La política argentina no deja de deparar sorpresas. Tantas que por momentos resulta hasta difícil asimilar las novedades. Una de las últimas es la de tener un precandidato a quien, si no fuera por los tiempos en los que fue ministro durante el mandato de Cristina Fernández, no se le conocería la voz. Es más. Es posible que en casi dos años de silencio el timbre de voz le haya cambiado. Habrá que seguir esperando.
Dentro de las novedades hubo que contemplar también la modalidad de un lanzamiento de campaña... a puertas cerradas. Solo para los íntimos. Toda una innovación en la política argentina.
Pero al margen de silencio –seguramente una táctica sugerida por algún estratega de campaña– hay también otras consideraciones que hacen a la política.
Quienes dicen hablar en nombre de Florencio Randazzo apuntan a una actitud opositora del ex ministro que lo posicionaría –siempre según sus mentores– en la vereda opuesta al gobierno de Cambiemos. No se trata de ponerlo en duda, aunque resulta por lo menos curioso que quien pretende poner sus ideas a consideración de la ciudadanía no hable por sí mismo, plantee sus puntos de vista, ofrezca sus alternativas al difícil momento que vive el país. La pregunta de muchos es, en consecuencia ¿qué pensará Florencio? Quienes le acompañan no se cansan de repetir que hablará... en el “momento oportuno” sin precisar cuándo alumbrará ese día. Otro elemento más que se agrega a la estrategia del misterio.
Seguramente así será. Y el ex ministro elegirá la ocasión y el lugar. Por ahora prefiere dejarse hablar por los medios. Son los medios hegemónicos, los mismos que vienen teniendo activa participación e incidencia en la vida política del país, los que vienen hablando de y por Randazzo. Y desde su silencio –táctico, político, aparentemente coyuntural– el ex ministro y ahora precandidato prefiere “ser hablado” por los medios. Conociendo los intereses que los grupos mediáticos han perseguido en la Argentina reciente podría decirse que es una jugada por lo menos riesgosa para quien intenta posicionarse como opositor. También es cierto que hipotecando su propia palabra en la pluma y en la voz de los editorialistas de estos medios son estos los que, hablando por Randazzo, establecen sus posiciones, fijan su lugar en el escenario, eligen con quien se pelea y de quien está más cerca. Hasta el momento todos estos voceros se han encargado de marcar las diferencias del ex ministro con Cristina Fernández de Kirchner. Nada o casi nada respecto del gobierno de Macri.
No sería justo, sin embargo, atribuirle a Randazzo todo lo que sus oficiosos voceros dicen que piensa. Habrá que seguir esperando el “momento oportuno”.
Eso sí. Con su silencio el ex ministro también evita cualquier crítica o enfrentamiento con los poderosos medios que hasta hoy han festejado y aplaudido su postulación.