Cuesta imaginarse a la ex chica Bond de Vive y deja morir y a la Doctora Quinn en pantalla chica como una abuelita bonachona dedicada a sus nietos y jardinería. Y si bien la protagonista de Harry Wild (estreno el 4 de agosto por Acorn TV) bromee con esa última postal, el presente de la jubilada universitaria será bastante agitado. Episodio tras episodio resolverá misterios policiales con la perspicacia de Columbo en una ficción que tiene algún lejano eco a Reportera del crimen

“Sólo espero ser tan exitosa y genial como lo fue Angela Lansbury”, le dice Jane Seymour a Página/12 a raíz del inminente desembarco de la producción de ocho episodios (cada jueves se estrenan dos capítulos). “Aunque no creo que veamos a Angela Lansbury tomando shots y flirteando con un profesor en un pub. Harry es una mujer independiente y salvaje. Está bien plantada, dice lo que piensa, es una clase diferente de mujer mayor. Es un personaje encantador por lo atrevido. No le importa su apariencia, ni le tiene miedo a nada ni nadie”, detalla la británica.

Harry Wild es una entrega detectivesca chispeante y ligera engalanada por la presencia de la criatura a la que le da vida Seymour. La mujer al comienzo del relato decide abandonar a sus alumnos universitarios (“una vergonzosa pérdida de piel y aire”) para dedicarse a su postergada novela. Gracias a una serie de eventos particulares, su bagaje sobre Emily Brontë, Dostoievsky o el teatro isabelino, será utilizado para resolver asesinatos “extraordinariamente bizarros”, según cuenta la actriz. Además de los aires y postales de Dublin, otro anclaje de la propuesta pasa por su vínculo con Charlie (Ken Ryan), su hijo que trabaja en la policía, y Fergus (Rohan Nedd), un chico de la calle que la ayudará a resolver cada caso. “Las madres siempre queremos que a nuestros hijos les vaya bien, así que ella se va a entrometer en la vida ambos sin mosquearse”, explica la intérprete.

Apoyada sobre una lógica episódica, Harry Wild toma distancia del thriller y abraza un subgénero criminal tan específico como sutil denominado “caper story” (traducible como "historias embarulladas") que, en esencia, es un whodunit con aires de comedia. “Nuestro miedo primario es que algo terrible nos suceda y además nos gusta pensar que podemos reconocer quién es el malvado, incluso antes de que nos digan la resolución. Más allá del policial, acá hay bastante humor. Los criminales además son de lo más extraño. Creo que es una mezcla irresistible”, invita la protagonista. Se trata del último papel en una dilatada trayectoria que llegó a incluir una versión de El túnel a mediados de los ’80 en nuestro país. “Estuve en Buenos Aires y tuve el placer de conocer a Ernesto Sábato. Él no sabía inglés y yo no sabía español, así que charlamos en francés”, sorprende Seymour.

-El personaje de Harry Wild difiere de los que la volvieron muy reconocida, ¿esa fue la motivación principal?

-Absolutamente. Eso y el guion. A mi edad, hacer una serie implica un montón de esfuerzo. Pero el material es atrapante. Lo primero fue el personaje, al que adoro con toda mi alma. Es tan bruja, tan graciosa e inteligente. Y eso se mezcla con el componente de “quién lo hizo”. Luego están las relaciones de ella con su hijo y este quinceañero que está en el lado equivocado del camino y se volverá su compañero de aventuras. Nunca había participado de algo así.

-En Harry Wild encarna a una jubilada que no quiere estar atada a esa imagen. No le gustan los chicos, se lleva mal con su nuera y no tiene empacho alguno en decir todo lo que pasa por su cabeza. ¿Qué otra capa le sumaría a esta descripción?

-Se trata de una mujer apasionada por muchas cosas, pero especialmente por la literatura. Se da cuenta de que sus alumnos no le prestan atención así que decide barajar y dar de nuevo. Está en un punto que no sabe bien qué hará con su vida y descubre que es buena como detective gracias a su conocimiento literario. Eso le da un toque divertido y perspicaz a la propuesta. El personaje no es para nada estirado, es parlanchina y va a hacer lo que tenga que hacer para salirse con la suya. Es muy audaz, bebe y es de las que se hace amigos en un pub. Y casi sin darse cuenta seguirá enseñando, aunque sea a su compañero de andanzas. Mientras salva vidas, ayuda a un adolescente a aprobar sus exámenes. Son una pareja dispareja muy interesante, él le da el conocimiento de la calle y ella el de los libros.

-Todos los detectives de ficción tienen alguna marca distintiva, sea una frase, un rasgo de su personalidad o en el vestuario, ¿cuál es la de Harry?

-Creo que su tendencia a corregir el vocabulario de los demás. Lo hace incluso cuando intentan asesinarla. En una situación crítica se va a fijar en la gramática de su interlocutor. Y yo soy bastante así. Ser inglesa y vivir en los Estados Unidos me llevó a eso. Corrijo a mis hijos cuando usan alguna jerga. Puedo ser bastante irritante y creo que Harry Wild está teniendo bastante suceso por ese motivo (se ríe).

-Aún la deben parar por la calle para hablarle de Doctora Quinn, ¿cómo se lleva con ese pasado?

-Me siento muy apegada a ese y a otros personajes. Dra. Quinn aún es emitida en casi un centenar de países y sé que sus fans adoran Harry Wild. No es que estoy haciendo una remake, lo cual me encantaría porque fue un personaje fantástico, pero creo que lo he llevado conmigo durante este viaje. Es muy halagador que un programa haya llegado a tantas culturas. Pasó con Dra. Quinn y espero que suceda con Harry Wild