El presidente estadounidense, Donald Trump, abrió ayer un nuevo frente de conflicto al arremeter contra el fiscal general adjunto, Rod Rosenstein, y el Departamento de Justicia por la controversia por su eventual complicidad con Rusia en las elecciones del año pasado.
En su habitual secuencia matutina de mensajes personales en la red social Twitter, Trump sorprendió al admitir que era investigado, aunque también llamó la atención la fuerte embestida contra su propio Departamento de Justicia. “Estoy siendo investigado por despedir al director del FBI, por el hombre que me dijo que debía despedir al director del FBI. ¡Cacería de brujas!”, escribió Trump en un mensaje que tiene tanto de sorprendente como de ambiguo. Con su particular estilo, Trump afirmó que después de siete meses de investigaciones y audiencias en el Congreso sobre su colusión con los rusos nadie fue capaz de mostrar una prueba.
De acuerdo con el presidente: “A pesar de la falsa cacería de brujas que se desarrolla en Estados Unidos, la economía y el empleo están muy bien. ¡Las regulaciones a la baja, los empleos y el entusiasmo por todo lo alto!”. Trump volvió a poner en la mira a la prensa “de noticias falsas” por su activa participación en esa red social. “La prensa de noticias falsas detesta que yo use lo que ha resultado una red social muy poderosa. ¡Más de 100 millones de personas! Yo puedo burlarlos”, manifestó Trump. Sin embargo, el mensaje donde apunta que está siendo investigado provocó una intensa expectativa el viernes.
El mensaje y su significado político debe ser visto en el contexto de la investigación que hasta mayo conducía James Comey, entonces director del FBI (agencia dependiente del Departamento de Justicia), y que ahora está en manos de un fiscal especial independiente, Robert Mueller. La polémica ya llevó al fiscal general, Jeff Sessions, a declararse impedido de participar de esa investigación en cualquier forma. Provocó también el desastroso despido de Comey y la renuncia del consejero de seguridad nacional de Trump, el general Michael Flynn.
Después de su despido, Comey arrojó más combustible a la hoguera al asegurar que Trump lo presionó a “dejar tranquilo” a Flynn, en un gesto que puede ser interpretado como obstrucción de la justicia, un delito grave en la legislación estadounidense. El escenario caótico provocado por la recusa de Sessions y el despido de Comey llevó al fiscal general adjunto, Rod Rosenstein, a nombrar a Mueller como fiscal especial, una medida tomada únicamente en casos de extrema gravedad o cuando el propio Departamento de Justicia es incapaz de investigar de forma neutral.
El miércoles, parte de la prensa estadounidense aseguró que Mueller ahora estaba investigando a Trump por la alegada obstrucción de justicia, a raíz de las presiones y posterior despido de Comey. En este cuadro, el tweet de Trump de ayer sorprendió al mundo político porque parece confirmar, de boca del propio presidente, que es objeto de investigación en la interminable controversia sobre las relaciones con Rusia. Sin embargo, Trump fue todavía más allá, ya que el mensaje apunta directamente a Rosenstein, quien nombró a Mueller al frente de la investigación pero también quien escribió un memorando a la Casa Blanca recomendando el despido de Comey. Trump había nombrado a Rosenstein para ser el fiscal general adjunto el 31 de enero, pero ayer el presidente lo acusó de ponerse al frente de una cacería de brujas.
En una nota, la senadora demócrata Dianne Feinstein expresó su creciente preocupación de que el presidente despida no sólo al Fiscal Especial Mueller, sino también al Fiscal General Adjunto Rosenstein, quien nombró a Mueller. Para Feinstein, Trump parece indicar en sus mensajes que el imperio de la ley no ese aplica a él, y que quien no piense lo mismo será despedido. En tanto, la legisladora demócrata Nancy Pelosi apuntó en una entrevista de televisión que Trump parece estar precisando de algunas noches de sueño. “Precisa que alguien le de buenos consejos jurídicos, porque es evidente que está coqueteando con obstrucción de justicia”.