La derrota del partido conservador y de Theresa May en las elecciones del jueves 8 de junio en Gran Bretaña son la victoria de un hombre y de su línea política. Contiene una enseñanza: “la social democracia no necesita derechizarse para ganar elecciones”. A tal punto, que en una declaración, al día siguiente, Ken Loach, el director de “Yo Daniel Blake” la película ganadora de la Palma de Oro del Festival de Cannes en 2016, señalaba que “probablemente Corbyn hubiera arrasado si su propio partido no se lo hubiera impedido”. Para ilustrar el empobrecimiento creciente de los sectores populares en Inglaterra, tema de la película citada, The Guardian había revelado un estudio realizado por el ministerio británico de la salud que señalaba la existencia de 2000 puntos de distribución gratuita de alimentos y de bienes de primera necesidad para los más pobres por parte de las organizaciones caritativas privadas.
En la presentación de su programa en la Universidad de Bradford el 16 de mayo pasado, Corbyn había enunciado su orientación política señalando que el partido conservador de Theresa May y David Cameron “es el partido de la discriminación social que ha gobernado para los ricos, las elites y los intereses particulares en contra de las mayorías populares y del interés general del Reino Unido”.
La derrota de los conservadores es una victoria personal y política de Corbyn, pero también la expresión de una transformación programática del Partido Laborista, que el 8 de junio pasado pudo desligarse de las posiciones “social liberales” encarnadas por Tony Blair, el sepulturero del partido laborista, que había ironizado sobre el “dinosaurio Corbyn” antes del escrutinio.
En su discurso, Jeremy Corbyn había elaborado una nueva expresión política de un programa laborista “para la esperanza y para gobernar con las mayorías populares”. Este incluía renacionalizar los ferrocarriles, la distribución del agua, la distribución de la electricidad y el Correo (British Mail, privatizado en 2013). En su programa prometía el aumento de 15 por ciento del presupuesto de la salud, la enseñanza universitaria gratuita, el aumento del salario mínimo a 10 libras la hora, un incremento de 1000 millones de libras para la ayuda social durante el primer año de su mandato y, como un hecho novedoso, la renovación del arsenal nuclear de la Gran Bretaña.
Para financiar dichas medidas Jeremy Corbyn había decidido elevar al 45 por ciento del 40 por ciento actual la tasa marginal del impuesto al ingreso para aquellos superiores a 80.000 libras (1,6 millones de pesos por año) y al 50 por ciento (45 por ciento en la actualidad) para los que estén por encima de 123 mil libras(2,6 millones de pesos). Además había previsto llevar progresivamente el impuesto a las ganancias de las empresas de 19 al 26 por ciento, e introducir un impuesto particular a las empresas del cual serían exoneradas aquellas cuya monto de pago de salarios sea inferior a 330.000 libras.
Lo significativo del programa de Corbyn es su ruptura con el social liberalismo y su propuesta ligada al desarrollo del mercado interno así como la presentación de un programa económico abiertamente orientado hacia la justicia social por parte del partido laborista británico.
* Doctor en Ciencias Económicas de la Universidad de París. Autor de El peronismo de Perón a Kirchner, Ed. de L’Harmattan, París 2014. Editado en castellano por Ed. de la Universidad de Lanús, 2015.