Desde San Salvador de Jujuy
Habían pasado minutos de las 15 cuando a Milagro Sala se le abrieron las puertas de algo parecido a la libertad. “Podemos recoger de esta entrevista la situación de mucha presión que tiene Milagro Sala”, fue lo primero que dijo la vicepresidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Esmeralda Arosemena de Troitiño, en las puertas del Penal del Alto Comedero cuando terminó la visita. “Es una mujer que tiene todas las características de una líder, así lo he percibido –agregó–. Una fortaleza de lo que ha hecho. Nosotros tenemos que hacer una evaluación de lo que representa para ella esta presión que está viviendo. Ella está en posición de demandar una respuesta. Nosotros tenemos el compromiso, el mandato, de hacer con esta visita una revisión de todos los elementos para tomar una decisión”.
Terminaba un día histórico en los más de 500 de detención ilegal de la líder de la Túpac Amaru. Pero también en la historia de avances y retrocesos del proceso democrático en el país. Milagro Sala es la primera presa política visitada en una cárcel por una delegación de la CIDH, más de 34 años después de las inspecciones realizadas por una delegación del organismo en dictadura. Milagro los recibió en su celda. Quería hacerlo allí, para eso gestionó todas las autorizaciones. Estaba de pie cuando abrieron la puerta. Cerró una pequeña cortina de tela de una ventana. Era todo lo que podía cerrar. No se sentó hasta mucho tiempo más tarde. Y arrancó diciéndoles que milita desde los 14 años, situadísima desde ese momento en su posición de detenida política. Eso es lo que explica lo que dijo Arosemena más tarde, cuando de un sólo trazo explicó lo que se llevaron de Jujuy.
El encuentro se prolongó casi por tres horas. Estuvo el presidente de la CIDH, Francisco Eguiguren, relator para los casos de Argentina y el responsable del grupo de Protección a cargo de las cautelares, Pablo Meza. También los abogados de Milagro Sala, Elizabeth Gómez Alcorta y Luis Paz. En un momento, Arosemena les pidió a todos que dejaran la celda para quedarse a solas con Milagro. Todos salieron. Cuando Paz volvió a la celda, vio a Arosemena con lágrimas y a Milagro con los ojos rojos por el llanto.
“Hemos venido aquí atendiendo una invitación que nos formuló hace unos meses el gobierno argentino para poder, en el terreno, tener la situación de la detención de la señora Milagro Sala porque tenemos una medida cautelar interpuesta hace un tiempo”, dijo Eguiguren, muy protocolar, en un breve encuentro con los periodistas. Alrededor, un enjambre de trabajadores de la prensa local, empresas alineadas al discurso de hostigamiento oficial. Los protocolos saltaron por el aire. Nadie se presentó. Nadie presentó al medio que representaba. Y Eguiguren atajó preguntas pegado contra los alambrados. “Hace un algunas semanas pudimos concretar la fecha de la visita cuya finalidad esencial era –directamente por encargo de nuestros colegas comisionados– mirar, conversar, escuchar, escucharla, mirar las condiciones de detención, sus propias preocupaciones. Conversar con la autoridad local, con el gobernador y las autoridades, para llevarnos esta percepción primera y con esta información que vamos procesar, la comunicaremos a colegas del pleno. Creemos que con esta visita tenemos los elementos más claros, mas actuales y reales, para resolver la mediada cautelar”.
La CIDH tramita una medida cautelar por la detención arbitraria de Milagro Sala presentada el 28 de enero de 2016 por el CELS, Amnistía Internacional y Andhes. Durante esos 510 días, hubo idas y vueltas de pedido de informes, explicó más tarde Gómez Alcorta, “y lo que estaban necesitando sin lugar a dudas, era tomar un contacto de primera mano con quien hoy acá y para esta medida cautelar es una víctima de violaciones a los derechos humanos”.
En esa línea, continuaron las respuestas de los comisionados. Eguiguren más distante y protocolar. Arosemena con capacidad de comunicar algo más a pesar de las palabras. Eguiguren dijo que si bien una cárcel no es un hotel las condiciones de reclusión “tienen las condiciones humanitarias razonables”. También que el gobierno les dio lo que necesitaban, que les dieron autonomía y plena libertad. Arosemena ancló la figura de Milagro en la dirigente política y acentuó varias veces el carácter de la presiones que generan sobre ella el encadenamiento de causas, pero también las condiciones de disciplinamiento dentro del penal. “Lo que sí nos dijo ella es que siente mucha presión porque hay muchísimos procesos de tipo disciplinarios y que no entiende por qué para ella hay tal cantidad de procesos”, dijo. “Nosotros a las autoridades les pedimos si nos podían dar información particular sobre esas situación para determinar qué nivel de procesos disciplinarios son”.
En la calle se escuchó “liberen a Milagro”, que llegó desde un auto. Una maestra se acercó a la vereda a mostrar su solidaridad. A la vicepresidenta de la CIDH se le preguntó por lo que representa en términos políticos este caso para la Comisión. “Tiene un impacto a nivel internacional -dijo–. Lo hemos evaluado, así que representa para todo el continente una oportunidad de medir desde la CIDH este tipo de medias, de situaciones en los que se puede encontrar cualquier ciudadano”.
La cautelar no será resuelta ya mismo. Eguiguren dijo que la información será evaluada con los otros cinco comisionados. Que ellos se llevaron una foto sobre la que tienen que reflexionar. Explicó que por el tipo de información será necesario esperar al pleno para poder comentarla, un dato que habla de la densidad de lo vivido, porque a fines de mayo había adelantado que el intercambio podía hacerse a distancia. Esa reunión se realizará a comienzos de julio en Perú.
En ese contexto, este diario preguntó por la resolución del Grupo de Trabajo de Naciones Unidas y la posición que la propia CIDH tomó en diciembre pasado cuando pidió al estado argentino dar una respuesta al pedido de libertad inmediata. “Ahora tenemos que hacer un análisis más completo –dijo– y lo que dijimos en un comunicado en diciembre en Panamá ante una invitación del gobierno argentino a venir, fue que los Estados están involucrados en un sistema internacional y la palabra exacta que se usó fue que ante el pronunciamiento del GT de ONU, el Estado tiene obligación de dar una respuesta”, recordó. Una idea que pareció redondearse a través de una elipsis muy protocolar cuando explicó qué esperan que haga el estado argentino ante una decisión de la CIDH sobre la medida cautelar. “La CIDH sostiene que sus recomendaciones son para que el Estado las cumpla”.
Los comisionados llegaron a Jujuy por la mañana. Pidieron móvil y custodia. En el aeropuerto, los esperó el comité de recepción integrado por funcionarios de la secretaría de derechos humanos de Nación y el fiscal de Estado de la provincia, Mariano Miranda. Subieron a una combi. Bajaron en Casa de Gobierno. Vieron a Morales. El encuentro previsto originalmente en 45 minutos se extendió a casi dos horas. Cuando salieron del encuentro, Miranda y el ministro de Justicia dieron una breve conferencia. Agradecieron la presencia. Se dijeron sorprendidos por la información que manejaba la CIDH. Dijeron que aportaron datos que la CIDH no tenían. Entre ellos, sobre el cuestionado sistema de justicia. Y abundaron en detalles para explicar que Sala no es la única perseguida porque una de las causas tiene hasta 31 imputados entre los que hay ex funcionarios provinciales y nacionales.
–¡Pero ninguno está detenido! –dijo este diario.
Miranda siguió de largo.
Cuando entraron al penal, observaron en la celda de Milagro algunos de sus enormes bienes personales. Un rosario del Papa Francisco colgado en una pared. El pañuelo de las Madres de Plaza de Mayo. El sitio oficial del organismo subió rápidamente algunas imágenes del día a su web. Un mate circuló en el espacio.
“Ha sido esta audiencia con los integrantes de la CIDH altamente positiva para Milagro y para la Tupac Amaru”, dijo Paz a la salida. “El organismo internacional pudo tener la palabra de Milagro y como peticionaria de la medida cautelar conocer de su propia voz cuáles son, desde nuestro punto de vista y del punto de vista de la Tupac Amaru, las verdaderas razones de la detención”. Los abogados contaron sobre las preguntas de la Comisión. “En principio no sabían que exclusivamente las únicas dos razones por las que se puede justificar la detención de Milagro es por las razones de obstrucción de justicia o de peligro de fuga, así que también estuvimos hablando de eso”, dijo Gómez Alcorta. “La reunión se llevó adelante en la celda de Milagro a solas sin la presencia del Servicio Penitenciario ni funcionarios gubernamentales. Sentimos que más allá que conocían bastante de la situación judicial necesitaban tomar de primera mano un contacto con Milagro. Milagro fue muy locuaz, hablamos mucho, tomamos mate, pudo contar su historia, la historia de la Tupac, la historia de la persecución y poder explicar cuáles son las verdaderas razones del hostigamiento judicial y del hostigamiento penitenciario como así también la necesidad que tiene el gobierno de Gerardo Morales de destruir la Tupac”. Fue algo parecido a un espacio de libertad.