El tango es el horizonte y Ezequiel Diz lo busca entre elementos que coinciden en la música clásica; son, en verdad, dos instancias que hacen a una sola propuesta, y que el compositor rosarino denomina “tango de cámara”. Su expresión más notable y reciente es el disco Tangabile (Epsa Music); y se presenta hoy a las 21 en el teatro El Círculo (Laprida 1223). El más reciente trabajo de Diz se articula en la tarea del cuarteto de cuerdas Numen –integrado por Hernán Testa y Carolina Lorenzo en violines, Gustavo Raspo en viola, y Eugenia Menta en violonchelo– con la participación especial del fagotista Fabián Contreras y el bandoneón de Daniel Binelli, ni más ni menos; todos presentes en la noche de hoy.
“Soy un compositor que escribe música, cuya génesis comparte elementos tanto de la música clásica como del tango, en igualdad de condiciones. Es verdad que el mundo que mi música habita se relaciona con la música clásica, porque escribo para orquesta sinfónica, para grupos de cámara, y en este caso para cuarteto de cuerdas, una formación que no vas a encontrar en la milonga (risas), pero los elementos de la música del tango y de la música clásica están a la vez, conformando algo que es distinto y que yo defino como ‘tango de cámara’”, explica Ezequiel Diz a Rosario/12.
La trayectoria de Diz es meritoria y en varios sentidos. Por un lado, Tangabile está precedido por dos trabajos, Desde la Frontera y Fragor Urbano; por el otro, importantes orquestas y grupos de cámara lo incluyeron en sus repertorios, como Euskal Herriko Gazte Orkestra, Orquesta de Cámara Artentfaltung, Cuarteto de cuerdas Cottbusser, Orquesta Sinfónica Provincial de Rosario, Dúo Gurevich-Cortés, y Quinteto de Vientos Musagetes. También solistas y directores de relieve eligieron sus obras, como Alberto Lepage (viola), Alexander Panizza (piano), Nicolas Rauss (director), Alicia Belleville (piano), David del Pino Klinge (director), y Elias Gurevich (violín).
En el vínculo entre tango y música clásica, aclara, “somos varios los que estamos; de hecho, el tango siempre se nutrió de elementos de la música clásica: las primeras orquestas ya eran tremendamente académicas, se leía a primera vista, se escribía el arreglo, se ensayaba y se trabajaba el tempo y el ritmo, así como en la orquesta sinfónica. Lo que hizo Argentina con eso es de una identidad cultural insoslayable. Hoy somos un montón de autores y colegas que estamos ahí, que tocamos este pasado tan identitario y lo incorporamos a nuestro quehacer”.
-¿Cómo surgió Tangabile?
-Esto viene de hace muchos años. Con Numen, el cuarteto de cuerdas de Córdoba, nos conocemos desde hace más de diez años. Ellos vienen interpretando diversas obras mías, y en un momento hablamos de grabar un disco. Tangabile es como una suerte de mi obra integral para cuarteto de cuerdas, que también incluye a dos invitados, cada uno con una obra diferente.
-Las participaciones de Fabián Contreras y Daniel Binelli agregan momentos notables; a la par de una sonoridad, la del cuarteto de cuerdas, que logra autonomía; digo esto porque en el caso del bandoneón, siendo el instrumento que es, aparece –¡y cómo!– en la última composición.
-Se logró una coherencia en el discurso, y a través de instrumentos que pueden estar más o menos cercanos al tango. A “Fantasía tanguera N°10” la escribí especialmente para Binelli, para bandoneón y cuarteto de cuerdas, y te imaginarás lo que significa para mí que una figura de su dimensión se preste a interpretar mi música. Lo admiro no sólo por ser el compositor, instrumentista, arreglador e improvisador que es; también porque cuando yo conocí a la música de Piazzolla, fue con 11 o 12 años, cuando estaba el canal Solo Tango; una de las primeras cosas que vi allí fue su sexteto, del cual Binelli formó parte. Su figura me representa directamente a Piazzolla, es un ídolo para mí. En su momento lo invité, me dijo que contara con él, y ahora nos presentamos este jueves en lo que va a ser el estreno mundial de esta obra, porque a las otras el cuarteto ya las venía interpretando. ¡La cantidad de notas que le escribí a Daniel! Como ocho hojas de semicorcheas (risas). Es un músico extraordinario, y le interesa acompañar a las nuevas generaciones. Que venga a Rosario a tocar mi partitura es algo que todavía no puedo creer.
Está claro que entre las referencias que navegan la música de Diz destaca Piazzolla, pero también “Bach, Shostakóvich, Bartók; todos autores que me motivaron y están presentes. Mi música se conforma con identidades de pedacitos de otras músicas, y la figura de Piazzolla está presente. ¡Su estética es tan fuerte! Hay muchos elementos que inevitablemente remiten a él, y que si bien los tuvo su música son más del tango contemporáneo; pero fue él el máximo exponente. Todo esto está presente en mi música porque es lo que me ha fascinado, son los músicos que me han nutrido”.
Tangabile –cuyo arte de tapa incluye un óleo del artista plástico Enzo Ivkovich– está disponible en plataformas digitales pero también, grata noticia, en vinilo: “la edición física es independiente, y fue un esfuerzo de años de ahorro; todo está hecho, vale agregar, por trabajadores de la cultura”, concluye el músico.