Este domingo 7 de agosto se convirtió en una jornada histórica en Colombia por la asunción de Gustavo Petro como el primer presidente de izquierda del país, en una ceremonia que por primera vez contó con la compañía de miles de personas.
Solo un minuto después de la hora prevista, Petro salió del Palacio de San Carlos, la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, acompañado por su esposa, Verónica Alcocer, sus hijas y dos de sus nietas. De camisa blanca, corbata negra y saco azul marino, Petro caminó de la mano de Alcocer, quien se convirtió en la primera dama que no utilizó vestido para la ocasión, sino un mono blanco.
Petro caminó sobre la calle, sin alfombras, y en el camino al escenario se detuvo a saludar a varias personas que lo esperaban haciendo fila. Además de autoridades, había entre ellos referentes de agrupaciones, como representantes campesinos. Al cierre de la fila estaba la guardia indígena, que por primera vez escoltó a un presidente electo en los pocos metros que faltaban para llegar al escenario y después, cuando Petro ya estaba investido, lo acompañó a la Casa de Nariño.
Acompañado por los aplausos de más de 15.000 personas que presenciaban por primera vez una ceremonia de asunción con público, Petro subió al escenario, ubicado en la Plaza de Bolivar. Poco después de que las miles de personas corearan "Petro, amigo, el pueblo está contigo", la primera de al menos una decena de veces, comenzó a sonar el himno, interpretado por una sinfónica formada especialmente para la ocasión con músicos de todos los puntos del país.
A los lados del escenario estaban dispuestas dos tarimas con invitados. A un lado, autoridades extranjeras y sus parejas, al otro, los invitados especiales, entre los cuales estaban los expresidentes colombianos, pero también los invitados de honor, que después serían mencionados por Petro en su primer discurso como presidente: trabajadores informales, pequeños emprendedores, un pescador que consiguió que sus hijas vayan a la universidad, una joven que pudo estudiar música en una zona alejada y ahora es una reconocida violinista en su país. El equipo de Petro dijo que se trata de personas cuyas historias de vida impactaron al ahora presidente cuando las escuchó durante la campaña.
La espada de Bolívar y la paloma de la paz
"Le solicito a la Casa Militar traer la espada de Bolívar", fue la primera orden de Petro después de asumir la Presidencia. Lo dijo antes de tomarle juramento a su vicepresidenta, Francia Márquez -"por mis ancestros y ancestras, hasta que la dignidad se haga costumbre"-, quien asintió con la cabeza mientras fuertes aplausos llegaban desde el público.
No fue un gesto menor. Petro había pedido al gobierno saliente, de Iván Duque, dos símbolos que consideraba importantes para la ceremonia: la espada de Bolívar y "La paloma de la paz", una escultura del maestro Fernando Botero inspirada en la firma del acuerdo de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, en 2016. Los dos elementos le fueron negados al ahora presidente. El gobierno saliente argumentó cuestiones de seguridad, pero el equipo del entrante lo atribuyó a un "capricho" de Duque.
La falta de espada llevó incluso a que la ceremonia de asunción tuviera un receso de más de 10 minutos para esperar su llegada, que fue con una fuerte escolta de las fuerzas de seguridad.
La espada no solo recuerda al libertador de Colombia, sino también a la guerrilla Movimiento 19 de Abril (M-19), que Petro integró en su juventud. El robo de la espada fue la primera acción del M-19, y su devolución, la última antes de su desmovilización.
A la llegada de la espada, Petro comenzó su primer discurso como presidente de Colombia. "Llegar aquí junto a esta espada, para mí, es toda una vida, una existencia", dijo Petro, antes de asegurar que la espada "representa demasiado" para los colombianos. "Quiero que nunca más esté enterrada, que nunca más esté retenida, y que solo se envaine, como dijo su propietario, cuando haya justicia en este país", afirmó, para luego manifestar que le gustaría que la espada de Bolívar estuviera presente en las futuras asunciones presidenciales.