El 26 de julio se cumplió 70 años del fallecimiento de Eva Perón. Para aquella fecha, habían pasado solo dos años y días de aquel hecho trascendental para los catamarqueños, como fuera ese miércoles 7 de junio de 1950, día en el que Eva Perón llegaba en visita oficial y por única vez a nuestra ciudad.
Arribó a una emblemática Estación de Ferrocarril, actual Palacio Municipal, justo al frente de la hoy renovada plaza 25 de Agosto, dejando recuerdos imborrables en los niños, los jóvenes y los adultos que esperanzados la aguardaban.
¿Y esta ciudad capital fue la misma posterior a vivir esa jornada? Claro está que no.
Hechos urbanos tangibles e intangibles, hoy patrimonios componentes de nuestro paisaje cultural urbano, dejaron demostrado que por aquellos años y en ese día en particular, un sentido humanista empezaba a apropiarse de una ciudad histórica/liberal. Era hasta allí la ciudad de Caravati, una ciudad de autor que diseñada cual sistema integral de espacios abiertos urbanos acompañados por una arquitectura italianizante de exquisita factura, había adquirido un fuerte valor simbólico, valor que ese sentido humanista que mencionamos supo además apreciar y darle continuidad.
Las intervenciones peronistas no miraban hacia una aristocracia cultural urbana, por el contrario su desarrollo se basaba en la fuerte mirada hacia lo social entendiendo que las acciones debían estar dirigidas a dejar satisfechas todas las necesidades de quienes habitaban ese territorio: ¿Y de que carecía nuestra ciudad?
La lista era extensa si pensamos en este nuevo sentido humanista integral en donde el bienestar y los derechos del pueblo eran prioridad: la salud, la educación, el deporte, la cultura y el esparcimiento, el carente derecho a la vivienda y toda la infraestructura urbana hacían posible el mejoramiento de las condiciones de vida de las clases históricamente más desfavorecidas.
El pueblo empezaba a habitar espacios que antes no le pertenecían y como consecuencia surgió una nueva utilización del espacio público. Esto se tradujo en nuevos escenarios producto de los nuevos intercambios que en un contexto de preservación de lo histórico existente e inserción de nuevas edificaciones evidenciaron que la obra peronista había transformado el paisaje cultural urbano: se completaba la ciudad de Caravati, y hago alusión a mucho más que la materialidad de su estructura física.
Eva Perón en la ciudad claramente traspasó la frontera de los hechos tangibles en sí mismo, algo más profundo que la inauguración de edificios inigualables, como dijimos al inicio, su presencia dejó además una marca en la memoria de quienes acompañaron ese acontecimiento: una visita que se tradujo en una nueva ciudad.
Inauguró aquel día el Hospital de Niños y el Hogar Escuela, dos edificios unitarios que con una estética academicista el primero y una típica arquitectura pintoresquista el segundo, generaron con el acompañamiento de espacios verdes y de otras obras complementarias, escuela, viviendas, nuevos núcleos urbanos que aún hoy reconocemos diferenciándose en la ciudad.
Eva estuvo en el Camarín de Nuestra Madre del Valle y dio su discurso en la plaza 25 de mayo; pero también en Esquiú y Ayacucho, en el edificio de la Caja de Jubilaciones, una de las muchas otras obras ejecutadas por el gobierno peronista (1946-1952) por esos años.
Sus ojos pudieron apreciar el Paseo creación de Caravati, nuestra Alameda, al frente del cual, en la ENET Nº1, Escuela Industrial, funcionaba la Universidad Popular de la Mujer, institución a la que también visitó como la casa de calle Sarmiento al 300 en donde trabajaban las mujeres peronistas catamarqueñas, era la sede del recientemente creado partido femenino.
Las distancias entre todos los anteriores demandaban conexiones: ¿Cómo eran esos recorridos? El pueblo habitando las calles construyó esos nuevos escenarios cual unidades indisolubles de lo que fue una verdadera revolución cultural urbana hace más de 72 años en nuestra ciudad: esos escenarios no son solo arquitectura e infraestructura, la obra peronista materializó la contención social. A la ciudad se la empezó a contar con toda su gente: Una ciudad peronista.
Identificar en el paisaje cultural urbano actual los escenarios ocultos que reconstruyen la visita de Eva a nuestra ciudad así como la generalidad de la obra peronista, es una deuda pendiente y no sólo de quienes tomamos la bandera de Eva como ejemplo, sino de todos los que cumpliendo diferentes funciones urbanas se cruzan ineludiblemente con la ciudad peronista a través de su arquitectura, en su quehacer cotidiano. Y esa arquitectura es la prueba, testigo insobornable de nuestra historia decía el gran poeta mexicano Octavio Paz.
Caravati la transformó y le dio el carácter en el siglo XIX, el peronismo la completó y la habitó a partir de la mitad del siglo XX. Nuestro paisaje cultural urbano actual solo podrá ser comprendido si reconocemos aquellas nuevas pautas sociales/culturales que planteó Eva Perón, somos su consecuencia.
*Arquitecta / Museóloga