fue inspeccionada dos veces, incluso con perros que detectan explosivos y estupefacientes. No se encontró nada y por eso no se formuló ninguna acusación hasta ahora contra los tripulantes: no hay delito alguno.
La defensa de la tripulación --14 venezolanos y cinco iraníes-- pidió que se les permita volver a sus países y que se restituya el Jumbo. El juez Villena le dió hasta este martes a las partes --la fiscal Cecilia Incardona y la DAIA-- para que se expidan. Según afirman en la fiscalía, recién ahora tienen acceso a la traducción de los chats que se encontraron en los celulares de los iraníes, por lo que tal vez se pida una prórroga.
Aunque no hay acusación, la fiscal y el juez sostuvieron que correspondía investigar si los tripulantes del Jumbo no sólo vinieron a traer autopartes sino a espiar o hacer algún aporte a alguna operación terrorista. "Están cuchareando la lata hasta el final a ver si hay algo”, sintetizó uno de los diarios nacionales que puso el grito en el cielo porque el avión, que ya transportó carga a trece países, vino a la Argentina.