Europa se apaga con planes de ahorro energético en todo el continente. Lo hace en un contexto de fuertes subas en el costo de la electricidad, que se vieron agravadas por la guerra entre Rusia y Ucrania. Desde el comienzo del conflicto, en febrero pasado, el precio se disparó en la región por las sanciones y contrasanciones entre la Unión Europea (UE) y el Kremlin, que redujeron la oferta de suministro de petróleo, pero sobre todo de gas ruso, que hasta antes de la guerra representaba más del 40 por ciento de las importaciones de ese combustible en el bloque.
Por su lado, Gazprom, el gigante energético ruso, redujo en un 31 por ciento sus exportaciones de gas hacia los países no pertenecientes a la Comunidad de Estados Independientes (CEI), entre ellos los europeos. En su lugar, hubo un redireccionamiento del suministro hacia China e India. Por otro lado, en julio los flujos del gasoducto Nord Stream, que une Rusia y Alemania a través del mar Báltico, cayó a sólo un 20 por ciento.
Esta caída del volumen de gas amenaza con elevar aún más los precios de la energía e incrementar la inflación, a pocos meses de que Europa empiece a demandar más suministro por el comienzo del frío. Para evitar una escasez, los países europeos comenzaron a planificar el racionamiento de los suministros de este combustible y lanzaron también diversas medidas para ahorrar energía.
España
España, el último país en anunciar medidas de ahorro energético, lanzó el lunes pasado un plan para moderar el aire acondicionado y la calefacción en comercios, edificios culturales y estaciones de transporte.
"En estos inmuebles se deberá mantener la calefacción en invierno como máximo a 19 grados y en verano como mínimo a 27 grados centígrados", anunció la titular para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, tras un consejo de ministros.
Las medidas, ya implementadas desde mayo para dependencias públicas, comprenden que los monumentos y las vidrieras de negocios apaguen sus luces a las 22, mientras que se exigirá el cierre automático de puertas en espacios climatizados y se fomentará el teletrabajo para "ahorrar en desplazamientos y consumo térmico de los edificios".
Francia
Francia, por su lado, pretende reducir en los próximos dos años un 10 por ciento de la energía consumida respecto de 2019. Para ello, el presidente Emmanuel Macron instó a guiarse por la "lógica de la sobriedad": “Debemos prepararnos para un escenario en el que todos vivamos sin gas ruso".
Aunque la estrategia está aún en desarrollo, el Gobierno instó a familias y empresas a hacer "pequeños gestos" y desconectar aparatos energéticos mientras no se usen o a apagar la luz en piezas vacías.
En esta dirección, la ministra de Transición Energética, Agnès Pannier-Runacher, adelantó que buscarán prohibir a las tiendas que mantengan sus puertas abiertas mientras usan el aire acondicionado o la calefacción. También se van a prohibir los anuncios luminosos y las vidrieras en todas las ciudades entre la 1 y las 6 hs.
Alemania
Alemania todavía no presentó un gran plan oficial para ahorrar energía, aunque a finales de julio se impulsaron una serie de recomendaciones. Entre ellas, los edificios públicos y de oficinas dejarán de acondicionar la temperatura en salas donde la gente no pasa mucho tiempo con regularidad, como grandes vestíbulos y pasillos. El Gobierno también le recomendó a las grandes industrias planes de ahorro para los próximos dos años. También se puso fin a la ley que obligaba a los inquilinos a mantener una temperatura mínima en los pisos.
En este contexto, algunas ciudades ya adoptaron sus propias medidas, como reducir el alumbrado urbano o límites al termostato en edificios públicos. En Múnich, por ejemplo, se van a mantener cerrados los saunas y se va a cortar el agua caliente en edificios públicos.
Italia
Italia, por su lado, tampoco anunció un plan oficial. El Gobierno adelantó que no va a promover medidas "severas". Sin embargo, la dirigencia de Roma aseguraba que estaba preparando un plan de emergencia. Entre otras medidas, también se buscaba limitar el uso de aires acondicionados entre 19 y 27 grados. También se planificaba la reducción del alumbrado urbano y adelantar la hora de cierre de comercios.
En concreto, sí existe la propuesta de reducir un 7 por ciento el consumo de gas antes de marzo. Para eso, se va a impulsar la producción de las centrales de carbón. Sin embargo, frente a este panorama la Agencia Nacional para Nuevas Tecnologías, Energía y Desarrollo Económico Sostenible presentó un informe al Gobierno en julio que reclama mayor intervención para reducir la demanda. En todo caso, será un problema del Gobierno que surja de las elecciones en septiembre.
Polonia
En la misma línea se manifestó el gobierno polaco. Allí el primer ministro, Mateusz Morawiecki, anunció que el Gobierno destinaría "miles de millones adicionales" al programa de aire limpio que subvencionará las reformas para mejorar el aislamiento de las residencias privadas y la compra de sistemas de calefacción menos contaminantes.
Se debe tener en cuenta la particular influencia del faltante de energía en el país por la guerra en Ucrania: Rusia suministraba el 40 por ciento del gas que consumía Polonia.
Además, el problema se agrava por la escasez de carbón, que, según los analistas, este invierno podría estar entre una y dos millones de toneladas para satisfacer su demanda.
Grecia
El plan de Grecia consiste en apagar un 10 por ciento del alumbrado público durante la madrugada, limitar el aire acondicionado a 27 grados y apagar las computadoras de las oficinas cuando no se usen.
República Checa
Finalmente, el Gobierno de República Checa, que depende casi totalmente del gas ruso, ofreció asesoramiento gratuito para renovaciones que mejoren la eficiencia energética y consejos para el ahorro.
Además, impulsará el consumo de carbón en caso de emergencia mientras pone su mirada en el suministro de gas natural que pueda llegar de Países Bajos.