“Una casa que fue hogar, que hoy es museo. Una casa que hoy es cuerpo y archivo. ¿Dónde se sostiene (contiene) la memoria de una casa?” se preguntan Andrea Beltramo, Belén Arenas Arce y María Eugenia Cordero, las curadoras de la exposición “Un museo para Evita. El sueño fue posible”. Su objeto de estudio fue no solo cada rincón de la casa museo sino también las personas que trabajaron para lograr algo que creían imposible y las distintas gestiones colaborativas que tuvo hasta llegar a su actualidad.
Hace 20 años familiares, amigxs y compañerxs tuvieron un sueño: contarle al mundo la historia de Eva Duarte de Perón. Así nació el Museo Evita, un espacio de puertas abiertas a quienes se encuentren interesados en conocer los aspectos más íntimos de la vida la abanderada de lxs humildxs.
La muestra es producto de un intenso y maratónico trabajo curatorial que duró tres meses “Primero hicimos una lectura de materiales gráficos, audiovisuales, sonoros, libros de visita, textos y documentos con el objetivo de reconocer gestos que nos permitieran reconocer el pulso ininterrumpido de una institución que celebraba haber conseguido, especialmente, cumplir un sueño y luego, trabajar con objetivos muy precisos sobre una realidad histórica muy compleja, absolutamente vigente, como es Evita. Por su dimensión transformadora, y su dimensión emotiva”, señala Beltramo.
El Museo fue la sede del Hogar de Tránsito Nº 2 de la Fundación Eva Perón, declarado Monumento Histórico Nacional. El lujoso edificio de dos pisos que ostenta una hermosa torre pertenecía a elite porteña, la familia Carabassa y en 1948, fue adquirido por el Estado para la Fundación de Ayuda Social María Eva Duarte de Perón. El espacio fue restaurado y destinado principalmente a alojar a mujeres solteras que llegaban a la Ciudad desde distintas provincias, en su mayoría con hijxs, donde encontraron asistencia, techo, comida y calidez humana.
El 18 de julio de 1948, Evita inauguró el Hogar con estas palabras, “El Hogar de Tránsito ampara al necesitado y al que momentáneamente no tiene hogar... todo el tiempo que sea necesario hasta que la ayuda social le encuentre trabajo y vivienda.” El 26 de julio de 2002, exactamente cincuenta años después de la muerte de Evita, su sobrina nieta, Cristina Álvarez Rodríguez, inauguró el Museo Evita en Buenos Aires.
El sueño fue posible
El proceso de selección del material para la muestra partió de una barrido histórico de todo el archivo del museo y la memoria que posee el propio espacio físico: “Nos dimos cuenta que el museo contiene una historia emotiva que atesoran quienes hablan del proyecto. Uno de los desafíos fue traer esa memoria, los recuerdos de un sueño imposible, las dificultades y las celebraciones que han habitado esta casa durante estos 20 años”, explica Arce. En esa sintonía realizaron entrevistas personales a quiénes acompañaron desde los primeros pasos la idea de abrir un museo dedicado a la figura de Evita, en este sentido Beltramo destaca: “Nos encontramos, ante todo, con las emociones de un grupo de personas para las que el Museo no es sólo una institución sino una decisión de vida.”
La dirección del Museo también participó de la organización de traer a la memoria viva todo el material histórico que guarda y atesoran desde hace 20 años. “Hicimos varios recorridos por las salas, escaleras, los espacios de oficinas, la azotea, leímos los planos antiguos, luego los más actuales con las reformas, observamos y registramos. Escribimos, imaginamos, conversamos, buscamos la forma de hacer visible la relación del tiempo y el territorio a partir de un cuerpo, la casa, contenedora de un archivo intangible imposible de simplificar en un documento. Así es que la muestra tiene, por ejemplo, una obra sonora de Marcelo Javier Moreno, que surge de registrar cómo cruje la madera de la casa, la sonoridad del antiguo ascensor, los pasos de la gente en las salas de exposiciones, la reverberación del sonido de las voces desde diferentes distancias, el sonido de las puertas y ciertos silencios que son fugaces y muy luminosos. Así que, el proceso fue también una forma nuestra de habitar la casa y estar al acecho de capturar otras formas del archivo. Incluso provocarlas, con cierto desatino, por qué no decirlo”, cuenta Beltramo.
Quienes visiten la muestra se van a encontrar con “una lectura sensible de la historia de un museo que ha sido muy particular en su motor. La historia de una casa que ha contenido utopías y “sueños locos”. El proyecto de Evita en el pasado hoy convive con el deseo de escribir su historia en un constante diálogo con el presente”, señala Arce. Además de la muestra, quienes asistan se encontrarán con una variada propuesta de exhibiciones y contenidos artísticos originales. El museo cuenta con doce salas en las que se muestran las distintas etapas de Evita con una colección única.
La muestra “Un museo para Evita. El sueño fue posible” se podrá visitar hasta noviembre de martes a domingo de 11 a 19 en Lafinur 2988 (Ciudad Autónoma de Buenos Aires)