La comisaría de Laprida fue intervenida por el Ministerio de Seguridad bonaerense, que además decidió desafectar a todo su personal, incluyendo su cúpula, y designó en su lugar al comisario general Aldo Fabián Caminada, jefe de la Superintendencia Región Sur de la Policía. Se informó además que Asuntos Internos comenzó a investigar la actuación administrativa. Durante la breve conferencia de prensa local, no se dijo palabra sobre la asistencia de abogados del Ministerio a los detenidos, y tampoco se le preguntó. Sí se informó la decisión de "denunciar penalmente a los legistas de la primera autopsia para investigar un posible encubrimiento".
Mientras la intervención de la comisaría se lleva los titulares, un espacio de alrededor de dos horas, desde las 13.30 hasta las 15.30 del 5 de junio, que es el momento en que todos coinciden en que supuestamente vieron ahorcada a la joven Daiana Abregú en un sector de la comisaría de Laprida, las versiones de la realidad difieren según cuál de los uniformados detenidos la cuente.
Uno de tantos aspectos llamativos es la falsificación del libro de guardia y lo que puede ocultar esa falsificación. Para empezar, un dato que surge en forma contradictoria dentro de ese espacio de tiempo es la presunta inspección de la celda donde se encontraba detenida Abregú, a las 14, una hora y media antes de ser "hallada ahorcada".
La oficial Vanesa Núñez, que ocupaba el puesto de imaginaria y cuya función era controlar a la detenida desde fuera de la celda, y encargada de realizar la inspección, cuando se le preguntó si a las 14 de aquel día se había cumplido con la obligación respondió que "no". Se le mostró entonces el acta donde figura que se había realizado y su firma al pie y respondió que "no, es mentira, no se realizó inspección de calabozo en mi turno". Y apuntó hacia arriba.
A su vez, la responsable de confeccionar el libro de guardia, la sargenta Juliana Zelaya, en su indagatoria reconoció que la inspección no se había realizado pero que lo había falseado por indicación de una jefa, que ya fue citada a declarar. La indicación, sostuvo Zelaya, la hizo la jefa después de que Daiana Abregú "fue hallada ahorcada", y cuando ambas, la declarante y su jefa, se encontraban "solas en la guardia", dos horas después del "hallazgo". En ese momento, la sargenta sostuvo que su superiora le indicó agregar la inspección, aunque sostuvo que la jefa no estaba enterada de que la inspección no se había realizado. Cuando le preguntaron cómo es eso de rellenar el libro con dos horas de posterioridad a los acontecimientos, Zelaya respondió con una naturalidad que asusta y da cuenta de dónde se pone el acento cuando se habla de prevención policial: "Siempre se hace con dos horas de atraso. Lo llevamos así por cualquier cosa que pase". Lo dicho, en las comisarías nunca pasa nada y si no que se revisen los libros.
Para completar el cuadro variable de la inspección de las 14, pese a que las dos policías, tanto quien debía hacerla, como quien debía registrarla, aseguraron que no se realizó, el oficial de servicio, Adrián Núñez, que debía estar a cargo de la comisaría ese domingo, juró y perjuró que sí se había realizado la inspección. También declaró que minutos después de las 14 se retiró a almorzar a su casa (cuando él mismo afirmó que en esa función no le está permitido retirarse) e hizo una llamativa y curiosa descripción de las calles por las que fue a su casa y volvió, con la preocupación de señalar dónde están ubicadas las cámaras que lo registraron, como para que nadie tenga dudas de que él no había estado por si hubiera pasado algo.