Un numeroso grupo de representantes, varones y mujeres, de movimientos sociales encabezados por Esteban “Gringo” Castro, secretario general de la UTEP, se reunió durante casi dos horas con el obispo Oscar Ojea, presidente de la Conferencia Episcopal Argentina. El encuentro, que ambas partes calificaron como “cordial y fraterno” tuvo lugar en la sede del episcopado en la calle Suipacha, en la Capital Federal. La cita había sido gestionada por Castro con la intención de expresarle al obispo “la preocupación que existe por la detención de algunos referentes de sus agrupaciones” en todo el país y, al mismo tiempo, acercarle al titular del episcopado las impresiones de los dirigentes sociales sobre la situación social, económica y política.
Ojea escuchó a buena parte de las y los presentes haciendo comentarios sobre sus apreciaciones y, al mismo tiempo, expresando su preocupación personal y del episcopado católico por la situación social que atraviesa el país. El presidente del Episcopado utilizó también la ocasión para reiterarle a sus interlocutores el aprecio que el papa Francisco tiene por los movimientos sociales y por el aporte a “la paz social” que estas organizaciones hicieron especialmente durante la pandemia. “El barrio le dio de comer al barrio” fue la expresión que utilizó Ojea según lo refirió uno de los participantes de la reunión.
Frente a la problemática planteada por el acoso a los dirigentes sociales el obispo instó a que se dialogue con los funcionarios y organismos correspondientes demandando garantías para el libre ejercicio de los derechos constitucionales y se comprometió a realizar los contactos necesarios para expresar la preocupación de la Iglesia por la situación.
“En este contexto social sumamente complejo y preocupante que vivimos, la Iglesia comparte la preocupación por la situación de indigencia de una parte importante de la población, que se suma a la gravedad de la crisis económica que hace imposible llegar a fin de mes para una gran mayoría” dijo Ojea en la reunión y los participantes le adelantaron la decisión de realizar una movilización en favor de sus demandas que tendrá como punto de partida el capitalino santuario de San Cayetano, en Liniers, el próximo 7 de agosto, festividad del Santo Patrono del Pan y del Trabajo.
Como lo viene señalando en diferentes intervenciones públicas, Ojea reiteró “la necesidad de dialogar siempre en la búsqueda de aquellas medidas de gobierno, posibles y necesarias en este momento, para evitar todo tipo de violencia, recordando que los movimientos sociales históricamente han sabido trabajar para la construcción de la paz social. Castro sostuvo que "Ojea puso en valor lo realizado por las compañeras en los barrios; él tuvo su experiencia, en su diócesis (San Isidro) durante la pandemia y dijo estar conmovido porque vió cómo los barrios alimentaron a los barrios. La comunidad se organizó. Nos pidió seguir con nuestro trabajo comunitario y con nuestros reclamos siempre en la paz".
Asumiendo las dificultades y la gravedad de la coyuntura y reconociendo que “ustedes saben bien lo que tienen que hacer” el Presidente del Episcopado se atrevió a aconsejar “que no se fomente la violencia” por ningún motivo, porque –dijo- “aquí gana el que menos se enoje”.
Ojea recordó también un fragmento del mensaje de los obispos de la Comisión Episcopal de Pastoral Social en la Semana Social del mes pasado, donde se destacó al “trabajo digno como el gran ordenador de la vida humana y la felicidad, entendiendo que la posibilidad de acceder al mismo no es un problema individual; es la consecuencia de un modelo que debe anteponer la producción a la especulación, la distribución a la concentración y el acaparamiento, el bien común a la rentabilidad sectorial”.
Varios de los participantes destacaron que “dejando de lado toda formalidad” el obispo escuchó con atención todo lo que se expuso y demostró estar totalmente al corriente de la realidad política y social del país.
Por parte de la Iglesia Católica solo estuvo presente el obispo Ojea, pero la delegación de los movimientos sociales se integró por trece representantes de diferentes organizaciones. Además de Castro por la UTEP participó Angel “Lito” Borello y Gildo Onorato; Laura Cibelli por el MTE; Juan Carlos Alderete, Julia Rosales y Ramiro Berdesegar por la Corriente Clasista y Combativa; Norma Morales y José Oscari por Barrios de Pie; Marina Joski por La Dignidad; Luciano Alvárez por Los Pibes; Milca Sosa por el Movimiento Evita y Cristian Erramuspe por el Frente 22 de Agosto.
Antes de finalizar la reunión se acordó mantenerse en contacto para darle continuidad al diálogo iniciado y para, de ser necesario, coordinar acciones en común.