Según creía Gabriel García Márquez, todo relato responde a tres cuestiones: vida, amor o muerte. No hay situación dramática más allá de ese tridente. Noticia de un secuestro (estreno el próximo viernes por Prime Video) se apega a esa sentencia por cuestiones de ADN. La miniserie es una transposición de la obra, publicada en 1996, en la que el escritor volvería a transitar el camino de la no ficción. Gabo, además, decía que “la inventiva de la realidad no tiene límites” y eso también estructura a esta entrega de seis episodios que explora el caldo de violencia en la Colombia de principios de los ‘90. El chileno Andrés Wood (Machuca, Violeta se fue a los cielos y Araña) es el showrunner de un proyecto que se distancia de la narconovela y apega al drama social entrecruzando varias historias y personajes.
El puntapié aquí, al igual que en el texto, es el secuestro de Maruja Pachón (Cristina Umaña de Narcos). La mujer era un blanco de la organización criminal narcoterrorista por numerosos motivos: el más fuerte estaba vinculado a su marido, el diputado Alberto Villamizar (Juan Pablo Raba de Distrito salvaje), uno de los defensores más férreos de la extradición de Pablo Escobar y sus secuaces. “Preferimos una tumba en Colombia que una celda en Estados Unidos”, se lee una pintada callejera firmada por “Los Extraditables”. Segundos de la aparición de ese mensaje, la funcionaria será secuestrada por un comando en plena noche bogotana. El operativo de rescate es una de las anclas de Noticia de un secuestro. Además de explorar este calvario, la entrega irá desplegando el drama de otras víctimas de ese grupo.
Al momento de iniciar su investigación, García Márquez destacó que habría sido imposible relatar la historia de Pachón sin hilarla con la violencia social, la corrupción institucional y -específicamente- con el raid de secuestros producidos en aquella coyuntura. Wood y el codirector Andrés Jorquera (Mary & Mike) se apegaron a esa regla del libro. Es así como la entrega (producida por el propio hijo del escritor) le dedica buena parte de cada episodio a la historia de algún otro cautivo o personaje relevante al poder en Colombia. La más suculenta -y trágica- es la de Diana Turbay (Majida Issa), una periodista e hija de un expresidente que pasó varios meses en la selva hasta su final. Cautiva el modo en que la miniserie vincula a todos los actores con una misma raíz: la tradicional elite política y económica, junto al del narcotráfico y el resto de la sociedad. “Fue un momento de la historia en el que todos estuvimos secuestrados. Colombia estuvo secuestrada”, graficó Juan Pablo Raba en una entrevista a El Tiempo.
El líder del cartel de Medellín en los tres primeros capítulos opera desde un fuera de campo espectral. “Si el gobierno sigue con sus mentiras y sus pañitos de agua tibia, seguimos con más secuestros que para eso tenemos huevas, hijueputas. Yo ya estoy mamao de esta mierda. Así que para con los operativos contra mi gente. O nos va a tocar pisar más duro. Gonorreas que nos persiguen, se van a pegar una estrellada muy brava, estos maricas la van a pagar”, extorsiona Escobar desde un casete dirigido a la casa de gobierno. No podía faltar su voz dentro del coro argumental de Noticia de un secuestro, miniserie que convierte a su título en uno plural.