La ciudad de Nagasaki, al sur de Japón, conmemoró este martes el 77 aniversario del devastador ataque nuclear que arrasó la ciudad, en un contexto de preocupación por la guerra de Ucrania y la pérdida de impulso para un desarme nuclear global.
Durante el evento, el primer ministro de Japón, Fumio Kishida, lamentó la falta de avances del movimiento hacia la desnuclearización y pidió que la tragedia vivida en esta ciudad japonesa tras el ataque atómico de 1945 "no se repita nunca".
"El impulso para un desarme nuclear está sufriendo, por lo que Japón trabajará con decisión por un mundo sin armas atómicas. No importa lo difícil que sea", dijo el mandatario nipón durante el acto.
La ceremonia se celebró frente a la Estatua de la Paz, situada cerca del hipocentro de la explosión, y comenzó con cánticos, así como la ofrenda de flores y agua en memoria de las víctimas, que se realiza en recuerdo a las personas que sufrieron quemaduras internas y externas durante la explosión y que pedían desesperadamente agua al resto de supervivientes para calmar su sed.
También se llevó a cabo un minuto de silencio a la hora exacta a la que explotó la bomba, las 11:02, en un acto en el que participaron "hibakusha" --supervivientes de la bomba atómica--, que tienen ahora al menos 77 años y sobrevivieron a los estragos de la guerra y las consecuencias de la radiación
El primer ministro nipón también hizo énfasis en la importancia del Tratado sobre la No Proliferación (TNP), que entró en vigor en 1970, en plena Guerra Fría, y prohíbe la posesión de armas nucleares a cualquier país que no forme parte del grupo de potencias formado por Estados Unidos, Reino Unido, China, Francia y Rusia (entonces la Unión Soviética).
"Durante la conferencia de revisión de este tratado, abogué por su fortalecimiento. Incluso ahora, en un momento difícil de seguridad, debemos asegurarnos de que no se usen armas nucleares y que Nagasaki sea la última ciudad en ser bombardeada con una bomba atómica", dijo Kishida.
Preocupación por Ucrania
Por su parte, el alcalde de Nagasaki, Tomihisa Taue, también aprovechó la cita para expresar su preocupación por la invasión rusa de Ucrania y el peligro de que esto desencadene un nuevo ataque nuclear.
"Esta situación le ha mostrado al mundo que el uso de armas nucleares no es un miedo infundado, sino una crisis tangible y presente. Nos ha hecho enfrentar la realidad de que, mientras haya armas nucleares, la humanidad está en riesgo", afirmó Taue.
El alcalde también pidió al gobierno japonés que ratifique el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, que entró en vigor en 2021, y que obligaría al país asiático a abandonar la protección nuclear brindada por parte de Estados Unidos.
Este tratado contiene prohibiciones en el desarrollo, producción, posesión, uso o amenaza de uso de las armas nucleares, además de disposiciones para la asistencia de víctimas y remedio ambiental, y busca mandar un mensaje más claro y contundente que el TNP, del que Japón sí forma parte.
"El ataque indiscriminado en Ucrania me recordó a lo que vivimos en Nagasaki y que causó daño y sufrimiento a tantas personas. Esta situación despertó de nuevo mi miedo de que pueda asar algo similar", dijo el superviviente Miyata Takashi, de 82 años y que sufre un cáncer desde los últimos 10.
Para muchos "hibakusha", la situación en Ucrania ha despertado un nuevo temor sobre una escalada nuclear y vienen mostrando su simpatía con la causa y la situación de los ucranianos desplazados por la guerra.
El 9 de agosto, la bomba "Fat Man" fue arrojada sobre Nagasaki y explotó a las 11:02 a unos 470 metros de altura, con una detonación equivalente a 21 kilotones de TNT, dejando más del 40 % de la ciudad destruida.
Nagasaki ha sido durante siglos uno de los puertos más importantes del sur de Japón y tuvo gran importancia durante la II Guerra Mundial por su actividad comercial, que incluyó producción naviera, de artillería y otro equipamiento militar.
Se calcula que unas 40.000 personas murieron en el momento del bombardeo atómico y la cifra se elevaría a más de 70.000 en los meses siguientes. Incluyendo el bombardeo de Hiroshima el 6 de agosto, unas 400.000 personas perdieron la vida en ambas ciudades hasta la actualidad.