Poder hablar de las tragedias. Recuperar el valor de la verdad ante el silencio cómplice o el negacionismo institucionalizado. La verdad como acto de sanación, para volver a creer en la paz como un proceso posible y real. Ese circuito sigue la narrativa de miles de víctimas del conflicto armado que en los últimos 60 años tomó a Colombia como escenario. Y es la base del Informe Final que busca esclarecer causas y consecuencias del conflicto colombiano a partir de 30.000 testimonios recogidos por la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición que se presentó este viernes por la tarde en el Centro Cultural de la Memoria “Haroldo Conti”, de la Ex Esma.

El objetivo de esta Comisión, cuyo trabajo comenzó hace cuatro años, está centrado en “dignificar a las víctimas y aportar a la construcción de una paz duradera” en Colombia. Así lo explicaron los comisionados Carlos Beristain y Saúl Franco, al presentar ante un auditorio colmado por colectivos del exilio colombiano, el informe titulado “Hay futuro si hay verdad”. El acto contó con la participación del secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla Corti y de la directora ejecutiva de Memoria Abierta, Verónica Torrás.

Los testimonios expresan la violencia de este proceso. La esperanza ovillada en historias que refieren, según detalla el informe, a “la tragedia intolerable de un conflicto donde el 80 por ciento de las víctimas han sido civiles no combatientes, y menos del 2 por ciento murió en combate”. Esto permitió elaborar una serie de “recomendaciones” que a modo de herramienta transformadora, busca aportar al nuevo período político al que ingresa Colombia tras asunción del presidente electo Gustavo Petro. Entre ellas, reorganizar las fuerzas de seguridad, y abordar el conflicto del narcotráfico entendiendo que "la prohibición, las fumigaciones sobre los cultivos, y la estigmatización de las terminales --esto es: los campesinos cocaleros y los consumidores--, no contribuyen a destrabar el problema" puntualizó Beristain.    

El espejo de Argentina

“Está entrando Vera Jarach”, anunció Torrás a poco de iniciarse la presentación. Los aplausos le dieron la bienvenida a esta Madre de Plaza de Mayo, a quien los comisionados agradecieron especialmente --y en ella a todas las Madres--, “por el camino que abrieron para la humanidad”, buscando a sus hijos desaparecidos. “Mirarse en el espejo de Argentina, en materia de Derechos Humanos es una guía” explicó Saúl Franco. Fue con el ejemplo de “la persistencia y la terquedad” con que las Madres inscribieron la defensa de los Derechos Humanos como perspectiva política de amparo internacional que “conformamos y sostuvimos esta Comisión”, describió.

El trabajo realizado por la Comisión expresa el compromiso por “transformar violencia en paz”, destacó Pietragalla. “Y contribuir al esclarecimiento de las violaciones de derechos humanos” señaló. “Cuando las víctimas no son escuchadas, no hay justicia –describió— y se impone la violencia, pero sabemos lo importante que es cuando un Estado comienza a dar respuesta, y se puede construir una verdad colectiva”. La que esta Comisión ofrece hoy como un “legado para la nueva Colombia”, señaló Beristain.

“Aquí se expresan las víctimas de esta guerra”, sostuvo Franco en la presentación que forma parte de la gira que la Comisión realiza para mostrar al mundo el informe. Las consecuencias de esta guerra “son demoledoras sobre la vida, la democracia, la naturaleza y la cultura” aseguró. Y es difícil determinar “qué pasó y por qué, en estos 60 años”. Por eso afirma: “hubo confrontación de intereses políticos y económicos, hubo lucha por la tierra, por el control de Estado, por imponer una ideología”, en un conflicto donde la intensidad fue “degradada” para invisibilizar a las víctimas y al conflicto. Sumado a eso “el narcotráfico infiltró toda la sociedad, la guerrilla, el Estado, todo” define Franco. Y lamenta: “todavía es un factor de persistencia del conflicto”.

Colombia fuera de Colombia

“Las estadísticas oficiales señalan que solo entre 1985 y 2021 hubo más de 9 millones de víctimas del conflicto armado interno; sin embargo, la mayoría de quienes tuvieron que huir del país a causa de la guerra no están incluidos en esta cifra” afirma la investigación. Gracias a la Comisión estos exiliados, desde 24 países, se convirtieron en “sujetos políticos desde el exterior” señaló Beristain. Y al no estar en Colombia pudieron relatar “los hechos victimizantes” que permiten hoy pensar en la “reconstrucción de la memoria colectiva”, y en la “construcción democrática”. Así se constituyó el capítulo “La Colombia fuera de Colombia” que se presentó en la Argentina.

Sus voces aportaron a los hallazgos que Comisión toma en sus “recomendaciones” para una paz duradera. “En las guerras el que gana tiene derecho a la verdad”, señaló Franco. “Como en Colombina nadie ganó, la sociedad posee ese derecho” sentenció. Y este informe la reconstruye “a partir de las voces de las víctimas, de los guerreros y de la sociedad”. Habla de guerreros y puntualiza: “Hubo una confrontación armada por 60 años: los ríos colombianos se llenaron de cadáveres, las minas antipersonas o los cráteres de las bombas, alteraron el medioambiente, la gente huyó para no morir”. Es imperioso “trabajar por la paz grande y negociar con todos los actores involucrados, con el compromiso de la ciudadanía y de los gobiernos, el actual y los que vendrán”, auguró.

“Arquelogías vivas del exilio”

 

Una linterna, una llave, una funda de flores, una imagen de María en miniatura. Los objetos, atesorados por los exiliados colombianos en Argentina, representan fragmentos de memoria: la de “Colombia fuera de Colombia” como titula el Informe de la Comisión por la Verdad al capítulo del exilio. Estos objetos fueron fotografiados y constituyen las piezas de la muestra que puede verse durante este mes en el Conti, con la curaduría del fotógrafo Nicolás Pousthomis, y presentada por la directora del espacio Lola Berthet. Así “la linterna con la que alumbramos las montañas al huir”, la “funde flores que era de mi abuela y me hace sentir cerca de mi país”, o el oso de peluche que una madre tomó para irse del pueblo con su hija “cuando le dijeron que tenía dos horas” para dejar el lugar, reproducen una cronología identitaria. Y permiten aportar a través del arte a la consigna “Hay futuro si hay verdad”, la premisa que guía el trabajo de la Comisión y su Informe Final.