El presidente francés Emmanuel Macron se reunió este jueves en el Palacio del Elíseo con el príncipe heredero saudita, Mohamed Bin Salmán, en una cena de trabajo que generó críticas de ONG y de la oposición. Las criticas se generaron por lo que consideran un intento de rehabilitación internacional de quien consideran responsable del asesinato del periodista saudí Jamal Khasshoggi, ocurrido en 2018 en el consulado de su país en Estambul.
Bin Salmán llegó esta noche al palacio presidencial francés para una reunión centrada en el contexto internacional de crisis en Medio Oriente y la guerra de Ucrania, que causó además incertidumbre sobre el suministro energético de Europa. El Eliseo se esforzó en recalcar que Macron abordaría con su invitado cuestiones de derechos humanos y que tratarían casos concretos.
En el palacio, se recalcó que el presidente se reúne con el conjunto de principales actores de la región ya que es una condición necesaria para avanzar. En este contexto, se recordó que hace poco más de un mes, Macron recibió en el Elíseo al primer ministro de Israel y a los presidentes de la Autoridad Nacional Palestina, Emiratos Árabes Unidos y de Egipto.
Además, la reunión también trata la petición francesa y occidental de que aumente la producción de petróleo para combatir los elevados precios de la energía, con Arabia Saudita como primer exportador mundial de petróleo y eje clave en las decisiones de la OPEP.
Críticas de las ONG
Pero la llegada de Bin Salmán generó numerosas críticas por la situación de los derechos humanos en su país y, especialmente, por el asesinato del periodista y disidente saudita Jamal Khasshoggi, del que lo consideran culpable.
Dos ONG extranjeras, Democracy for the Arab World Now (DAWN) y Trial International, anunciaron este jueves que presentaron una demanda ante la justicia francesa contra el príncipe heredero saudita por complicidad en tortura y desaparición forzosa. Las entidades denunciantes consideran que Bin Salmán no goza de inmunidad porque es el heredero del trono saudita y no el jefe del Estado de su país.
"Casi cuatro años después del asesinato del periodista Jamal Khashoggi, la reintegración de Mohamed Bin Salman en las relaciones internacionales solo supone desprecio a la verdad y a la justicia", lamentó el secretario general de Reporteros Sin Fronteras (RSF), Christophe Deloire.
Por su parte, la primera ministra francesa, Élisabeth Borne, afirmó que no se cuestiona el compromiso con los derechos humanos. Pero consideró normal hablar con los países productores de energía en un contexto donde Rusia corta, reconecta y amenaza con cortar de nuevo el suministro de gas a Europa.
La oposición política también criticó duramente la presencia de Bin Salmán en París. "Francia no es un felpudo para los dictadores en busca de rehabilitación", afirmó en Twitter el secretario general del partido ecologista EELV, Julien Bayou.