Este miércoles Sergio Massa asumió en el Ministerio de Economía, bajo cuya órbita quedaron los ex ministerios de Desarrollo Productivo y Agricultura, Ganadería y Pesca, y comunicó algunos de los lineamientos generales de la gestión que está iniciando.
Antes de analizar sus anuncios, resulta útil evaluar el contexto económico y político en el que se inscriben. En un breve repaso de la gestión actual, primero tuvo lugar la reciente renuncia del ahora ex ministro de Economía Martín Guzmán, que estuvo en funciones desde que asumió Alberto Fernández, y su reemplazo por Silvina Batakis. Inmediatamente después se produjo el recambio de esta última por Sergio Massa, y la reconfiguración del gabinete.
Estas decisiones se tomaron en el marco de la acción desestabilizadora de la oposición, los sectores de poder económico y los medios concentrados, que intentan perturbar el funcionamiento de la economía. Han buscado, como hemos dicho muchas veces, dar un “golpe de mercado”. Por ello, hablaron del “casi seguro reperfilamiento de la deuda pública”, produciendo inseguridad sobre el desenvolvimiento de las cuentas públicas. También realizaron maniobras para llevar el dólar ilegal (el llamado dólar blue) y otros legales como el dólar MEP o el Contado con Liqui (pero de escasa magnitud comparada con la que se intercambia en el mercado oficial de cambios) a valores absurdos.
La mejor demostración de esta irracionalidad es que estos valores bajaron significativamente ante las expectativas de la llegada de Massa al Ejecutivo.
Luego de esta baja, varios economistas ortodoxos comentaron que los valores de estos dólares especulativos estaban sobrepasados. Ninguna razón económica avala esos valores alcanzados, ni tampoco la brecha con el tipo de cambio oficial que, si bien se redujo, sigue siendo elevada.
Estos intentos desestabilizadores se han producido en un escenario nacional con dificultades crecientes, consecuencia de la aguda crisis generada por el gobierno de Mauricio Macri y heredada por la gestión actual, sumada a los efectos de la pandemia, la guerra en Ucrania y la elevada volatilidad en los precios de los alimentos y de la energía derivada de la confrontación armada.
En este sentido, no es una cuestión menor que el nuevo ministro haya comenzado su informe reseñando los problemas que sufren las economías centrales, en especial respecto a las medidas de restricción en el consumo energético. Esta mención fundamenta el nuevo enfoque sobre los subsidios a la energía en nuestro país y la promoción del ahorro energético.
Entre las medidas anunciadas por Sergio Massa, se explicitó la decisión de cumplir la meta de déficit primario del 2,5% en términos de PBI para 2022.
Con respecto al financiamiento al Estado, el ministro de Economía anunció el lanzamiento de un canje voluntario para los títulos en pesos que vencen en agosto, septiembre y octubre, para el cual “ya tenemos compromisos de adhesión de más del 60%”. Probablemente, estos acuerdos se han forjado con entes públicos, en su mayoría.
En otro orden, se detectaron casos de subfacturación de exportaciones y sobrefacturación de importaciones en unas 13.640 operaciones que involucran a 722 empresas. A éstas se les dará un periodo de 60 días para que ratifiquen o rectifiquen su posición. Si no se corrigen las declaraciones, se procederá a denunciarlas en la Justicia argentina y en la unidad antilavado de Estados Unidos. Un enfoque que no sólo defiende las divisas, sino que se orienta a otorgar mayor transparencia en las operaciones de comercio exterior.
El ministro también afirmó haber acordado con las cadenas de valor de la pesca, del agro y de la minería, entre otras, un adelanto de exportaciones que implicaría un ingreso de 5.000 millones de dólares en los próximos 60 días.
En el mismo sentido, Massa señaló que el Gobierno está avanzando en lograr desembolsos por alrededor de 2.000 millones de dólares procedentes de organismos internacionales. Además, comentó que se están “evaluando cuatro ofertas de REPO para fortalecimiento de reservas y recompra de deuda soberana”.
Por lo tanto, es de esperar que el acuerdo con los sectores exportadores junto con estas líneas de financiamiento tiendan a tranquilizar las operaciones especulativas con el dólar.
Bajo el objetivo de “desarrollo con inclusión social”, el 10 de agosto se anunciará el índice de movilidad jubilatoria con un refuerzo, buscando compensar los efectos inflacionarios sobre los ingresos. Además, se convocará a entidades empresarias y de trabajadores a los efectos de instaurar un mecanismo que permita recuperar ingresos en trabajadores del sector privado con salarios de 50.000 a 150.000 pesos, y se efectuará, según las palabras del ministro, una “política de reordenamiento de los programas sociales”.
Se unificarán las líneas de financiamiento al sector productivo en una sola, que se llamará Crédito Argentino, que ordenará todas las políticas de promoción del crédito para los sectores productivos, PyMEs y comercio, por un total de 400 mil millones de pesos.
Importantes centros de opinión internacionales dieron, en el mismo día del anuncio de las medidas, su visión sobre las mismas. Queda claro que estos lobbistas internacionales, al mismo tiempo que le dieron la bienvenida al ministro, aprovecharon para intentar condicionar la gestión, presentando un país en crisis. Por supuesto: en gran parte, han sido ellos y los economistas y políticos argentinos que los siguen quienes han generado la irracional volatilidad cambiaria durante el mes de julio. Seguramente, seguirán presionando para que se presente el plan económico ortodoxo de desregulación y de ajuste que ellos reclaman.
Los anuncios realizados por el nuevo ministro de Economía son amplios, casi títulos podríamos decir. Hay que continuar analizándolos mientras se vayan materializando, e ir viendo cómo impactan en la economía y la situación social. Las medidas buscan avanzar en fortalecer los equilibrios macroeconómicos, totalmente necesarios, y el desafío por delante es que las mismas terminen mejorando la situación social, en especial la de las familias de menores ingresos.
Con sólo crecer no alcanza: es necesario hacerlo
con inclusión social. Pero lo importante es seguir manteniendo y mejorando el
proyecto económico y social que se implementó —pandemia macrista, pandemia
sanitaria y guerra en Ucrania de por medio— desde el inicio del gobierno del
Frente de Todos. Ingresamos en una nueva etapa, pero el camino es el mismo.
* Diputado Nacional del Frente de Todos. Presidente del Partido Solidario