Desde Río de Janeiro
Uno de los fetiches del ultraderechista y cada vez más radicalizado presidente Jair Bolsonaro responde a la sigla “CACs”. Son los grupos que reúnen coleccionistas de armas, tiradores profesionales y cazadores.
En medio a su incesante campaña a favor de distribuir armas a las “personas de bien”, léase sus seguidores más ensandecidos, Bolsonaro hizo que ese número experimentara un formidable aumento de 474%: si en 2018, año de su elección, Brasil disponía de 117.467 CACs, el pasado primero de julio ese volumen llegó a 673.818.
Eso significa que el número de personas registradas como “CACs” se acercó rápidamente a la suma de las policías militares provinciales (406 mil en todo el país) y de las Fuerzas Armadas (360 mil en activo).
En total, bajo Bolsonaro existen dos millones 800 mil armas registradas como “acervo particular”. La sigla “CACs” abriga 957 mil 300 armas. Otras 692 mil 500 están en manos de ciudadanos que cuentan con autorización legal para tener o portar armas.
El ultraderechista Bolsonaro defiende que “el pueblo armado jamás será esclavizado”, y dice que tener un arma significa poder proteger no solo a los familiares pero también al patrimonio de cada “ciudadano de bien”.
Curiosamente, el mismo Bolsonaro fue asaltado una vez. Los ladrones llevaron su moto y su arma. Esa doble pérdida de patrimonio no es jamás mencionada por el cada vez más desequilibrado mandatario.
Como consecuencia del crecimiento del número de armas en manos de la población, también se multiplicaron de manera acelerada las tiendas dedicadas a la venta de pistolas, revólveres, carabinas y fusiles, bien como los clubes de tiradores.
Esparcidos por todo el país existen actualmente 2.066 clubes de esa modalidad. Muchos de ellos fueron bautizados como “Patriotas do Brasil”, “Armas Brasil” o, en alusión al verso “patria amada Brasil” del himno nacional, “Patria Armada Brasil”.
Más allá de las armas, esos grupos tienen la intención de, en las elecciones generales de octubre, formar una fuerte representación en el Congreso. Ya fueron anunciadas 34 candidaturas a diputado nacional, senador y gobernador provincial, todas vinculadas a la Asociación Pro-Armas, el grupo más numeroso y fuerte del sector.
Para las asambleas provinciales son otros 23 nombres, y la referida agrupación anunció que pretende crear un partido político.
Existe el bien fundamentado temor de que parte substancial de esos grupos se muevan en las calles para defender a Bolsonaro de una derrota que cada vez más parece inevitable en las urnas de octubre.
Las reiteradas afirmaciones de que hay que defender “la patria del peligro comunista” tiene como blanco al expresidente Lula da Silva, cuyos seguidores son considerados por Bolsonaro y su bando, más que adversarios, enemigos viscerales.
Todo eso significa que de ahora en adelante, más allá de la tensión política, habrá que cuidarse, y mucho, de esa inmensa cantidad de armas en manos radicales.