Desde el 26 de enero de este año, cuando se inauguró un nuevo Centro de Recuperación Nutricional Infantil (CRNI) en el Hospital de Santa Victoria Este, hasta ayer se atendieron 36 chicos por problemas en su peso. De ellos, solo uno sigue con tratamiento por exceso de peso, y es criollo. El resto, todos niños y niñas de comunidades originarias, se encuentran con tratamiento por déficit de peso.

Así lo especificó el gerente del Hospital victoreño, Ariel Sosa, al hablar con Salta/12 luego de que el gobierno provincial informara sobre el funcionamiento del Centro de Recuperación Nutricional ubicado en el departamento Rivadavia, en el norte salteño. De esa cantidad de niños y niñas, 32 son monitoreados, mientras que hasta ayer, cuatro se encontraban internados en el CRNI.

La información oficial de la provincia se difundió luego de que se conocieran las muertes de al menos cinco niños y niñas pertenecientes al Pueblo Wichí y que residían en los municipios de General Mosconi (en el departamento San Martín) y de Santa Victoria Este. Según confirmó el gerente del hospital de esta última localidad, desde principios de año hasta el momento, en el municipio fallecieron 13 niños y niñas, la mayoría no había llegado a los dos años de edad.

Las comunidades indígenas continúan denunciando la falta de prácticas interculturales en la atención sanitaria, lo cual dificulta que las familias originarias acceden a los centros de salud y Hospitales, y eso provoca a su vez que las infancias lleguen en ocasiones en una situación de muy mal estado de salud. Sin embargo, también fallecen niños y niñas en situaciones en las que existe una “alerta temprana”, como indica el sistema sanitario, es decir que los padres actúan con rapidez ante la situación de sus hijes para llevarlos a los centros de atención. 

“Están tratando de poner una cortina corta”, dijo a Salta/12 el presidente de la Unión Autónoma de Comunidades Originarias del Pilcomayo (UACOP), Abel Mendoza, al sostener que pese a los insistentes pedidos de aplicación de estrategias de salud intercultural, las comunidades indígenas continúan sin participar en los procesos de atención sanitaria.

“Hemos intentado poner los comedores comunitarios y que se devuelva la leche que quitaron a las comunidades y convirtieron (en partidas) a la Tarjeta Alimentar”, reiteró sobre la decisión del gobierno nacional de cambiar la entrega de la leche por una partida de dinero que se entrega mediante la Asignación Universal por Hijo (AUH) o por Embarazo (AUE). Ocurre que ese monto, que quizás cubre el costo de una caja de leche en los centros urbanos, es insuficiente para adquirir ese producto en el Chaco salteño, donde la mercadería llega con mayores aumentos, y más todavía para las personas de escasos recursos. 

A esta situación Mendoza agregó las dificultades para que personas indígenas accedan a capacitaciones para ser parte del sistema de salud. Esto se debe a condiciones estructurales que les impiden este acceso. Por ejemplo, las inscripciones para las capacitaciones se realizan vía internet. Pero en la zona la conectividad digital es nula o mala; además, muchas personas de los pueblos indígenas no cuentan con la tecnología para acceder a los servicios digitales, algunas ni siquiera tienen teléfonos celulares. Por eso, cuando integrantes de las comunidades quieren inscribirse “todo se llenó en media hora con gente de diferentes lados”, y no llegan siquiera a anotarse para las capacitaciones, sostuvo Mendoza.

A esa realidad se añade que los cursos se dictan vía online, a pesar de que las comunidades vienen insistiendo para que vuelvan a ser presenciales, precisamente por las deficiencias en la conectividad digital y para el acceso a las herramientas tecnológicas necesarias para acceder a la internet, en el caso de que hubiera. “Mientras no se dé prioridad a los pueblos indígenas entendemos que lo que quieren cambiar no va a cambiar nunca”, dijo el referente originario.

Mientras, existen al menos dos medidas cautelares firmes, entre otros aspectos, una ordena precisamente que el Ministerio de Salud Pública de Salta designe facilitadores culturales. Ambas decisiones judiciales ya fueron ya confirmadas por la Corte de Justicia de Salta pero todavía no han sido cumplidas. 

La relactación y el alimento

El gerente Ariel Sosa indicó que entre las estrategias del CRNI, está la relactación, debido a que a veces la lastimadura del pezón de la madre provoca que se suspenda la lactancia materna. Si bien el gerente coincidió en destacar que una de las virtudes de las prácticas originarias es la lactancia materna hasta los 2 años, hay casos en los que “están tomando la misma práctica del criollo que completa la lactancia con leche de fórmula”.

Uno de los desafíos es poder “fortalecer la alimentación complementaria” del niño o niña una vez que cumple los 6 meses. “Allí recomendamos que le dé un puré o arroz. Pero suele suceder que toda la familia come lo mismo (incluso bebés), y es la sopa”. En este punto, Mendoza afirmó que se solicitó capacitación para la preparación de comidas en las comunidades, pero no se logró ese propósito. 

Entre otras estrategias, se busca incorporar la cocción de la lenteja, dado que muchas veces necesaria, junto con el arroz, la combinación entre legumbres y cereales. Sin embargo, estos alimentos son extraños a la cultura de los pueblos indígenas de esta zona. 

Por otro lado, adquirir estos productos, que no pueden producirse en la zona, implica que las familias cuenten con los beneficios económicos para este fin. Sosa sostuvo que hay una trabajadora social en calidad de contratada que recorre el territorio y realiza los trámites necesarios en aquellos casos en que da con personas sin el DNI. Es que la tramitación de este documento se complicó con la llegada de la pandemia y parte importante de las infancias originarias aún no lo obtienen.

Otra complicación es que muchas mamás que se internan en hospitales o el CRNI con sus niñes con déficit de peso, conviven con la preocupación por sus otres hijes, que quedan en la comunidad. “Hay una mamá que tiene 8 niños, y entonces quedan con el papá. Ahora es más cerca, porque ella es de La Puntana (paraje de la jurisdicción de Santa Victoria Este) y ya no tiene que ir hasta Tartagal”, explicó Sosa, al referirse a la ciudad cabecera del departamento San Martín en donde estaba antes el único centro de recuperación nutricional.

Esta dificultad suele ser también motivo para que algunas madres decidan salir del centro sanitario para ir a atender a sus otros niños o niñas. Como no puede separarse de su hijo o hija internado, lo lleva consigo. En la cosmovisión indígena esto es lo que debe hacer una madre, que no debe separarse de su niño; en el mundo occidental, generalmente son criminalizadas cuando esto ocurre.