En su declaración final el Congreso Latinoamericano y Caribeño de Comunicación, celebrado en Panamá entre el 13 y el 14 de julio último promovido por la organización católica Signis, denunció que “los medios de comunicación hegemónicos invisibilizan la realidad convulsa en nuestra región” y los participantes se comprometieron a “escuchar la realidad de nuestros pueblos ‘con los oídos del corazón’, para hacerla visible”

El encuentro, según señalaron sus organizadores, fue “un espacio que nos permitió reencontrarnos tras dos años de aislamiento, para escucharnos, intercambiar y cuestionarnos para aprender en un diálogo fecundo sobre la realidad de la región”.

Los firmantes de la declaración final sostienen que “después de la pandemia, subsisten elementos de separación y egoísmo en la sociedad,” y esto –dicen- “nos urge para ser mejores personas y profesionales, con el propósito de promover ‘el sentido de comunidad y cuidado la casa común’, atendiendo especialmente las necesidades de los más débiles, de los que sufren la violencia y viven excluidos”.

Entre los compromisos asumidos decidieron “promover un periodismo que transforme y fomente la creatividad, la confianza y la esperanza, en un contexto cada vez más peligroso para los profesionales de la comunicación en nuestra región”. Por este motivo en la declaración final se pidió “a los gobiernos de la región que se investigue y persiga a los culpables” de los crímenes cometidos contra los profesionales de la comunicación para “evitar que queden en la impunidad”.

Al mismo tiempo se demandó “repensar la comunicación como ciencia de relaciones, abierta, inclusiva y equitativa, donde el contexto prime sobre el texto y se favorezca así el establecimiento de relaciones respetuosas, sinceras y fecundas”.

En el contexto de creciente avance de “la era digital” quienes participaron del congreso hicieron un pedido para “recuperar lo humano y comunitario y salir al encuentro con el otro, más allá de su condición y su realidad”. Porque, dijeron, “debemos reaprender a mirar para sentir y comunicar, desde una dimensión ética y actitud empática, que nos mueva no solo ponernos en el lugar del otro, sino a ‘sentir con el otro’ y nos desafíe a construir otra comunicación posible”.

Para ello propusieron “consolidar procesos formativos de comunicadores y educomunicadores desde una perspectiva crítica, participativa y socialmente comprometidos con los cambios que requieren nuestros pueblos” que de esta manera “permitan dar un servicio a la sociedad, con especial atención a excluidos, marginados y en situación de pobreza, para pasar del ‘ser’ al ‘somos’ “.

Con el protagonismo de Signis América Latina, del congreso participaron comunicadores y comunicadoras de América Latina y el Caribe muchos de los cuales no están directamente afiliados a la organización católica. Entre su finalidades Signis incluye “mantener una observación permanente de la realidad en el campo de la comunicación en América Latina y el Caribe en orden a descubrir los desafíos que se presentan para la misión de la Iglesia” y “elaborar políticas en el ámbito de la comunicación, desarrollando programas de formación en cada área específica de la comunicación, para enfrentar los desafíos que presenta el desarrollo tecnológico y los nuevos lenguajes de la comunicación”.

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