A partir de este año, Flavia Terigi y Beatríz Gentile tienen por delante la conducción de las universidades nacionales de General Sarmiento (UNGS) y del Comahue (UNCo), respectivamente. Sus nombres se suman al de Esther Sánchez, recientemente electa como máxima autoridad de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO) y a los de casi cuarenta mujeres que ocupan altos cargos –rectoras y vicerrectoras– en casas de altos estudios del país, y pasarán a engrosar el recientemente conformado Foro de Rectoras y Vicerrectoras: un nuevo espacio de debate y propuestas en el seno del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN).
Licenciada en Ciencias de la Educación, doctora en Psicología y magíster en Ciencias Sociales, Terigi tomará formalmente las riendas de la institución el próximo 24 de agosto, mientras que Gentile, doctora en Historia, investigadora y ex decana de la Facultad de Humanidades de la UNCo, asumió sus funciones el primero de julio pasado.
Con extensas trayectorias académicas e institucionales como respaldo, las nuevas representantes coincidieron en celebrar la llegada de más mujeres a la dirección institucional y puntualizaron una agenda en la que la perspectiva de género ocupa un espacio clave.
Academia y gestión: caminos que se cruzan
Apenas recibida de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Gentile decidió irse a vivir a Neuquén. Había transitado sus estudios durante los años de la apertura democrática en una institución que trabajó intensamente por la recuperación de los derechos humanos. La impronta de esa experiencia haría que confluyeran en ella un “fuerte compromiso político y la trayectoria académica”. Ya en la UNCo, fue consejera, secretaria académica, vicedecana, decana y secretaria gremial. En sus palabras, el rectorado es “el final de un camino” en estos espacios de toma de decisiones; una trayectoria construida casi sin darse cuenta, “naturalmente” y siempre acompañada: “nunca caminé sola, esto siempre tuvo que ver con una experiencia colectiva”, señaló Gentile en diálogo con el Suplemento Universidad.
La institución neuquina ya tiene una pequeña tradición de rectoras. La ex decana de Humanidades de UNCo es la tercera mujer en asumir al frente del rectorado y son varias sus colegas en el área de decanatos. Sin embargo, la funcionaria remarcó que las mujeres siguen siendo minoría en los cargos de gestión y expresó su preocupación por aquellas universidades que aún no desbrozan de dificultades sus espacios para la llegada de más trabajadoras. “Si bien los ámbitos de rectorado o de decanato son difíciles, hay un cambio importante que está empezando –no sin esfuerzo– y en el que las universidades tienen algo de ventaja frente a otras instituciones que son más complejas o más cerradas”, subrayó Gentile.
Terigi, sostiene una visión similar. Según recordó, la UNGS fue “tempranamente abierta y dispuesta a discutir cuestiones de desigualdad por motivos de género”. Para ejemplificarlo, la licenciada en Educación reseñó que la rectora en funciones, Gabriela Diker, cumple dos mandatos consecutivos y eso, explicó, habla de una comunidad que hace ocho años viene considerando que “una investigadora puede conducirla perfectamente”.
“Lo que sí está claro es que, a medida que se van moviendo barreras o límites, van apareciendo otros y hay que estar muy atentas a los temas que se puedan llegar a presentar”, reflexionó. También, en consonancia con Gentile, advirtió que el panorama es distinto en otro conjunto de instituciones más reticentes a la hora de incorporar mujeres a la mesa chica de la gestión. “Hay muchas (universidades) que todavía están gobernadas en su mayoría por hombres, lo que no representa un problema en sí mismo, pero revela muchas dificultades para concebir que mujeres investigadoras o docentes puedan estar en la conducción”.
La carrera docente de Terigi comenzó en la Universidad de Buenos Aires UBA). Por el año 2006, pasó por la gestión pública como subsecretaria de Educación en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y, a partir de esa experiencia, decidió que “quería tener algún tipo de cambio institucional”. Justo en ese momento, apareció la posibilidad de sumarse al equipo de la UNGS. En esa universidad encontró “muchas oportunidades para desarrollar la investigación y armar equipos”, lo que enlazó cada vez más su carrera a la institución ubicada en Los Polvorines. Allí comenzó a participar en una organización que para las elecciones de 2018 la propuso como decana del Instituto del Desarrollo Humano. Ganó y se integró al Consejo Superior. Algunos años antes, había trabajado en la fundación de la escuela secundaria de la UNGS, un proyecto educativo que la sumergió en otra manera de contactar con la universidad.
Agenda de género
Hace algunos años atrás, Diker –quien actualmente trabaja junto a Terigi en la transición hacia el traspaso de funciones– le propuso a los miembros del CIN reciclar la estructura de una red bastante desactivada (la Red en Movimiento) y convertirla en un organismo más efectivo para la puesta en marcha de políticas de equidad de género. En 2018, como resultado de esa iniciativa nació la Red Interuniversitaria por la Igualdad de Género y contra las Violencia (RUGE), coordinada por Sandra Torlucci, rectora reelecta de la Universidad Nacional de las Artes (UNA).
Torlucci recuerda al Suplemento Universidad que, en ese momento, eran apenas seis rectoras en el CIN. La RUGE ha significado un principio de cambio muy interesante en una institución “muy masculina” y ha logrado incorporar protocolos contra la violencia y la discriminación sexual, jornadas de capacitaciones, la implementación de la ley Micaela (de Capacitación Obligatoria en Género para todos los empleados y empleadas de Estado) y otra serie de medidas para fortalecer la prevención y atención frente a esta problemática en todas las universidades del país.
Desde RUGE, durante el Plenario de Rectoras y Rectores del CIN realizado en abril último en Jujuy, surgió la iniciativa de organizar un Foro que “funcione como generador de políticas desde un lugar de liderazgo más ejecutivo”, recapituló Torlucci. Así nace el flamante Foro de Rectoras y Vicerrectoras de Universidades Públicas, que ya tuvo sus dos primeras reuniones.
Terigi, Gentile, y la recientemente electa vicerrectora de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), Mariela Marchisio, se incorporarán al nuevo foro, el primero que reúne de forma permanente a las máximas autoridades mujeres del sistema universitario. También lo hará Sanchez, rectora electa de la UNCUYO, que asumirá su gestión el 16 de agosto y que en 2014 se convirtió en la primera mujer decana de la Faculta de Ciencias Eonómicas de la institución mendocina. Egresada allí de la carrera de Contabilidad, la trayectoria institucional de Sánchez comenzó con su especialización en el área de costos, desde donde se abrió paso como profesora hasta llegar a la jefatura de Posgrado, y luego, al decanato. De cara al comienzo de su labor de conducción, apuesta a un modelo educativo innovador y a la conexión de la universidad con otras instituciones a nivel global.
Al no haber asumido para sus inicios, ni Terigi ni Gentile ni Sánchez pudieron asistir a las reuniones de RUGE, sin embargo, destacaron la rapidez con las que se las incorporó a la comunicación colectiva entre rectoras. Ambas recalcaron la importancia de seguir trabajando en función de allanar el camino para las mujeres en la vida universitaria.
“Hay una serie de cuestiones que limitan nuestra participación. Muchas estamos a cargo de nuestras familias, del cuidado de adultos y niños. Vamos a trabajar en alguna normativa que les permita a las estudiantes que van a ser mamás o están en situación de cuidado no perder sus estudios”, propuso Gentile y agregó que el cambio debe ser transversal a la estructura curricular y a la incorporación de bibliografía, en donde la asimetría se ve con más nitidez.
Terigi, a su vez, anticipó que desde la UNGS se trabaja en dos planos al unísono: por un lado, piensan en estrategias para ampliar la participación pública de la universidad en el debate político sobre la problemática en el reconocimiento de la diversidad de género; por otro, buscan revisar internamente los planes de estudios y las carreras, para poder discutir “profundamente, qué significa decir que una universidad asume una perspectiva de reconocimiento de la diversidad en su formación”.
“Muchas veces estas políticas adquieren una forma curricular muy elemental, como la creación de una materia, de un laboratorio o de un taller, que está muy bien para empezar, pero hay que seguir revisando a fondo”, comentó Terigi.
Si RUGE trabaja con la puesta en práctica de protocolos y medidas en contra de la violencia y la desigualdad de género, desde una mirada más global, el Foro apunta justamente a lo señalado por las nuevas rectoras: “implementar políticas universitarias específicas que lo revisen todo”, específicó Torlucci.
La universidad, usina de transformación
La llegada al rectorado por parte de tres nuevas mujeres se da en un contexto de reflexión en torno al lugar y al alcance de las instituciones. “La pandemia y la educación a distancia, han profundizado la dificultad de las personas para vincularse con las instituciones”, detalló Terigi. El de la recuperación de la vida pública de la universidad, es uno de los desafíos que más le preocupan de cara al inicio de su gestión. “Hay que revisar el aporte que las universidades pueden hacer con respecto a la crisis civilizatoria en la que nos encontramos”, agregó.
Mientras conversaba con este suplemento, Gentile se preparaba para ir a marchar por el asesinato de Agustina Fernández, una joven estudiante que se había trasladado desde La Pampa para estudiar en la UNCo y que murió como consecuencia de un brutal ataque durante un robo. La nueva rectora recordó también el reciente femicidio de Patricia Rendón en la ciudad de Catriel, Río Negro.“Estamos en alerta constante”, dijo, e instó a trabajar desde la universidad para sostener la militancia y fortalecer el movimiento feminista.
Desde RUGE y el Foro, pugnan por seguir trabajando en capacitaciones y sensibilizaciones y apuestan al anclaje territorial, dado que en las comunidades “se escucha mucho”, lo que las universidades dicen, afirmó Torlucci.
En esa línea, destacó el rol de las universidades en el debate público y en la ampliación de derechos a nivel país. “No en vano la mayoría de los movimientos feministas surgieron en la militancia territorial y en la universidad. A veces en los dos lados a la vez, porque las figuras que militan en los dos espacios son coincidentes”, explicó.
Con Terigi, Gentile y Sánchez la presencia femenina en los rectorados se amplía, pero sigue siendo desigual. Y aún más dentro del comité ejecutivo del CIN, integrado únicamente por dos mujeres y por diez varones. “Antes la participación femenina no era una cuestión que mereciera atención. Ahora se empezó a considerar. Las políticas de género y las políticas feministas han avanzado mucho y hay cuestiones de igualdad que se empiezan a tener en cuenta. Por supuesto sigue siendo minoritaria la presencia de mujeres. Somos sólo 14 rectoras en las más de sesenta universidades nacionales y provinciales”, sintetizó la coordinadora de RUGE.