De pasarse los últimos años a préstamo y ver la mayoría de los partidos desde el banco a ser titular indiscutido. Vaya refutador de opiniones adversas resultó ser Nahuel Barrios, el Perrito. El mediocampista de 24 años y 1,56 metro supo convertirse en una pieza clave del San Lorenzo de Rubén Darío Insúa en esta Liga Profesional, siendo toda una apuesta del DT que optó por él cuando todo indicaba que su ciclo en Boedo estaba a punto de llegar a su fin.
La campaña del Ciclón está lejos de ganarse el sufijo "ón" pero viene siendo más que aceptable teniendo en cuenta los flojos torneos previos y el caos institucional del club, esos que movieron el foco de los hinchas hacia la tabla de los promedios. Con apenas una derrota en las primeras 12 fechas -el equipo que menos perdió junto a Atlético Tucumán- pero con la exagerada cifra de ocho empates, San Lorenzo encontró cierta estabilidad y hasta se anima a soñar con meterse en la próxima Sudamericana -a seis puntos de Huracán, el último en clasificarse, en la tabla anual-. Y parte de la levantada del Ciclón está sustentada en rendimientos como los del goleador Adam Bareiro, el volante Jalil Elías, el lateral Agustín Giay y, por supuesto, el Perrito.
Barrios tuvo un debut épico en Primera hace ya más de cinco años: ingresó a los 40 minutos del segundo tiempo en un partido de Copa Libertadores frente a la Universidad Católica de Chile y le dio la victoria agónica a su equipo con un gol de cabeza.
A partir de allí sumó algunos encuentros, la mayoría con escasos minutos en cancha, hasta que en 2020 fue cedido a Defensa y Justicia por seis meses y, a poco de su regreso, fue prestado por un año a Central Córdoba de Santiago del Estero.
Volvió a mediados de 2021, pero recién con la llegada de Insúa supo hallar su lugar en el plantel: no fue fácil porque era una de los jugadores a transferir, ya sea mediante una venta o préstamo, en el último mercado de pases.
Sin embargo, la escasez de recursos en un plantel con muchos juveniles y pocos refuerzos, junto a los buenos rendimientos del Perrito en las prácticas generaron que el Gallego de pelo largo apueste por él y ya en la primera fecha, en una decisión que ocasionó polémica, lo hizo entrar a falta de media hora por Agustín Martegani.
A partir de allí fue sumando minutos desde el banco hasta que en el sexto partido, ante Barracas, sorprendió como titular y, justificado por un nivel que lo transformó en lo mejor del equipo, no salió más.
Barrios acompañó el desempeño con dos goles (en los últimos cuatro partidos), un remate desde afuera del área ante Unión y un bombazo formidable para el empate agónico ante Talleres, y con un desgaste físico incansable para ayudar en la recuperación pese a posicionarse en el sector izquierdo del ataque.
Su contrato vence en diciembre y el secretario deportivo, Matías Caruzzo, ya inició las negociaciones para extenderle a quien se destaca como uno de los más experimentados del plantel a pesar de sus 24 años: en total lleva 84 encuentros con la camiseta azulgrana y convirtió siete goles.
El tiempo dirá si Barrios podrá sostener este buen nivel, pero su presente es una gran noticia para un Ciclón en transición ya que pasó de relegado a pieza clave gracias a un DT que le dio una chance que ya parecía una utopía (había sumado apenas 32 minutos en los 14 partidos de la Copa de la Liga del primer semestre), y hasta se hizo dueño de una ovación en el empate con Estudiantes en el Nuevo Gasómetro, cuando tuvo que salir con una contractura que los hinchas esperan no le haga perder el partido de este viernes, ante Patronato en Paraná.