"Más allá de que Fretes esté muerto, hay responsables institucionales que permitieron que esto no haya salido a la luz", contó a Página/12 Gonzalo Elizondo, uno de los jóvenes que sufrió abusos por parte de un exclérigo --fallecido en 2015-- del Colegio del Salvador, de Capital Federal. Gonzalo y su excompañero, Pablo Vio, denunciaron que, entre 2001 y 2002, fueron agredidos sexualmente por César Fretes. Los jóvenes le reclaman a la escuela y a la Comunidad Jesuita una reparación integral y estiman que hay decenas de víctimas del "hermano" Fretes.
"Mañana vamos a presentar una carta ante las autoridades de la Compañía de Jesús y del Colegio del Salvador con más de 800 firmas, entre exalumnos, alumnos y familiares, para que se esclarezcan los hechos. Les estamos pidiendo nuestro derecho a la verdad y una reparación integral como víctimas de esta persona", afirmó Gonzalo.
El 13 de julio, Pablo Vio y Gonzalo Elizondo presentaron un escrito solicitando que se esclarezcan los hechos, que se sancione a todos los responsables y que se repare económicamente a las víctimas. El lunes pasado, en sintonía con el Colegio del Salvador, desde la Comunidad Jesuita les respondieron a los denunciantes que "lamentan profundamente lo ocurrido", y rechazaron el pedido de los jóvenes.
Así, en un claro respaldo a la institución educativa, la Compañía de Jesús dio una serie de argumentos para justificar la (in)acción de las autoridades. Para la orden religiosa, no era competencia del colegio denunciar penalmente a César Fretes, basándose en el artículo 72 del Código Penal de la Nación (vigente hasta la reforma de 2018). "Ellos dicen que no hubo encubrimiento porque la ley no los obligaba a denunciar", señaló el joven.
"Cuando se enteraron lo único que hicieron fue apartarlo del colegio y trasladarlo a Mendoza, pese a que nosotros les dijimos que conocíamos a otros alumnos que sufrieron abusos, pero que nunca se habían animado a hablar", expresó Gonzalo.
Elizondo advirtió que las autoridades de la Comunidad Jesuita, Rafael Velasco y Andrés Aguerre, les dijeron que echaron a Fretes en 2007 porque lo vieron "interactuando con chicos". "No nos quisieron detallar bajo qué circunstancias. Interpretamos que pasó algo más, lamentablemente ellos lo niegan", sostuvo el joven. Y remarcó que tampoco les quisieron dar una copia del expediente donde figuran las causas de la expulsión.
Los hechos ocurrieron en el Colegio del Salvador, entre 2001 y 2002, cuando Pablo y Gonzalo tenían 10 y 11 años. César Fretes se desempeñó como tutor en esa institución hasta 2003, momento en que las autoridades decidieron apartarlo de su cargo y se comenzaron a investigar los episodios de abuso sexual. Sin ninguna explicación, ese mismo año la Comunidad Jesuita decidió trasladarlo a la provincia de Mendoza.
En 2007, desde el Vaticano dieron la orden de dimisión de Fretes, expulsándolo de la Iglesia, tras una investigación interna que probó los hechos denunciados. En todo ese tiempo, no obstante, el acusado siguió ejerciendo sus tareas de clérigo, en las inmediaciones del Colegio San Luis Gonzaga. "Cuando lo trasladaron a Mendoza, lo mandaron muy cerca de donde había chicos. Algunos de ellos nos contaron que habían visto a Fretes volver", cerró Elizondo.
Informe: Karla Góngora.