El cuerpo del gendarme Gustavo Elorrieta, de 42 años, que estaba desaparecido desde el 10 de julio pasado, fue hallado en la tarde de ayer al norte de Roldán, en una zona rural, ciudad a la que había viajado desde Buenos Aires. Tras la aparición del cuerpo la fiscalía detuvo a su ex esposa, de 47 años, y demoró a uno de sus hijos de 17 y a dos amigos de éste.
El cuerpo fue hallado dentro de una especie de aljibe, tapado de ramas, lonas y escombros y anoche personal de Bomberos y Policía trabajaba en un lento proceso para recuperarlo. El lugar es un cañaveral de difícil acceso cerca del cruce las calles Manuel Dorrego y Camino de los Gauchos. Según las primeras pericias la data de muerte se fijó entre el 10 y 12 julio pasados.
Los fiscales Adrián Spelta y Gastón Ávila desde el lugar del hallazgo indicaron que las detenciones fueron ordenadas horas antes del hallazgo del cuerpo porque la investigación ya había reunido suficientes datos sobre el homicidio del gendarme. Tenían en su poder las imágenes de las cámaras de seguridad de la Municipalidad de Roldán, testimonios y pruebas de luminol en la casa donde viven la ex pareja y los hijos. El luminol permite detectar resto de sangre cuando esta fue lavada. Y las pericias arrojaron resultado positivo en una cantidad importante, explicaron los fiscales. Los detenidos serán llevados a audiencia imputado el próximo martes.
Si bien hoy se hará la autopsia, el hecho de que la data inicial de muerte sea entre el 10 y 12 de julio es muy relevante. El día siguiente fue hallado el Volkswagen Bora gris del gendarme volcado en una cuneta a no mucha distancia de donde apareció el auto abandonado, con daños y manchas de sangre -que se analizan-. La investigación de los fiscales detectó que el hijo iba en el auto y tuvo un golpe en la cabeza, por lo que recibió antención médica en Rosario. Un joven que circulaba con él, dijo que iban con "otro masculino", sin dar más detalles. Lo llamativo es que no hubo denuncia del siniestro ni denuncia del paradero Elorrieta.
Las sospechas crecieron con el correr de los días. Su actual pareja en Buenos Aires no tenía novedades y siempre colaboró con los investigadores. El 10 de julio pasado fue la última vez que hablaron. Gustavo le dijo que había llegado y que estaba bien. Nunca más hubo comunicación. Su hermana, desde Monte Caseros, Corrientes, de donde era originario, también reforzó la búsqueda. El 25 de julio las alarmas se prendieron en Gendarmería, donde debía reincorporarse tras las vacaciones y no lo hizo, a pesar de tener una foja de servicio intachable.