Las compañías mineras integran el grupo de los ganadores del proyecto macrista. En febrero de 2016, el presidente Mauricio Macri anunció la  eliminación de las retenciones a las exportaciones mineras. El sorpresivo anuncio fue muy criticado por la oposición y también por algunos aliados. Por ejemplo, la diputada Elisa Carrió planteó que esa medida “significa la entrega de recursos públicos en favor de empresas con rentabilidad superlativa en los últimos años”. El radical Ricardo Alfonsín fue otro de los dirigentes oficialistas que manifestó reparos. La supresión de los derechos a las exportaciones mineras implicó una pérdida de recaudación, según datos de la Jefatura de Gabinete, de 3771 millones de pesos en 2016. 

El discurso oficial sostiene que esa medida era una condición necesaria para motorizar las inversiones. El decreto 349/2016 (que eliminó los derechos de exportación) planteó que “la incidencia negativa de los derechos de exportación sobre las operaciones mineras en marcha excede considerablemente los beneficios que se generan para el erario”. Sin embargo, el investigador del Centro de Estudios en Políticas de Estado y Sociedad, Roberto Adaro, sostiene en Claro como el agua que “nuestra historia  económica ha comprobado que reducir tributos no redunda en mayores inversiones y puestos de trabajo, sino en mayores ganancias en manos privadas; más aún tratándose de empresas trasnacionales”.

La Secretaria de Minería informó que 22 empresas mineras ingresaron a la Argentina en 2016. La mayoría son de capitales canadienses interesados en la explotación de litio. “Otro listado, también confeccionado por la  cartera que conduce Daniel Meilán, muestra que otras once empresas están buscando activos en el país”, agrega un artículo publicado en La Nación, titulado “Tras el cambio de modelo, se reactivó el boom de litio”.

¿El arribo de IED mineras es una buena o mala noticia? Como se sabe la estrategia de las multinacionales continúa siendo extraer (y exportar) los minerales en bruto. El economista Fernando Peirano plantea que “sin articulación entre recursos naturales, producción y conocimiento, no podemos festejar, ni creer que estamos avanzando por el camino del desarrollo”. 

Las importantes reservas de litio disponibles en la Argentina abren oportunidades en esa materia. El 80 por ciento del litio mundial está localizado en el triángulo conformado por el sur de Bolivia y el norte de Argentina y Chile. A su vez, los salares argentinos son de mayor calidad que los yacimientos chilenos y bolivianos.

Las aplicaciones tecnológicas del mineral (celdas satelitales, baterías recargables, automóviles híbridos, generación de energía nuclear) vienen multiplicando las inversiones en investigación y desarrollo de las naciones centrales. En esa línea, el diputado nacional Carlos Heller había presentado un proyecto de ley para crear una compañía pública (Yacimientos Estratégicos de Litio Sociedad del Estado) destinada a la ejecución de las políticas nacionales sobre el litio.

“La industrialización del litio es un ejemplo a escala del camino que tiene que transitar la Argentina para llegar al desarrollo. No sólo es importante disponer de ese recurso natural. Hay que sumarle conocimiento científico, experiencia industrial, capacidad de gestión operativa y estratégica, adecuar lo normativo institucional, generar mercado/demanda y cambiar escala a través de nuevas inversiones”, concluye Peirano. El ingreso de inversiones extranjeras para continuar con una política meramente extractiva marcha a contramano de ese camino.

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@diegorubinzal