“Cabe preguntarse: ¿qué hubiese sucedido si en el día de ayer se hubiesen dado a conocer fotografías en las cuales los miembros del Tribunal hubiesen aparecido jugando al fútbol con las personas que están siendo juzgadas en este proceso? Sin lugar a dudas, estaríamos en presencia no sólo de un escándalo nacional, sino también ante la inmediata promoción de una causa penal en contra del juez que habría desarrollado tal conducta y la promoción de su juicio político”.
El párrafo es parte del escrito de recusación contra el presidente del Tribunal, Rodrigo Giménez Uriburu y el fiscal Diego Luciani, presentado por los abogados de Cristina Fernández de Kirchner en el juicio por la obra pública de Santa Cruz y a raíz de las fotografías publicadas por Página/12.
Los abogados de CFK pidieron que éstos se aparten del juicio y que se declare "la nulidad de todos los actos procesales desarrollados por los nombrados magistrados". Ante el Tribunal Oral número 2, otros tres abogados defensores anticiparon que presentarán sus propias recusaciones, que incluirán también al otro fiscal, Sergio Mola, visitante de la Casa Rosada para hablar con Pablo Clusellas, quien junto al prófugo Fabián "Pepín" Rodríguez Simón armaron la llamada mesa judicial del macrismo. Durante la audiencia de este lunes, Luciani pidió contestar la recusación, pero los jueces señalaron que habrá un debate sobre los cuestionamientos, una vez que todos se presenten. Lo más probable es que sea este martes.
Más fotos del equipo judicial de Macri
En paralelo, en las últimas horas volvieron a aparecer más fotos, en especial la que exhibe abrazados, con la camiseta de Liverpool, al integrante de la Cámara Federal, Mariano Llorens —con indumentaria de arquero— y el fiscal Diego Luciani. Efectivamente Llorens acompaña a Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi, puestos a dedo por Mauricio Macri, a atajar todo lo que sean acusaciones contra el expresidente: Llorens y Bertuzzi dijeron, por ejemplo, que el espionaje ilegal durante el gobierno de Macri, fue obra de cuentapropistas.
El texto de Carlos Alberto Beraldi y Rubén Llernovoy recuerda el enorme escándalo judicial, mediático y político cuando se difundió una noticia falsa: que el juez Sebastián Casanello habría visitado la Quinta de Olivos para verse con CFK. Se promovió denuncia penal y se pidió juicio político al magistrado, todo reflejado en la tapa de los diarios.
Finalmente se descubrió que la base fueron dos testigos falsos contactados por abogados ligados a la Agencia Federal de Inteligencia macrista. Ambos testigos ya fueron condenados. O sea, causa judicial y juicio político en un caso que resultó falso. Del otro lado, nada de nada cuando los visitantes al poder son Mariano Borinksy, Gustavo Hornos —jueces de Casación—, Mariano Llorens —juez de la Cámara Federal— o un partido de fútbol de Giménez Uriburu y Luciani, participantes del juicio de Vialidad, en la quinta de Macri.
Fiscal y juez con la misma camiseta
Beraldi y Llernovoy plantean en su escrito: “Impulsar una causa como fiscal para que la resuelva un Juez amigo, no es un comportamiento inocuo desde el punto de vista legal, máxime cuando se trata de un representante del Ministerio Público que tanto hincapié hace sobre la necesidad de resguardar la transparencia en el ejercicio de la cosa pública”. En este caso las fotos son categóricas, Luciani y el presidente del Tribunal, Giménez Uriburu, comparten —o compartieron el equipo— de veteranos y aparecen jugando tanto en un campeonato de San Isidro, Atalaya, como en Los Abrojos, la quinta de Mauricio Macri.
Todo el texto pone el acento en que no existe ni independencia ni imparcialidad en el proceso de Vialidad. Pero el planteo va más allá de este mismo juicio. Se vuelven a preguntar los defensores. “¿No pensaron siquiera que jugar partidos de fútbol en la quinta de Macri representa una conducta que no es compatible con los deberes de imparcialidad y objetividad que deben observar los miembros del servicio de administración de justicia?”. “Esta relación personal, que se mantuvo en todo momento bajo reserva, debió haber sido comunicada a las defensas. La grave omisión en que incurrió el juez Gimenez Uriburu contó con el aval explícito del fiscal Luciani.
La Copa Macri
Todo indica que el fiscal argumenta que es verdad, que juega al fútbol de chico, y que entre muchos otros torneos, pasó por Los Abrojos, la quinta de Macri. Pero que no conoció al expresidente. En sí mismo, el argumento es de extrema debilidad: es público y notorio que Los Abrojos es casi la casa de Macri, juegan muy pocos equipos (nueve) y todo es por invitación, no de él mismo, sino de su staff de confianza. Nadie denomina al campeonato Nuevo Torneo Los Abrojos sino “el campeonato de Macri”.
La recusación, con base en las fotos publicadas por Página/12, no sólo fue planteada por la defensa de CFK, sino también por Maximiliano Rusconi y Gabriel Palmeiro, defensores de Julio de Vido y por Federico Paruolo, abogado de Nelson Periotti, quien fuera titular de Vialidad Nacional. Todos ellos pidieron el apartamiento también de Sergio Mola por falta de objetividad -el deber de los fiscales- dado su ingreso a la Casa Rosada a encontrarse en forma reservada con los protagonistas de la mesa judicial, como por sus vínculos con Patricia Bullrich y otras figuras del PRO.
Qué dice la jurisprudencia
Hay abundantes antecedentes tanto en la jurisprudencia argentina, como textos de la ONU y otras bases internacionales que dejan en claro que los integrantes del servicio de justicia no deben tener encuentros con políticos, ni públicos ni privados, salvo los que sean protocolares. Y esto está resaltado por Beraldi y Llernovoy: “Es de público conocimiento que el gobierno de Mauricio Macri, cuanto menos, seguía con particular atención y evidente interés político el trámite de todas las causas promovidas en contra de Cristina Fernández de Kirchner. Y ahora, luego de cuatro años de que la causa quedara radicada ante este Tribunal —a través de un sorteo cuya nulidad fuera planteada por esta defensa, por su falta de transparencia— se conoce que el fiscal que impulsa la acción penal y uno de los jueces que deben dictar sentencia también jugaban partidos de fútbol, juntos, nada menos que en la quinta del propio Macri”.
En referencia a los otros políticos del PRO que jugaban en el equipo —Robi Martínez, cuñado de Horacio Rodríguez Larreta, Jaime Méndez, intendente de San Miguel, Luis Lobo, exsecretario de Deportes de CABA—, los defensores se preguntan “¿es lógico que el juez y el fiscal se fotografíen con dirigentes políticos cuando tienen que participar en procesos judiciales?”
Graciana Peñafort, abogada y directora general de Asuntos Jurídicos del Senado, sintentizó todo en una frase: “¿Ustedes admitirían que los juzgaran un fiscal y un juez que juegan al fútbol con quienes dicen ser enemigos de ustedes? Y la respuesta es obvia, tanto como es obvio que en este caso corresponde hacer lugar a la recusación”.
Cómo sigue la recusación
Toda la cuestión será tratada por los dos jueces cuya recusación no está planteada: Jorge Gorini y Andrés Basso. Ellos deberán resolver si corresponde o no apartar al titular del Tribunal Oral número 2, Giménez Uriburu. Y luego, el tribunal integrado en su totalidad, tiene que decidir sobre Luciani.
Ningún final justo puede esperarse, porque así lo indica el ADN de Comodoro Py. Las increíbles historias procesales exhiben —como las fotos publicadas por este diario— el contubernio que es el detrás de la escena de la persecución política. Cualquier decisión que tome el Tribunal puede ser apelada a la Cámara de Casación en la que interviene la Sala IV. Allí están Gustavo Hornos y Mariano Borinsky, éste concurrente a Olivos a jugar al tenis y al paddle con Macri; y Hornos visitante también de Olivos y la Casa Rosada. Como es obvio, las defensas recusaron a ambos, pero la Corte Suprema convalidó su intervención, nada menos que con tres años de atraso.
Se ocuparon de no dejar ninguna puerta abierta. Todo queda en la familia judicial-política-mediática alineada con el macrismo.