El día que Francia Márquez pisó por primera vez la casa de la presidencia tuvo un gesto que pasó a la historia. Mientras la vice saliente Marta Lucia Ramírez ignoraba a las empleadas domésticas de la casa, Francia se detuvo para estrechar la mano de cada una de ellas.
Francia es la esperanza de cambio en Colombia para vivir sabroso, es decir, “sin miedo, en dignidad y con garantía de derechos” en sus propias palabras, una filosofía de vida de las comunidades afrocolombianas. Esta vicepresidenta es una luz que llegó para alumbrar a un pueblo que estuvo en las sombras de la represión, el despojo, el hambre y la pobreza.
La historia de vida de Francia Márquez es lo que la convierte en una figura política única. Se crió en los barrios, sabe lo que significa trabajar en una mina de oro, no sólo estuvo en las profundidades de la tierra para sobrevivir y mantener a su familia, también trabajó en agricultura, gastronomía y fue empleada de casas particulares. A los 16 tuvo a su primer hijo, era el único sostén de la familia. Su vida hace carne “lo personal es político”, que hoy Francia esté ocupando el cargo de vicepresidenta revoluciona a una Colombia en la que meses antes gobernaban las elites. Por primera vez, los sectores empobrecidos y la clase trabajadora sienten que unx de lxs suyxs está ahí arriba, representando sus intereses y no los de un pequeño núcleo adinerado.
Resistir desde la alegría y la lucha popular
“Lo que les molesta a muchos es que una mujer que pudo ser su empleada doméstica, pueda dirigir el país”, dijo y es por eso que Francia es también rebeldía antipatriarcal, alejada del feminismo liberal habla de la construcción colectiva y del rol de la mujeres negras que siempre fueron relegadas a trabajos precarios y de servidumbre. “Estamos aquí para irrumpir contra la política hegemónica que está acostumbrada a ver hombres blancos privilegiados de élite gobernar. Esos hombres han gobernado desde sus lugares de privilegio, desde lugares de exclusión, usando la violencia como parte de la política. Estamos aquí para construir desde el amor, desde la alegría, desde la resistencia y desde la lucha popular. Representamos esa agenda de los y las nadies, de quienes no tienen voz, de las personas que en este país no cuentan para la política”, dijo en febrero durante una entrevista con la agencia Colombia Informa.
“Soy porque somos” fue su lema de campaña, reconociéndose parte de una comunidad con base en la organización comunitaria. Esa frase proviene de la filosofía africana “ubuntu” que refiere a la idea de tener en cuenta al otrx, el ser y vivir en comunidad, incluso con la naturaleza, alejada de la idea de adueñarse de esta.
Por Marielle y contra el extractivismo
La misma frase con la que Marielle Franco tituló uno de sus textos publicado en el blog Agoraéquesãoelas, del diario Folha de São Paulo en 2016. En sintonía con Francia, la consejala brasileña fue recordada por Sofía Petro, estudiante de Ciencias Políticas e hija mayor de Gustavo Petro, -presidente electo de Colombia y pareja de fórmula de Francia- cuando en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales se mostró al lado de su padre con una remera que tenía el rostro de Marielle.
Francia dedicó su vida al activismo por los derechos humanos y la defensa del medio ambiente, denunciando el avance del extractivismo, otra de las banderas que hoy levanta desde la vicepresidencia con total coherencia política. Desde 1994 defendió junto a su comunidad el Río Ovejas enfrentando el avance de proyectos mineros en territorio ancestral y desde ese momento no paró. Francia se convirtió en una referente socio ambiental no sólo en su país, sino también a nivel mundial, lo que la llevó a recibir el Premio Medioambiental Goldman en 2018. “Hicimos muchas movilizaciones para parar la minería que estaba envenenado con mercurio nuestro territorio donde no hay agua potable y tenemos niñas y niños con mercurio en la sangre. Eso es parte del racismo ambiental porque no en todos lugares se envenena“, recordó el año pasado en su paso por la Facultad de Ciencias Sociales.
Francia Elena Márquez Mina tiene 40 años, nació en el norte del Departamento del Cauca, es abogada, realizó su tesis en la Universidad Santiago de Cali sobre racismo y consulta previa en Colombia. Es referenta del Proceso de Comunidades Negras de Colombia (PCN), una red de organizaciones afrocolombianas que en la década del 90 articuló por la defensa de los derechos étnicos, culturales y territoriales.
En 2020 la violencia en Colombia aumentó a niveles alarmantes y el 11 de agosto de ese año cinco adolescentes afrodescendientes de 16 años fueron asesinados en Cali. El hecho se conoció como la Masacre de Llano Verde y es un ejemplo del desastre social que causó la urbanización de familias víctimas del conflicto armado que en 2013 y 2014 fueron reubicadas en un proyecto de vivienda social pero sin ningún tipo de contención estatal, con la marginalidad como único destino, sin colegios, centros de salud, policía, transporte formal, centros de cuidado infantil, comunitarios o espacios de recreación. Ese suceso doloroso fue lo que impulsó a Márquez a presentarse como candidata a presidenta de Colombia.
“Hemos avanzado en un paso muy importante: después de 214 años logramos un gobierno del pueblo, un gobierno popular. El Gobierno de la gente de las manos callosas, el gobierno de la gente de a pie, el gobierno de los nadies y las nadie de Colombia. Vamos, hermanos y hermanas a reconciliar esta nación, vamos por la paz de manera decidida, sin miedo, con amor y con alegría, vamos por la dignidad, por la justicia social. Vamos las mujeres a erradicar el patriarcado en nuestro país, vamos por los derechos de la comunidad diversa LGBTI. Vamos por los derechos de nuestra madre tierra, de la casa grande, a cuidar nuestra casa grande, a cuidar la biodiversidad. Vamos juntos a erradicar el racismo”, con estas palabras cerró Francia su emocionante discurso de asunción como vicepresidencia.
Atrás quedaron las imágenes de la violencia atroz que desplegó el gobierno de Iván Duque durante el Paro Nacional que comenzó el 28 de abril en contra de la reforma tributaria. Hoy Colombia respira otros aires de naturaleza antiracista, feminista y popular.
Proyecto Ballena es el área del Centro Cultural Kirchner, dirigido por la editora Liliana Viola, dedicada a producir encuentros, lecturas y debates entre diversos sectores de la sociedad. Cada año este espacio elige un concepto para estudiar, problematizar y poner en común. El año pasado fue TIERRA y este año es LIBERTAD. La visita de Francia Márquez marca un rumbo a las discusiones que este 2022 tendrán lugar en el festival de Proyecto Ballena que se realizará entre el 13 y 16 de octubre. Mientras tanto, en agosto se inauguran dos nuevos cursos de lectura acompañada: Colectiva Materia lee a Silvia Rivera Cusicanqui y Florencia Cremona a la argentina, María Lugones. Más info: https://proyectoballena.cck.gob.ar/