El joven Gabriel Alexander Pintos, que había denunciado torturas en la comisaría de la localidad misionera de Campo Grande, falleció luego de 44 días en el Hospital Samic de la ciudad de Oberá. Su madre, Nélida Ferreira, contó conmocionada que su hijo se estaba recuperando y que, de un momento a otro, falleció. "Le dijeron a su novia que hizo paro y que ya estaba muerto", dijo a Branca de Vuelta.
El 22 de junio, Gabriel Alexander Pintos, de 17 años, ingresó a la comisaría de Campo Grande por una contravención. Tres días después, la dependencia informó que el joven intentó suicidarse en la celda. Según publicó el medio El Territorio, Ferrreira radicó una denuncia por torturas al joven ante la Fiscalía de Instrucción Dos.
Ferreira contó que, tras 44 días de internación, su hijo se encontraba bien. "No estaba con óxigeno y respiraba por sí solo", dijo a AM750. Sin embargo, en su ausencia, una enfermera le suministró medicación sin explicar el motivo: "Pasaron unos minutos y entraron enfermeros, doctores con bandejas y echaron a su novia de la habitación porque iban a ponerle un suero, pero ella dijo que no vio nada", relató.
Y agregó: "Ella empezó a escuchar gritos de Gabriel, gemidos. A los pocos minutos, salieron y le dijeron que hizo un paro y que se murió". A raíz de esto, Ferreira explicó que pidió la autopsia de su hijo y que fue realizada este lunes.
Según la madre, la hipótesis del suicidio es incorrecta puesto que la internación de Gabriel se debía a que padecía una infección pulmonar y tenía dificultad para oxigenar la sangre.
Uno de los policías apuntados es el comisario Marcelo Chismiski, jefe de la Unidad Regional XI de Policía de Aristóbulo del Valle, que recientemente compartió en su estado de Whatsapp una imagen que reivindica a Jorge Rafael Videla.
Chismiski también era el jefe de la comisaría de Villa Bonita -localidad de Oberá- cuando asesinaron a Hugo Miguel Wasyluk y por el que fueron condenados cinco policias de su dependencia.