Como sacado de una historia de cuentos de piratas, exploradores descubrieron un tesoro hundido hace 350 años, en un galeón español que transportaba monedas, piedras preciosas y joyas de incalculable valor desde Cuba hasta el puerto de Sevilla, España.
Se trata del galeón Nuestra Señora de las Maravillas, hundido en 1656, que llevaba más carga de lo habitual, chocó contra otro barco de la misma flota y se estrelló contra un arrecife de coral frente a las Bahamas. Parte del tesoro estaba reservado como impuesto real para el rey Felipe IV.
El hallazgo del equipo de exploradores comandado por Carl Allen -CEO de la flota Allen Exploration-, se hizo mediante el uso de tecnología de sensor remoto, como el sonar y los magnetómetros. Tras el impresionante descubrimiento, señalaron que encontraron los restos de la embarcación esparcidos por un tramo de 13 kilómetros de fondo marino.
El valioso cargamento será expuesto desde el 8 de agosto en el nuevo Museo Marítimo de las Bahamas, en una muestra abierta que ofrecerá, además, una visión de la vida en el siglo XVII, en la segunda ciudad más grande del país caribeño, Freeport.
Qué tipo de barco era el Maravillas
El Maravillas era un galeón español, de 891 toneladas, con dos cubiertas y estaba armado con 36 cañones de bronce. En 1654, la embarcación servía como Almirante (buque insignia) de la flota de Tierra Continental. Llevaba el tesoro a Sevilla, tanto en calidad de tributo real como de propiedad privada.
La embarcación seguía la ruta establecida entre España y las Américas para recoger el tesoro de plata. Según la historia, este barco partió del sur de España el 10 de julio de 1654 y llegó a Cartagena, Colombia, el 22 de agosto de 1654.
Allí, las flotas esperaban de que la plata de Bolivia y Perú llegara a Portobello, en Panamá, para cargarla y partir hacia Europa nuevamente.
Cómo se hundió el Maravillas
El galeón Nuestra Señora de las Maravillas se hundió frente a Little Bahama Bank, el 4 de enero de 1656, luego de que el buque insignia de Nuestra Señora de la Concepción chocara con él, por un error de navegación.
Cerca de la medianoche del 4 de enero de 1656, la Capitana (buque insignia), Nuestra Señora de la Concepción, chocó con las Maravillas. Sus tablones se rompieron entre la parte superior de la línea de flotación y las bodegas. Y en menos de 30 minutos después de la colisión, el Maravillas chocó violentamente contra un arrecife de coral y se hundió.
Solo sobrevivieron 45 personas y unas 600 personas murieron. La mayoría de los 650 tripulantes se agarraron a los restos que flotaban. La mayoría murió por exposición durante la noche o fueron devorados por tiburones.
Qué importancia tiene el naufragio del Maravillas
El transporte de este galeón era inusual, porque llevaba una carga doble: la su propio envío de plata como la que había sido rescatada del naufragio de otro barco, el Jesús María de la Limpia Concepción, que se suponía que iba a abastecer a la flota de 1654. Pero, se hundió frente a Ecuador en octubre de 1654. La mayor parte del tesoro -unos 3,5 millones de piezas- se rescató entre 1656 y a principios de la década de 1990.
La importancia del galeón para la empresa Allen Exploration son las pertenencias personales de los oficiales, la tripulación y los pasajeros que pueden preservarse y permitir que el equipo reconstruya la vida cotidiana en el mar. Las cerámicas rescatadas muestran cómo comía la tripulación y los oficiales, y cómo almacenaban alimentos; mientras que las hebillas de los zapatos y las pipas de tabaco revelan cómo se vestían y pasaban el tiempo.
El naufragio del Maravillas data de entre los restos bien documentados de las flotas españolas de 1622 y 1715, hundidas frente a Florida. El rey Felipe IV gobernó entre 1621 y 1665, y las Maravillas ofrecen la oportunidad de estudiar el final de la Edad de Oro de España, que llegó a su fin con el Tratado de los Pirineos en 1659, después de la Guerra Franco-Española.
El naufragio de este galeón es un ojo de buey hundido en los gustos del consumidor de España en un período crucial en la historia y en su relación con las colonias en México, Colombia, Perú y Bolivia.
Qué tesoros se encontraron en el Maravillas
Entre los descubrimientos se encuentra una cadena de filigrana de oro de 1,76 metros de largo y varios dijes con piedras preciosas que pertenecieron a caballeros de la Orden de Santiago, una orden religiosa y militar con siglos de antigüedad.
Uno de los dijes de oro presenta una gran esmeralda colombiana ovalada y una docena de esmeraldas más pequeñas, que los expertos creen que pueden representar a los 12 apóstoles, junto a la Cruz de Santiago. También se descubrieron otros tres dijes de caballero, entre ellos uno con forma de vieira dorada.
"Cuando sacamos a relucir el dije ovalado de esmeralda y oro, sentí que me faltaba el aire", dijo Carl Allen, el jefe de la expedición. Y añadió: "Cómo sobrevivieron estos pequeños colgantes en estas duras aguas, y cómo conseguimos encontrarlos, es el milagro de las Maravillas".
Otros artefactos recuperados arrojan luz sobre la vida cotidiana en el Maravillas, que navegó durante el "Siglo de Oro español", incluyendo jarras de porcelana china y de aceitunas, así como un mango de espada de plata. Algunos de los valiosos contenidos del galeón podrían haber sido también de contrabando con el fin de "facilitar ilegalmente los procesos con los comerciantes y funcionarios españoles", explicó Allen.
A quién le corresponden los tesoros
Según la Ley de Antigüedades, Monumentos y Museos (Enmendada en 2011), todos los restos en las aguas de las Bahamas son propiedad del Gobierno de las Bahamas.
La empresa Allen Exploration recibió una licencia de prospección en 2019 y una licencia de excavación en 2020, por lo que los hallazgos se dividen entre el Gobierno de las Bahamas y la compañía exploradora.
Ambos decidieron mantener la colección unida por el bien público y presentarla en el Museo Marítimo de las Bahamas, y adelantaron que no tienen intenciones de dividir la colección o venderla. Por el momento, los objetos descubiertos se exhibirán de forma permanente en el Museo Marítimo de las Bahamas.