“Un 73 por ciento de la deuda emitida desde que asumió Mauricio de Macri corresponde a deudas contraídas por gobiernos anteriores”, se afirma en un artículo publicado en La Nación. Se trata de 70.713 millones de dólares sobre 96.674 millones colocados entre fines de 2015 hasta mayo de 2017, según “datos oficiales” que no se encuentran publicadas oficialmente. Entre las cancelaciones se cuentan 27.585 millones de dólares de vencimientos de capital, 21.395 millones por intereses, 15.150 millones correspondieron a la cancelación de la deuda con buitres. Además suma “otros compromisos” por 6584 millones de dólares por deudas de programas Gas y Petróleo Plus, Plan Gas, Camessa, el CIADI, la armonización de cajas provinciales, dinero girado a la Dirección Nacional de Vialidad y deudas canceladas con Bolivia y Paraguay por energía. 

De acuerdo a la información publicada en La Nación, el monto utilizado efectivamente para “cancelar pasivos de gobiernos anteriores” fue de 27.585 millones de dólares correspondientes a vencimientos de capital, es decir, el 28 por ciento de la deuda emitida. Respecto a los 21.395 millones por intereses, no es una cuenta que cancela pasivos de gobiernos anteriores. Por el contrario, muestra que se dejó atrás la política de desendeudamiento para pasar no sólo de refinanciar el capital, sino también de cubrir los intereses con emisión de nuevas deudas. Estos esquemas de tipo Ponzi donde tanto los vencimientos de capital como los intereses se cubren con nuevas deudas implica el crecimiento exponencial del endeudamiento dada la fórmula del interés compuesto.

Anotar los 15.150 millones de dólares pagados a buitres en la cuenta de las administraciones pasadas es discutible. En la reestructuración de 2005 se canjearon 62.318 millones de dólares en cesación de pagos por 35.261 millones y en la de 2010 se cambiaron 12.200 millones de dólares en cesación de pago por 5437 millones. La quita implícita en ambas reestructuraciones tomando en cuenta cupones PIB, tasas y plazos fue de entre 27 y 73 por ciento, según se tome la tasa Libo o la tasa de financiamiento argentino de esos años al valuar los canjes, como plantea Estanislao Malic en “Fuerte quita de capital”, publicada en Cash el 5 de mayo de 2013. 

En cambio, la negociación con los buitres implicó cancelar títulos en cesación de pago por unos 2500 millones de dólares, pagando 15.150 millones de dólares en efectivo. Es decir, hubo un incremento del 500 por ciento en el valor de esos títulos. La decisión política de Macri de aceptar pagar esa suma no debe ser endilgada a gestiones anteriores. Por lo tanto, la deuda emitida para pagarla debe entenderse como una nueva deuda emitida por la actual gestión para reabrir los mercados de deuda bloqueados por el juez Griesa.

Por último, los “otros compromisos” por 6584 millones de dólares es creer o reventar, ya que no se brinda información suficiente como para saber hasta donde son compromisos heredados, nuevas erogaciones o una mezcla de ambas.

@AndresAsiain