El fiscal Leonel Gómez Barbella, que investiga el asesinato de Lucas González a manos de agentes de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, apeló la decisión de la jueza Paula Verónica González, que la semana pasada dictó la falta de mérito y liberó a la última agente que había sido detenida por el encubrimiento del crimen y por la detención ilegal y torturas de los amigos de Lucas. Se trata de Teresa Scorza, identificada en rueda de reconocimiento fotográfico por uno de los sobrevivientes, quien la señaló como una de las agentes que los trató de "chorros" y les preguntó "dónde tenían la droga" mientras estaban detenidos en la esquina de Alvarado y Perdriel, donde la Justicia sostiene que se planeó y ejecutó el encubrimiento.
En su resolución de la semana pasada, la jueza González, titular del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N°7, había argumentado que el reconocimiento fotográfico en el que uno de los chicos identificó a Scorza, integrante de la División Sumarios y Brigadas de la Comuna N°4, "conforma solo una diligencia investigativa, de inteligencia, bastante preliminar". Así, decidió rechazar el pedido de procesamiento presentado por Gómez Barbella, dictó la falta de mérito y ordenó liberar a la acusada, al agregar que el reconocimiento "no fue tan categórico" y que, además del chico, "ningún otro testigo reconoció a la imputada". Ante esto, el fiscal presentó su recurso de apelación para pedir que se revoque la decisión de la jueza y se ordene finalmente el procesamiento de Scorza.
Según Gómez Barbella, el amigo de Lucas que identificó a Scorza "fue determinante en reconocer a la mentada". "No se advierte por qué motivo el damnificado atribuiría de modo falaz a Scorza el sufrimiento psíquico y la privación ilegal de la libertad de la que participó y, además, introduciría detalles de haberle sujetado su dedo para poder activar el celular", agregó el fiscal en su escrito. Es que, además de señalar a la principal Scorza como una de las mujeres que los insultó mientras estaban detenidos, esposados y boca abajo contra la vereda, el chico indicó que fue ella quien le "agarró el dedo para desbloquear el teléfono" mientras estaba con los brazos esposados y le "revisó el celular en busca de los datos de Niven", el único de los amigos de Lucas que logró escapar del lugar.
En su declaración indagatoria, Scorza negó esas acusaciones, aunque reconoció haber estado en el lugar y haber sido una de las primeras en llegar a Alvarado y Perdriel, minutos después de la balacera efectuada por la brigada de Gabriel Isassi, Fabián López y José Nieva. Sin embargo, dijo que solo estuvo junto a los chicos esposados "un minuto y medio" y que nunca entabló comunicación con ellos. A su vez, aseguró que el subcomisario Roberto Inca, su superior en la brigada y uno de los detenidos y procesados por el encubrimiento, le ordenó "que hiciera el recorrido de la periferia para ver si se había descartado algún elemento", algo que el mismo Inca también señaló en su indagatoria, al afirmar que ordenó hacer "el camino inverso" a integrantes de la brigada.
En su apelación, Gómez Barbella citó una de las pruebas clave de la causa, que precisamente involucra a Inca: la llamada de Rodolfo Ozan, responsable de la Comisaría 4A de Parque Patricios, a Fabián du Santos, comisario de la vecinal 4D, en la que el primero asegura haberle ordenado a Inca "que vaya y busquen lo que tengan que buscar para justificar esto" y en la que pide "emprolijar esta cagada". En esa charla, Ozan agrega que le ordenó a Inca "que mande gente de brigada al recorrido a ver si realmente descartaron". "Esa 'gente' a la que se hace referencia en el diálogo, fue personal del que formó parte la imputada Scorza cuando fue a hacer el 'camino inverso', según Roberto Inca", argumentó el fiscal. Después de difundir la versión del "enfrentamiento", los policías plantaron una réplica de arma de fuego en el auto de los chicos.
Además de denegar el procesamiento de Scorza, González también rechazó otros dos pedidos de detención que había realizado el fiscal: el de las oficiales Melina Miño y Bárbara Ojeda. En la indagatoria, al desligarse de su responsabilidad, la propia Scorza señaló con nombre y apellido a Miño y Ojeda como las "dos compañeras mías que estaban inclinadas" sobre los chicos esposados de cara al piso, por lo que Gómez Barbella solicitó sus detenciones para tomarles declaración indagatoria. Sin embargo, la jueza lo denegó al señalar que existe una "superposición de imputaciones" entre Scorza y Ojeda "si entendemos que Scorza fue la oficial de pelo castaño que produjera sufrimientos psíquicos". En este sentido, sostuvo que el fiscal "solicitó la indagatoria de dos efectivos por las mismas conductas".
En su apelación, Gómez Barbella manifestó en cambio que la imputación de Ojeda y Miño "no contradice lo postulado" en relación a Scorza "ni impide su participación aunque las referidas policías también hayan intervenido". El fiscal agregó que "los jóvenes no estuvieron solo un instante detenidos en el lugar" y recordó que el operativo "demoró horas, lo que provocó que se le acercaran varios agentes, por lo cual la presencia de una no descarta la de la restante en los comienzos del operativo fraguado". Scorza también reconoció en su indagatoria que tras llegar al lugar estuvo en contacto con Isassi, López y Nieva.